sábado, 26 de septiembre de 2020

Estados de Gracia

Al menos en una de sus novelas, Gabriel García Márquez define "estado de gracia" como una situación en la que uno o dos de sus personajes carecen completamente de prendas de vestir. Me tomaré la libertad de aplicar la definición del Gabo para una situación levemente diferente, en este caso "estado de gracia" según Ramos, es una situación    en la cual no pocos personajes carecen por completo de cultura. Los ejemplos sobran en estos tiempos de fake-news, pero nos limitaremos a las artes y más específicamente a la música. Sin ir más lejos, esta mañana, escuchando la radio clásica de New York WQXR, fui impactado por la belleza electrizante del primer movimiento de la sinfonía 25 de Mozart, la misma pieza que se usa para la escena de apertura del film "Amadeus". Me quedé pensando que sería fantástico -como dice Serrat- poder transmitirle a media humanidad esta sensación de estar en contacto con el todo mientras escuchas a Mozart. Pero la realidad es que la mayor parte de la humanidad no necesita escuchar, ni entender a Mozart, ni a Beethoven, ni a Bach. El "estado de gracia" te protege de algunas duras realidades, es verdad, pero también vuelve invisible  y muda la belleza frente a los sentidos de los que se encuentran en semejante estado. Para muestra un botón:  mientras yo vivía en Italia, una de las hijas de la casa en la que me alojaba, le hizo una pregunta inconveniente a la madre: ¿por qué  él escucha música clásica y nosotros no? La madre, levemente abrumada, se limitó a responder a su hija -nosotros no tenemos tiempo.  





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