sábado, 22 de octubre de 2011

Filosofía de las Mediciones


(Ver Artículo original "Measurement and Its Discontents" de Robert P. Crease Publicado por el NYT)

La semana pasada, delegados de 55 naciones se reunieron en un suburbio de París para hacer realidad un sueño que ya lleva varios siglos, perfeccionar el sistema mundial de medidas. El acontecimiento histórico, la 24ª Conferencia General de Pesas y Medidas, llevó a puerto definiciones con el estado del arte de las unidades básicas de medida tales como el segundo, el metro y (por fin) el kilogramo. Atrás han quedado los días en que el metro y el kilogramo se definían por objetos físicos (reglas) y trozos de metal almacenados en una bóveda en Francia, y ahora contamos con patrones de alta tecnología tales como la velocidad de la luz y otras constantes de la naturaleza.

Con el sistema de medidas casi completado, ¿por qué siguen saliendo a la superficie las controversias sobre la medición? ¿Por qué seguimos bloqueados cuando se trata de medir la inteligencia, las escuelas, el bienestar y la felicidad?

El problema no es la falta de herramientas suficientemente precisas para la medición de tales cosas, el problema es que hay dos maneras completamente diferentes de medir.

En un tipo de medición, encontramos que tan grande o pequeña es una cosa utilizando una escala, punto de inicio y las unidades. Algo es x pies de largo, pesa y libras o toma unos z segundos. Podemos llamar a esto medición de lo "óntico"*, usando la palabra que los filósofos aplican a los entes existentes.

Pero hay otra manera de medir que no implica medir una longitud con una cinta métrica o pesar un objeto en una báscula. Este es el tipo de medida que Platón describe como "ajuste". Esto involucra menos un acto que una experiencia : Tenemos la sensación de que las cosas no están "a la altura o a la medida" de lo que podría ser. Es el tipo de medida al que invitan los buenos ejemplos. Aristóteles, por ejemplo, llama a la persona verdaderamente moral, una "medida", porque nuestros encuentros con una persona semejante nos muestran nuestras limitaciones. Podríamos llamar a esto medición de lo "ontológico", por la palabra que los filósofos usan para describir la forma en que algo existe.

La distinción entre las dos formas de medir es a menudo pasada por alto, a veces con resultados desastrosos. En su libro "The Mismeasure of Man", Stephen Jay Gould hace un recuento de los costos, tanto para la sociedad, como para el conocimiento humano, de la tentativa equivocada de medir la inteligencia humana con una sola magnitud como el CI (IQ en inglés) o el tamaño del cerebro. La inteligencia es fundamentalmente malinterpretada cuando es vista como una entidad aislable en lugar de un ideal complejo. También lo es la enseñanza de la capacidad cuando se mide únicamente por resultados de los exámenes.

Confundir las dos formas de medir parece ser una característica de la vida moderna. A medida que el mundo moderno ha perfeccionado sus medidas de lo óntico, nuestra capacidad para medir ontológicamente parece haber disminuido. Nos alejamos de lo que estamos midiendo, y por qué estamos midiendo, y nos quedamos clavados en la medición misma. Estamos tentados a buscar todo el significado en la medición de lo óntico - y no es de extrañar que en última instancia -esto- nos deja decepcionados y frustrados, ahogados en detalles cuidadosamente calibrados.

Pero, ¿cómo se supone que midamos cuán sabios o prudentes somos en la elección de los instrumentos de medición e interpretación de los resultados? La literatura moderna está llena de referencias a la parte deshumanizante de la medición, como lo demuestra el personaje Thomas Gradgrind en la obra "Hard Times" de Dickens, un personaje seco racional que está "listo para pesar y medir cualquier parcela de la naturaleza humana, y decir exactamente de que se trata, "sin embargo, pierde el rastro de su propia vida.

¿Cómo podemos mantener un ojo en la diferencia entre la medición de lo óntico y la medición de lo ontológico, y evitar que una interfiera con la otra?

Una de ellas es preguntarnos a nosotros mismos lo que falta en nuestras mediciones. ¿Están volviendose más inteligentes y más educados los estudiantes con los exámenes administrados por las escuelas, o simplemente nos hacer creer que sabemos cómo evaluar la educación?

En nuestro mundo cada vez cuantificado, tenemos que determinar con precisión dónde y cómo nuestras medidas no cumplen. Ahora que hemos logrado definir el kilogramo por un patrón universal absoluto, todavía tenemos que recordarnos a nosotros mismos los propósitos humanos que nos llevaron a crear el kilogramo, en primer lugar, y siempre para asegurarnos de que el kilogramo nos sirve a nosotros, y no al revés.

Los delegados en la conferencia en Francia, sin duda merecen felicitaciones. En la búsqueda de perfeccionar el sistema global de medidas, han respetado la ciencia y actuado sin agenda política para fomentar el bien común para las generaciones futuras en todas partes.

Queda por ver si el resto de nosotros "dará la talla".

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* óntico, ca.

(Del gr. ὄν, ὄντος, lo que es, el ser, ente, part. pres. act. de εἶναι, ser).

1. adj. Fil. En el pensamiento de Heidegger, filósofo alemán del siglo XX, referente a los entes, a diferencia de ontológico, que se refiere al ser de los entes.

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