sábado, 17 de diciembre de 2016

17 de Diciembre de 1908

En un día como hoy, en 1908, nació en Las Delicias, San Martín; Santos López, segunda hija de Victor López y Arcadia Martínez. Fueron sus hermanos: Juan Diego, el mayor; Doroteo, mi padre, nacido en 1914; e Inés, el menor de todos, quien de acuerdo a lo que ella me relató, falleció poco tiempo después de la erupción de 1917, según sus palabras, debido a que se le secó la leche a Arcadia por el susto de la erupción y los terremotos que sucedieron.  Por caprichos del destino los tres hermanos que sobrevivieron en algún momento cambiaron de nombre parcial o totalmente, como Juan Diego, quien en sus últimos años se hacía llamar Víctor, igual que el abuelo. Cuando mis hermanos y yo llegamos al mundo y a la vida de Mamaría -así la  la llamábamos- ella ya era una mujer mayor que trabajaba en el mercado de Sonsonate, vendiendo queso y al mismo tiempo intentando construir la Utopía. Recuerdo nítidamente los preparativos para la fiesta del 15 de septiembre de 1962, recorriendo las escuelas de Sonsonate para ver los altares patrios. También la recuerdo dando un discurso aquel 15 de septiembre,  en el parque Rafael Campos, a la sombra de un monumento dedicado a fray Patricio Ruiz, un religioso mejicano cuyo nombre lleva la escuela en la que ella me había matriculado ese año para estudiar primer grado. Aquel año me convenció de no asistir al acto de clausura escolar, porque probablemente pensó que yo no tenía muchas probabilidades de pasar de grado -como se dice en El Salvador- y quería evitarme mi primera vergüenza pública. Después de todo, mi primera nota en matemáticas había sido un 1.0 (uno punto cero).

Recuerdo que en aquel tiempo, uno de sus temas favoritos de conversación con los compradores era la expectativa de trabajo que representaba para los sonsonatecos, el nuevo ingenio Central Izalco. En aquel puesto del mercado, es difícil recordar si se habló para bien, o para mal,  de Julio Rivera, el nuevo presidente. Así transcurrían mis días, por las mañanas en la escuela Patricio Ruiz,  por las tardes junto a ella en el puesto del mercado y a la salida del mercado, casi siempre acompañándola, ya que permanecía vendiendo en las inmediaciones del mercado de Sonsonate hasta que oscurecía. Todavía recuerdo algunas de las canciones que sonaban en las cinqueras de los negocios de las calles vecinas al mercado, mientras esperábamos a terminar la venta del día. Durante aquellas tardes de mercado llegaron algunas de las noticias que conmocionaron al mundo hace más de medio siglo. Todavía tengo presente la atmósfera de un dia de noviembre, cuando de un puesto del mercado a otro, se fue regando como pólvora, la noticia del asesinato de John Kennedy. No se supo ni entonces ni ahora el nombre del asesino.  Aquella y otras noticias la conocimos juntos en el mercado de Sonsonate....  



  

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