viernes, 29 de marzo de 2019

Las Canciones de mi Padre

Lo más terrible se aprende enseguida,
y lo hermoso nos cuesta la vida
SILVIO RODRÍGUEZ
Cuando mi padre trascendió, me di cuenta de que a pesar de que he considerado la música como un recurso indispensable para sobrevivir en un país como El Salvador, a pesar de todo no era capaz de enumerar más de dos  o tres canciones que para él tuvieron alguna importancia en su vida. De hecho, a mis sesenta y cuatro, el hábito de escuchar una hora de música clásica por las mañanas es tan necesario como el café matutino. Así las cosas, el fin de semana pasado, explorando el spotify,  encontré una versión de "Soy del pueblo"  de Carlos Puebla con Quilapayún.


Mi padre escuchaba el programa de Carlos Puebla y los Tradicionales en radio de onda corta desde los años sesenta, de manera que yo también escuché por primera vez "Soy del pueblo" y otras canciones sui generis influenciado por él. Con el tiempo, en 1972 le pude obsequiar  una radio japonesa marca Sharp, la cual tenía 4 bandas de onda corta, más las bandas de FM y AM. Allí escuchamos también por primera vez a Mercedes Sosa, Victor Jara y Silvio Rodríguez, quién en esa época tenía una voz aguda  no muy cultivada.


Para mi padre y la generación de luchadores sociales a la cual él perteneció, el único y verdadero cantor cubano era Carlos Puebla. Su oído musical era el de la nostalgia, y si bien algunas veces me contó la historia de Carlos Gardel, casi nunca lo pudimos escuchar, ya que en los años sesenta y setenta, tener un tocadiscos, radiola o tornamesa, era un verdadero lujo, y en San Isidro casi nadie se lo podía permitir. Por todo lo anterior, los que no teníamos discos ni tocadiscos, dependíamos de lo que se programaba en las estaciones de radio.


También entre sus añoranzas aparecía de vez en cuando Agustín Lara, a quien mencionaba como algo muy lejano. Probablemente, durante su estancia en la Ciudad de México entre 1939 y 1941, además de Lara, conoció las interpretaciones de Toña La Negra, los corridos de la revolución mejicana y las notas de "La Internacional".  De lo que estoy seguro es que la canción que le sacaba las lágrimas era "La golondrina", la cual ya conocía desde  antes de vivir en México, ya que era una canción que cantaba el abuelo Victor López.


La versión de "La golondrina" que pudimos escuchar juntos, era la  versión instrumental de Billy Vaughn, un disco que mi Tía María, nuestra entrañable Mamaría, compró hace más de cincuenta años en el almacen Kismet durante un viaje a San Salvador. Aquel disco le gustó tanto a mi papá, que Mamaría lo tuvo que volver a comprar. Yo también lo tuve que comprar en CD antes de la partida de mi padre, y se lo obsequié a Victor, hijo de María. 


Cuando ingresé en la Universidad, y al entrar en contacto con la música de los cantautores en lengua española, durante mis fines de semana en San Isidro mi padre también tuvo oportunidad de escuchar de pasada las canciones de cantatutores que yo reproducía en cassettes.  Por allí pasaron Serrat, Violeta Parra, Alberto Cortéz, Los Guaraguao, Quinteto Tiempo, Mercedez Sosa, Quilapayún y otros. En honor a la verdad, la mayoría de cantautores no lo impresionaban.


De aquel tiempo, la única canción que me consta que la causó un gran impacto fue "Si la muerte pisa mi huerto" de Serrat. A pesar de que mi padre no tenía oído para  música más allá de su universo nostálgico o ideológico, aquella canción, aquel texto de Serrat lo cautivó al grado que siempre que la escuchaba, no podía evitar comentarla: -¡Qué ocurrencias!- decía refiriéndose al texto  de Serrat.
.......
Quien será ese buen amigo 
que morirá conmigo aunque sea un tanto así
quién mentirá un padre nuestro
y a rey muerto rey puesto
pensará para sí.
quien cuidará mi perro,
quién pagará mi entierro
y una cruz de metal
cuál de todos mis amores
ha de comprar las flores para mi funeral
quién vaciará mis bolsillos
quién liquidará mis deudas 
a saber
quien rezará a mi memoría
Dios lo tenga en su gloria
y brindará a mi salud
........
quien se acostará en mi cama
se podrá mi pijama
y mantendrá a mi mujer
y me traerá un crisantemo
el primero de noviembre
a saber

Quisiera creer que mientras vivió en México también conoció "La Carabina 30-30", "Jesusita en Chihuahua", "La Adelita" y otras tantas canciones de la revolución. También quisiera crer que alguna vez escuchamos juntos "Mi árbol y Yo" de Alberto Cortez. Quisiera creer esas y otras cosas, pero sobre todo quisiera poder completar las conversaciones inconclusas. Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida.


Lista Spotify "Las Canciones de mi Padre"

viernes, 22 de marzo de 2019

Poesía Necesaria




LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
Gabriel Celaya - Paco Ibañez
Cuando ya nada se espera
personalmente exaltante
mas se palpita y se sigue
más acá de la consciencia.
fieramente existiendo
ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea
las tinieblas,
que golpea las tinieblas.
Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos
claros de la muerte,
se dicen las verdades, las bárbaras,
terribles, amorosas crueldades,
amorosas crueldades.
Poesía para el pobre,
poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos
trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos
dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes
porque apenas sí nos dejan
decir que somos quien somos.
Nuestros cantares no pueden ser
sin pecado un adorno;
estamos tocando el fondo,
estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía
concebida como un lujo
cultural por


lunes, 4 de marzo de 2019

2005