jueves, 13 de marzo de 2014

Ustedes y Nosotros


El 20 de febrero de 1977, ocurrió un fraude masivo durante la primera elección presidencial en la que tuve edad para votar. Cuando me presenté al centro de votación en Sonsonate, me pidieron la cédula de identidad, la sellaron, metí un dedo en tinta, y me dijeron que me podía ir. Cuando pregunté por la papeleta para votar, simplemente me dijeron -ya se acabaron- cualquier tentación de expresar mi indignación me la tragué en modo express, al ver los fusiles G-3 de los gorilas que en teoría estaban a cargo de la seguridad de las elecciones; pero que en la práctica eran los perpetradores materiales del fraude.

Casi al mismo tiempo, mientras mi hermana también intentaba votar, ella fue testigo fortuito de una de las tantas variantes del modus operandis de los ejecutores que tenían a su cargo la burda tarea de rellenar las urnas con papeletas previamente marcadas a favor del PCN, que en aquel tiempo era el partido oficial. Desafortunadamente el sujeto que rellenaba la urna se dió cuenta de que mi hermana lo observaba, y la cosa por poco termina mal para ella, ya que por poco la agarran.

Los canales  2, 4 y 6 de televisión (hoy conocidos como TCS), ya existían; así como los periódicos La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy.  Ayer igual que hoy ya eran lo que siempre han sido. No recuerdo que le hayan dado una cobertura decente -por no hablar de ética-  a las denuncias de fraude presentadas por la Unión Nacional Opositora (UNO), la coalición conformada por el PDC, el MNR y el UDN. 

Solamente la YSAX, la radio de la iglesia católica, retransmitió las grabaciones que la oposición había interceptado del sistema de radio comunicación de ANDA, el cual fue usado para coordinar la logística del fraude. De las cosas tristemente célebre que pudimos corroborar en aquellas transmisiones de YSAX fue el código "tamales" con el que se referían a los votos, y "pajáritos" para referirse a los opositores. Por cierto, tampoco recuerdo que la ANEP, ni la Corte Suprema hayan dicho ni pío.

El resto es historia, toda la semana posterior al 20 de febrero, la UNO y sus seguidores ocuparon pacíficamente el parque Libertad para protestar contra el fraude, y la madrugada del 28 de febrero, las fuerzas del régimen los desalojaron violentamente, con el argumento  de que se alteraba el orden público, y se impedía la libre circulación, etc. Nadie sabe exactamente cuantos salvadoreños murieron aquella madrugada, como dice García Marquez en "Cien Años de Soledad": los números que repite la historia son una especie de consenso (en este caso una cifra cercana a los 300), pero la verdad "verdadera" solo la conocen los culpables.

En el reciente aniversario del 28 de febrero, algunos de los sobrevivientes relataron en entrevistas (no en TCS por supuesto, y el diario de hoy -menos), que los que pudieron se refugiaron en la iglesia  El Rosario, y unos pocos escaparon como pudieron, pero la gran mayoría quedó atrapada en el parque Libertad. Es una verdadera pena que ni uno solo de los actos importantes del frente en esta campaña electroral haya sido realizado en la plaza Libertad. Algo huele a podrido en Dinarama -dice Hamlet- y también en San Salvador.

Mi amigo Saúl y yo habíamos salido poco después de las diez de la noche del domingo 27 de febrero del parque Libertad, no de tan buena gana, ya que a esa hora los músicos apenas estaban entrando en calor (no recuerdo si era Mau-Cutá o Yolocamba). Pero, en un acto de cordura salimos de aquel lugar, llegamos hasta el Hula-Hula con un poco de temor, y abordamos unos de los clásicos busitos azules de la ruta 101, y así llegamos a Santa Tecla, pocas horas antes  de los hechos de la madrugada del 28 de febrero. Temprano por la mañana, el Coronel Molina, anunció en cadena nacional, que el parque Libertad había sido desalojado y que la discusión había terminado. Punto. A eso es lo que Nosotros llamamos Fraude.....¿Y Ustedes........?

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