miércoles, 29 de marzo de 2017

Predicadores en el Campus

La ignorancia frecuentemente genera más certidumbre que el conocimiento:
son los que saben poco, y no los que saben mucho,  
quienes afirman contundentemente que este o aquel problema,
nunca serán resueltos por la ciencia
CHARLES DARWIN

Hace cincuenta años, en la mejor época de la reforma universitaria en la UES, eran impensables las boberías que practican no pocos graduados, y  docentes de la institución. Los seguidores de  reconocidas  sectas despliegan  orgullesamente su afiliación, y lo que era impensable en aquel tiempo, ahora es una realidad cotidiana: predicadores evangélicos en el campus [predicando, por supuesto]. En referencia a esta ola, basta recordar los precedentes que hasta ahora han prevalecido en las sociedades en las que se ha establecido la separación entre iglesia y estado. No se deben permitir manifestaciones, ni expresiones con símbolos religiosos en lugares públicos. Basta ver el ejemplo de los Estados Unidos. Pero resulta que ahora todo es absolutamente al revés, a Darwin hay que mencionarlo en voz baja, para que no se ofendan ni los fundamentalistas ni los seguidores de las pseudo-ciencias. Las sectas ultraconservadores se ha dado cuenta que el campus de la UES es un coto de caza abierto. El vacío intelectual provocado por la persecución de los años setenta y ochenta, en el que buena parte de la inteligencia abandonó el claustro, con reemplazos que nunca estuvieron, ni están a la altura intelectual de las circunstancias, le dejó el campo abierto incluso a grupos tan extremistas que  ni en mis peores sueños pude imaginar que hicieran reclutamiento abierto en el campus. Me refiero obviamente a la conocida prelatura vaticana que aparece en las historietas de Dan Brown.

En días recientes, compartí con algunos conocidos, un artículo de El País en el  que se hacía un análisis de los métodos Goebbelianos de la actual administración norteamericana. A juzgar por algunas reacciones, se puede dar fe que algún Innombrable  hizo una muy buena inversión cuando recomendó contrarrestar las consecuencias del Concilio Vaticano II en Latinoamérica: La fe es demasiado importante para dejarla en manos de las religiones. Los nuevos santulones alzan las cejas si les dices que Mr. Nazi es un nazi. Parece que es un mal tema de conversación. Así es el kitsch, todos satisfacemos necesidades fisiológicas varias veces al día, pero el verbo cagar sigue siendo tabú. Alguna vez dije, y todavía sostengo, que la universidad, ya sea esta o cualquier otra, ha fracasado como formadora de buenos ciudadanos, cuando los egresados se van del claustro manteniendo el mismo marco  de referencia que ya tenían antes de ingresar a la Universidad: la filosofía, la ética, etc. les entra por un oído y les sale por el otro. A juzgar por los especímenes con los que uno puede interactuar dentro del campus o por medio de las redes de afinidad profesional, nombres como el de  Charles Darwin, son referencias de mal gusto para esta camada de nuevos santulones. Tal como en la "Historia Interminable" de Michael Ende, cuando la obscuridad, y la nada, invaden el universo, y la metáfora del oscurantismo devora paso a paso todos los reductos de humanismo, lo que queda es una estela de cerebros vacíos.  El oscurantismo y la destrucción, además de metafóricos, en algunos casos son realidades al pie de la letra.










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