domingo, 15 de febrero de 2009

Darwin

La oposición cultural a la teoría de Darwin era, y sigue siendo irrelevante desde el punto de vista científico. Sin embargo en países que ejercen una gran influencia cultural sobre el resto del mundo (léase los Estados Unidos de América), la falla peculiar de no aceptar la teoría de Darwin, es apenas un síntoma de una falla mucho mayor: la incapacidad de reconciliarse con la ciencia y con su enseñanza. La tendencia exportada desde EE.UU., incluso a países desarrollados como El Reino Unido, de pretender enseñar el creacionismo en las clases de ciencia, es apenas un recordatorio de que las vicisitudes que tuvieron que afrontar Darwin, Galileo, Bruno, Hipatia y otros, por afrontar con sus teorías, los marcos de referencia y los sistemas de creencias de su tiempo, siguen latentes en el siglo XXI. A 200 años de su nacimiento y 150 de la publicación de “El origen de las Especies”, seguramente que a Darwin le habrían encantado los efectos especiales de la serie Jurasic Park; le habría entusiasmado mucho menos, enterarse que un porcentaje significativo de la población del país en el que han sido producidas esas películas, cree a pie juntillas que el mundo fue creado hace menos de diez mil años y que los dinosaurios son un invento de Spielberg.

3 comentarios:

Luis Angel dijo...
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Luis Angel dijo...

La gran mayoría de las personas que conozco siguen creyendo en esa teoría nacida hace más de 5mil años en medio oriente, es decir a una creencia radical en "La Creación".
Darwin ni siquiera es conocido para muchas personas mayores, solamente habrán oido alguna vez sobre "La Evolución" y pensado que pertenece a la ciencia ficción o a herejías de algún loco.
Yo sí creo en Dios, y no creo que eso tenga ninguna contradicción con creer en la evolución.

J. R. Ramos López dijo...

Desde la perspectiva de la ciencia, no hay problema mientras se enseñe la creación en clases de religión. La religión y la ciencia tienen ámbitos separados, y esa separación es tanto o más importante que la separación entre iglesia y estado.Por último, cabe recordar que el fin "último" de la ciencia es la búsqueda de la verdad. Gracias a eso, ahora sabemos cosas que no sabíamos hace dos mil o tres mil años, y nuestra visión del Cosmos ha cambiado para siempre.