jueves, 15 de octubre de 2020

15 de octubre

 






viernes, 9 de octubre de 2020

JOHN LENNON DIXIT


lunes, 5 de octubre de 2020

EL GUASÓN

When I was small and christmas trees were tall
we used to love while others used to play
don´t ask me why, but time has passed us by
some one else moved in from far away
now we are tall and christmas trees are small ..... 
FIRST OF MAY, canción de los Hermanos Gibb
 
"Cuando yo era pequeño, los árboles de navidad eran enormes" -dice la canción de los Bee Gees- y la nieve artificial que  más que nieve parecía crema de afeitar, siempre me gustó más que la nieve verdadera. Cuando yo era pequeño, los malos  eran malos y los buenos eran buenos. Además,  al menos en los paquines, El Guasón era uno de los Malos y Batman era uno de los Buenos. Un bueno levemente retorcido, pero peor es nada.  De todas maneras la realidad es más una escala de grises que un contraste duro entre blanco y negro. La mayoría de los que leíamos a  los super-héroes estábamos bastante claros acerca de con quien nos identificábamos. Era impensable para alguno de mis amigos o conocidos de infancia, aceptar representar a alguno de estos villanos en algún juego. Villano ni en broma, como diría  Sabina. De todas maneras hay que decir que no existe garantía absoluta de que siempre será posible  identificar las cosas por su nombre.

Los tiempos han cambiado y al menos a raíz de las últimas películas relacionadas  a Batman y sus villanos asociados, uno podría llegar a la  triste conclusión de que el Guasón tiene mejor prensa que cualquier super-héroe. No estoy seguro si estos niveles de  popularidad le bastarían para postularse como alcalde de Ciudad Gótica en un Comic, pero ciertamente son más que suficientes para postularse para ocupar altas posiciones en el mundo real. Todo es posible. Sin embargo, parece que en el mundo de los Comics todavía existen más restricciones morales que en el mundo real. La realidad supera ampliamente a la ficción en este punto. Personajes iguales o peores que el Guasón, ciertamente existen en el mundo real y hacen lo que les da la gana. Lo que no existe en el mundo real son personajes equivalentes al super-héroe ideal.  Como dice la canción de los Bee Gees: "ahora que somos grandes y los árboles de navidad son pequeños",  ya no sabemos  donde está el bien,  ni donde está el mal.  

sábado, 3 de octubre de 2020

Todos los Nombres

Pablo Diego José Francisco de Paula 
Juan Nepomuceno María de los Remedios
Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso
NOMBRE COMPLETO DE PICASO

De acuerdo a lo que contaba Quino durante las entrevistas, él no supo su verdadero nombre hasta el día en que su madre lo llevó a la Escuela por vez primera y a la hora de matricularlo, ella pronunció su nombre completo: Joaquín Salvador Lavado  Tejón.  Desde que él tenía memoria su nombre era Quino, igual que su tío Quino. Pero el mundo y los papeles que necesitas para no ser clasificado como indocumentado son una complicación. En el pasado no tan reciente, las cosas no solían ser así. Tus padres te daban un nombre, por ejemplo Francisco y si habías nacido en Asisi, entonces eras conocido como Francisco de Asisi (Asís en español). O si tus padres te habían bautizado como Leonardo y habías nacido en Vinci, entonces el mundo te conocía como Leonardo de Vinci. En algunas culturas, los que pretendían demostrar algo equivalente a la pureza racial, al menos genealógicamente, usaban todos los apellidos que podían documentar con tal de demostrar que no había indicios de sangre mora, ni judía en su linaje.  Por las dudas, tampoco se bañaban tan frecuentemente, ya que existía la creencia de que los moros se bañaban frecuentemente. El nombre completo de Picaso es un ejemplo clásico de que a pesar de que la inquisición ya no existía en tiempos de su nacimiento,  la cultura genealógica continuaba.  Otro ejemplo más reciente se ilustra en la película española "Ocho Apellidos Vascos". El padre vasco de la novia exige como requisito al pretendiente gallego de la historia que compruebe su linaje con nada menos que ocho apellidos vascos, lo cual es imposible sin fraude. Como dice Jorge Drexler: "No hay pueblo que no se haya creído el pueblo elegido". Hay que decir que nosotros también sacamos terminación en esto de usar tantos nombres. Al visitar o vivir, en EE.UU, Europa, o incluso en la España actual, uno puede constatar que en la mayoría de casos se usa solo un nombre y un apellido.  

En el nuevo mundo, especialmente los que somos descendientes de los habitantes originarios de estas tierras, no tenemos garantías de que el apellido signifique algo equivalente a linaje, ya que la cultura original (incluyendo la cultura genealógica)  fue aniquilada. No sabemos el origen del apellido. Con contadas excepciones, al menos en El Salvador, el equivalente a los nombres de pila de las culturas nativas  prácticamente ha desaparecido. En otros países del continente, en donde la población y la cultura originaria han  sobrevivido mejor, la situación es menos dramática. Para efectos prácticos, en no pocos casos, el apellido a lo mejor no significa mayor cosa. Dos ejemplos ilustran una forma de respuesta interesante asumida por personajes protagónicos durante la lucha por los derechos civiles en EE.UU.  En primer lugar, el caso de Malcolm X, quien cambió su apellido a X, para no tener que usar el nombre de familia de los que habían esclavizado a sus ancestros. Un ejemplo más conocido es el deMohamed Ali, quien adoptó ese nombre en lugar de Cassius Clay. En ambos casos fue una protesta legítima en contra de un poder que los privaba incluso del derecho de conocer sus raíces.

En mi caso, he logrado trazar la rama paterna de mi árbol genealógico hasta 1845, año en el que asumo que nació mi bisabuelo Juan José López. Al menos es lo que consta en su acta de matrimonio. Antes de 1845 no hay nada. En el lado materno, apenas he logrado llegar hasta la década de 1890. En fin, para los que somos descendientes de los habitantes originarios de este rincón del mundo, el apellido es solo una formalidad que estamos obligados a usar para no convertirnos en indocumentados o ilegales. En todo caso, aquí la discriminación siempre estuvo basada en la apariencia. En los momentos más dramáticos de esta discriminación, ser indígena era una condena a muerte. Eso fue lo que ocurrió durante el alzamiento indígena de 1932. Los indígenas de El Salvador sufrieron un Genocidio perpetrado por el régimen militar de la época comandado por un Innombrable. En las regiones del país, en donde los indígenas y su cultura estaban asentados, su identificación era inmediata y su destino también. Así como los supremacistas blancos en EE.UU. todavía ostentan la bandera confederada y otros remanentes del esclavismo,  en El Salvador el partido político  más Innombrable todavía inicia sus campañas electorales con un acto en la ciudad símbolo de este genocidio. 

En las escuelas más elitistas de El Salvador, cuando se enseña historia, en el mejor de los casos es una versión light, revisada para que los niños bien no se enteren ni como fue construido, ni como se sigue administrando este país. Ciertamente que mencionar que el estado perpetró genocidios y otros actos innombrables está fuera de orden. Eso no es cool. Además, las parcelas de la mentalidad pro-business no deben ser contaminadas con verdades tan incómodas. Es natural que cuando estos jóvenes son confrontados con la realidad, la interpreten como una especie de teoría conspirativa, en todo caso una mentira. Al fin y al cabo, las cosas tal como están funcionan bien para ellos y sus familias. En ese sentido, la praxis de los sectores más conservadores de El Salvador es tan exitosa, que uno de los líderes más poderosos del mundo, ha declarado su intención de revisar como se enseña la historia en su país, quejándose de que tal como se enseña actualmente, los niños crecen odiando al país. Lo mejor es no enseñar temas espinosos tales como la historia de la esclavitud, ni otros tópicos  iguales o peores.  En realidad, la historia siempre ha sido revisada. Reconocer a los malos y los buenos, nunca ha sido un asunto fácil. Está bien enseñar que hubo Holocausto, pero de El Mozote, mejor ni hablar. 

Regresando al asunto de los nombres. En mi generación, la mayoría de niños nos enterábamos de que no nos llamamos exactamente como creíamos cuando llegaba el tiempo de recibir el certificado de sexto grado. Mi historia no es la excepción, mis apellidos cambiaron de lugar en mi nombre legal. En otros casos, para los que tuvieron la fortuna de estudiar en la universidad, al acercarse el proceso de graduación descubrían que su nombre tenía problemas, y debían someterse a un proceso tan desagradable como ir al dentista, llamado juicio de identidad. Desgraciadamente aquí no aplica aquella oración "Si de algo estoy seguro, es de haber nacido", que exclamó Benedetti cuando le pidieron una constancia de bautizo para casarse por lo católico, ni lo que hizo Malcolm. Lo más cerca que mi familia estuvo de la opción Malcolm, fue cuando el abuelo, quien no sabía leer, ni escribir, firmaba con una gran X, inclusive cuando fue alcalde interino de San Martín. Definitivamente, en una casi ex-república bananera, no es buena praxis ni el método Benedetti (quedarse sin papeles), ni el método Malcolm. Durante la guerra, si las fuerzas de seguridad te detenían en un retén militar y no tenías papeles, eras hombre muerto. Y todo parece indicar que las prácticas de la guerra están volviendo. Tenía razón Quino. Su nombre es Quino, el resto es humo. Y más razón tienen los que descubren demasiado tarde que su nombre no les gusta, y se lo cambian sin arreglar papeles.  Esta también ha sido una constante  en mi familia, pero esa es otra historia...


    


jueves, 1 de octubre de 2020

1 Octubre