domingo, 30 de julio de 2017

Crónica de un crimen anunciado


Una imagen dice más que mil palabras. Esta fue la última fotografía que pude captar de la familia de tucanes que construyó un nido en un árbol localizado frente a la escuela de ingeniería civil. Ya sabemos lo que pudo haber pasado, incluso sospechamos quienes serían los responsables. Los más cínicos, simplemente dirán que la culpa es de los pájaros por colocarse asimismos en peligro, regresando a un lugar como la UES. ¿Cómo pudimos llegar a este punto?, es decir me refiero a que en cualquier sociedad, el campus de una universidad debería ser el espacio más civilizado dentro de un país, una especie de "santuario" para estas especies amenazadas. Hace algunas décadas, el campus de la UES era ciertamente un "santuario" para las ideas que no se podían expresar libremente en el resto del país. Pero de un tiempo a esta parte esa historia parece del tipo colorín colorado....

Pobres pájaros, a lo mejor se enteraron de esta noticia cuando ya era mentira. El campus dejó de ser un "santuario" en todos los sentidos hace mucho tiempo. Solo los pájaros más tontos insisten en no darse por enterados. Los más listos merodean los cafetines y picotean desperdicios en los depósitos de basura (Ackerman, 2017).  Los que están a medio camino entre estos dos extremos (los más listos y los más tontos), generalmente mueren en cautiverio.  Las crónicas de las extinciones son bastante claras: cuando el depredador humano invade un hábitat (en este caso el bosquecito de la UES), los animales se van o se extinguen. El destino del bosquecito en un horizonte de unos 20 años fluctúa entre convertirse un estacionamiento central,  o un relleno sanitario para todo el campus: al fin y al cabo los pájaros no votan.


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Ackerman, J. (2016). The genius of birds. Penguin Press HC.

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