viernes, 31 de julio de 2009

Cassandra´s Dream

La certeza de ser colgado a la mañana siguiente
provoca una gran claridad de pensamiento

Samuel Johnson

En opinión de algunos, el acceso a la electricidad es "casi" un derecho humano. Sin electricidad no es posible el desarrollo material, ni tampoco el desarrollo social. Las sociedades contemporáneas colapsan cuando les falta la tecnología. Esto es tan cierto para países del tercer mundo, como lo es para los países más desarrollados. Durante el apagón del 2003, los niños newyorkinos descubrieron que ni las manzanas, ni tampoco las lechugas crecían dentro de los supermercados. Esto por supuesto no es fácil de entender para una generación que ha crecido sin contacto con el mundo natural. Solamente cuando colapsa la tecnología se vuelve evidente la fragilidad de la burbuja. Algo es cierto, mientras disponemos de energía abundante no tiene sentido pensar mucho en el futuro, pero cuando estamos con la soga al cuello, nos vemos obligados a aclarar nuestros pensamientos. A lo mejor estamos más cerca de lo que pensamos de una verdadera crisis energética. Después de todo no tenemos petróleo, ni gas, ni carbón. No se pueden hacer presupuestos alegres con recursos que no nos pertenecen. Lo que si tenemos es alguna capacidad instalada de energía hidroeléctrica y geotérmica; y reservas limitadas de los mismos recursos, más algún potencial de energía solar, eólica, etc.

El mito griego de Casandra ha representado eternamente a aquellos que hacen predicciones pesimistas que nadie cree (así de grave fue la condena de Apolo). En tiempos recientes, las encarnaciones modernas de Casandra tanto a nivel global, como a nivel nacional, nos advierten de que podrían venir tiempos difíciles debido tanto a lo que como sociedad no hicimos durante los últimos 20 [o más] años, como a las decisiones que no tomemos en este tiempo. Los políticos cuando buscan asesoría generalmente son reacios a los Casandras y prefieren acudir a modernos Oráculos (ahora les llaman think-tanks) que les dicen exactamente lo que ellos quieren escuchar (el síndrome de Creso). En el tema de la crisis energética, los políticos sensatos deberían de buscar una posición de racionalidad entre estas dos orillas de pensamiento político extremo. Los peligros de la crisis energética y el calentamiento global, son reales y son mortales para nuestra sociedad.

La aceptación acrítica de que todo estaba bien en el viejo orden nos ha llevado a un callejón que de momento pareciera no tener otra salida que la de instalar más plantas de energía no renovable (térmica, gas, carbón, etc.). Adicionalmente, la oposición a toda costa a los proyectos hidroeléctricos (que fueron aplazados deliberadamente para incentivar negocios energéticos de corto plazo), solo justificará aún más la necesidad de instalar las plantas de producción de energía basadas en gas natural y carbón de La Unión. Los tiempos de construcción de los proyectos hidroeléctricos, prácticamente vuelven irrelevante en este momento la discusión de los proyectos de gas y carbón, es decir estamos con la soga al cuello. Las protestas sociales violentas en República Dominicana (durante este mes) a causa de los apagones, y las pérdidas de $1000 millones alegadas por el sector privado debido a los mismos, son un buen espejo de una realidad no tan lejana ni en el tiempo, ni en el espacio para El Salvador. No es exagerado predecir que algunos de los sectores que ahora se oponen a los proyectos hidroeléctricos, también saldrán a la calle dentro de 4 o 5 años, cuando experimentemos apagones permanentes, si continuamos con la inercia actual.

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