martes, 7 de julio de 2009

Edipo Reloaded

Los mitos griegos invitan a renovadas reinterpretaciones. Antígona, Edipo, Prometeo, Casandra, etc. parecen hoy tan vigentes como hace dos mil años. Kundera sugirió hace varias décadas, por medio de un personaje, que la nomenklatura comunista de Checoslovaquia debería hacer lo mismo que Edipo, quién prefiere sacarse los ojos a seguir viendo el desmadre que había causado. En nuestra región, si los culpables de cada desmadre conocido escogieran el castigo de Edipo, las calles estarían llenas de ciegos, y el mundo se parecería a algunas escenas del film "Ceguera" que vimos hace poco tiempo en las pantallas de cine.

A raíz de la crisis hondureña, el presidente Arias de Costa Rica declaró que los ejércitos solo sirven para dar golpes de estado. Nadie podría resumir mejor nuestra tragedia. En el mejor estilo de los mitos griegos, los ejércitos son una bestia que alimentamos y cuidamos hasta que algún día se les ocurre sacarnos los ojos o devorarnos el hígado, como a Prometeo. Esa es la fatalidad de las repúblicas bananeras, de las cuales Honduras es el perfecto prototipo. Prometeo era castigado diariamente por haber llevado el fuego (la sabiduría) a los hombres. Nosotros en la repúblicas bananeras, de seguro ofendimos de igual manera a algún dios del Olimpo, y la bestia ha regresado para recordarnos nuestra fatalidad..

Continuando nuestra exploración del catálogo, tenemos a Antígona, mito que nos recuerda (de acuerdo a Hegel), que en enfrentamientos en que las dos partes tienen razón, y se empecinan irreductiblemente en sus tesis, el final no puede ser otro que el de la mutua destrucción. Si a algún director (de cine o teatro) muy ambicioso se le ocurriera un montaje de las obras de Sófocles con personajes catrachos, el reparto sería inigualable: Edipo (Zelaya), Yocasta (la esposa), Antígona (la Hija), Creonte (Micheletti), Tiresias (el cardenal), etc. La sentencia de nuestro Tiresias: "si regresas provocarás un baño de sangre", me recuerda la adaptación hecha por García Marquez hace algunos años de ese y otros personajes para el film "Edipo Alcalde". Además de la obra de Sófocles, el Gabo recurrió en esa ocasión a la célebre última homilía de Monseñor Romero, que Edipo repitió este fin de semana desde los cielos hondureños. Es un verdadero pecado que el Gabo no haya descubierto antes a estos personajes. De haberlo hecho, a lo mejor "Edipo Alcalde" se lleva el Oscar..

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