sábado, 27 de abril de 2013

Sábado por la noche en el mercado de San Isidro


   De izquierda a derecha Dago, Mercy, Willfredo (Bill), Oscar, Claudia, Clari, Mauricio, Ena, Marisela, Saúl, Raúl, Lito  (Pilo) y Carlos Alonso. 

Hace más de 40 años, se organizaban bailes los sábados de pago en el mercado de San Isidro, y para los que transcurrimos nuestra adolescencia en esa época, en ese lugar, el recuerdo de aquellos bailes es extremadamente entrañable. Las más de las veces, ni siquiera asistíamos al baile, a veces porque no teníamos dinero para pagar la entrada, y otras veces (casi siempre) porque no nos atrevíamos a entrar y sacar a bailar a la susodicha. Pero si no entrábamos al baile, nos quedábamos en la calle frente al mercado platicando y escuchando las canciones que programaba Toño Ortíz,  el disc jokey de aquellas fiestas.



Estábamos condenados a soportar los gustos de Toño. Estoy casi seguro de que la frecuencia con la que nos obligaba a oír  y a bailar  la canción "Una Lagrima" de Estela Núñez no era así nomás. La ponía varias veces cada sábado de pago y  lo más probable es que tenía varios discos de repuesto. Hay que recordar que los discos de acetato de 45 RPM eran  muy frágiles. Por alguna razón desconocida, él también programaba la canción "Candida" de Tony Orlando y Dawn, famosa en todo el mundo en aquel tiempo, y por supuesto  famosa también en San Isidro, algo que para algunos  bolitos jóvenes de ciudad  -del siglo XXI- todavía  es difícil de creer.

Pero las canciones que sí nos ponían los pelos de punta a los que entonces apenas pasábamos de los quince, era la seguidilla de canciones de Los Mitos, un conjunto que todavía es recordado por aquella generación que ahora ronda casi los sesenta años y que en algunos casos han torturado de por vida a sus hijos con aquellas canciones. Por varias y poderosas razones siempre he relacionado "Luces", una de esas canciones, con Oscar Cabrera, uno de mis amigos más entrañables de aquel tiempo. Ya ha transcurrido bastante tiempo, y esa canción continúa evocando a Oscar, a Marisela, y a otros seres queridos.

Por otra parte, hay canciones más alegres que nos recuerdan a Coto y Bariqueque (espero haberlo escrito correctamente), los bailarines por excelencia de aquella época. Al oír canciones como "La Charamusca", lo primero que se me viene a la mente es la imagen de Bariqueque ejecutando la "Caída de la hoja", con la certeza de que de haberlo intentado alguna vez, habría terminado con calambres. Además, no hay que olvidar que "La Charamusca" fue tan popular, que incluso se bautizó con este nombre uno de esos helados que se vendían envueltos en plástico en las tiendas. Luego están las canciones que hacían llorar a los enamorados que se encontraban en una situación similar a lo que García Márquez define como amores contrariados. He incluido en la lista un par de títulos con Dyango y Palito Ortega, los cuales estoy seguro que sonaban en aquellos bailes.


Casi por último "La Bala", una canción que personalmente nunca incluiría en una lista de mis querencias, pero debo reconocer, a pesar mío,  que para la identidad salvadoreña -en construcción- esta canción  es importante. Hay que decir que los Hermanos Flores antes de llegar a ser famosos, si es que cabe la expresión, más de una vez amenizaron el baile de las fiestas patronales en la bodega del ingenio a  finales de los años 60. Mi amigo Jorge Cerna recordaría por mucho tiempo la interpretación de  "Amor Hippie", a cargo de los Hermanos Flores en aquella fiesta.


Epílogo
Ya casi había cerrado este texto cuando al revisar detenidamente la fotografía de portada descubrí a Carlos Alonso, y me recordé que él se enamoró -varias veces- de Gloria escuchando a los Ángeles Negros ("Murió la flor", "Y Volveré", etc.). También en la fotografía aparece Raúl, y recordé que una vez durante las fiestas patronales  le dedicó a Lindaura "Te he prometido"   en los parlantes de las "ruedas" frente al mercado... El resto es historia.

Una última canción de Leo Dan que también hizo historia en San Isidro es "Por un Caminito". El título de esta canción le quedó de apodo a una chica cuyo nombre prefiero no mencionar, después de que alguien no muy discreto, la vio en posición "poco decorosa" en una de las pintorescas veredas del San Isidro de entonces. Por supuesto que en cada fiesta patronal le dedicaban "Por un Caminito" en los parlantes de las "ruedas" frente al mercado.

Por las canciones y por las historias que se quedaron fuera de este capitulo, y también por las historias que no debimos contar,  hago un mea culpa -como diría Aute- y suplico perdón.

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1 comentario:

Rcerna dijo...

Hola José, te felicitó y agradezco por compartir un poco de una gran historia que vivimos en San Isidro, aunque mi generación seguía a la de ustedes, igual disfrutamos de esas fiestas referidas en tu articulo, que por cierto muy bien descrito. Gracias.
Atte. Roberto Cerna