miércoles, 16 de marzo de 2016

El Ajedrez y otros Demonios


En 1972, en plena guerra fría, el ex niño prodigio norteamericano Bobby Fischer se enfrentaba por el campeonato mundial de ajedrez contra el soviético Boris Spassky. Ni que decir que las implicaciones de la serie de partidos de ajedrez que disputaron Fischer-Spassky trascendían el ámbito puramente ajedrecístico. A uno y otro lado de los muros idelógicos, el morbo no se hacia esperar.

En El Salvador, como en el resto del mundo, la división era entre los partidarios de Fischer contra los de Spassky. Uno de mis conocidos, que pertenecía a mi generación en el  ITI y que era un ávido lector de libros de ajedrez, nos había explicado las teorías de Fischer acerca de la manipulación que los soviéticos hacían en los torneos clasificatorios para el campeonato mundial: cualquier pretendiente al trono prácticamente se debía enfrentar a 5 o más grandes maestros soviéticos en fila para acceder a una oportunidad de enfrentar al campeón mundial. Así habían evitado -según mi amigo Osorio- que Capablanca tuviera oportunidad de revancha.

Por otra parte, para las colonias culturales, lo más normal era identificarse con un chico de Brooklyn muy parecido a los personajes de algunas películas de Hollywood, que había tenido la fuerza de despachar por sus propios medios a todo el imperio de ajedrecistas  soviéticos. Las extravagancias de Fischer parecían desde lejos tan solo extravagancias. Ahora sabemos que en realidad tenía serios problemas mentales, pero en 1972 no lo sabíamos. Se trataba de estar a favor o en contra. De las noticias se podía pensar que Fischer era un poco maleducado, y que Spassky se comportaba con cortesía. Por otra parte se podía interpretar la cortesía como una consecuencia de vivir en un sistema autoritario.

Así las cosas, el ajedrez tuvo su momento de gloria en 1972. Ni antes, ni después ha existido a nivel global el interés que despertó el ajedrez a raíz de aquel enfrentamiento. En aquel tiempo, yo estudiaba en el entonces ITI. Entre mis compañeros de estudio -interesados en el juego-  recuerdo a Quiñonez, Osorio y Guerra. Una tarde Quiñonez y Guerra se habían enfrascado con tal intensidad en una partida de ajedrez, que no se percataron que la clase de tecnología ya había iniciado. El profesor, levemente indignado por la descortesía   se dirigió a ellos y les propuso abandonar el salón de clases si deseaban continuar jugando ajedrez. Ni lentos ni perezosos, aceptaron la propuesta y se retiraron haciendo verdaderos malabarismos para no desordenar las posiciones de las piezas sobre el tablero.

La serie de partidas de ajedrez Fischer-Spassky de 1972 fue seguida a nivel mundial. En El Salvador, los periódicos publicaban al día siguiente el desarrollo de cada partida, y los que entendían algo de ajedrez se enfrascaban en discusiones entretenidas  analizando cada movimiento. Mi generación saboreó este fenómeno. Así llegó el ajedrez hasta la casa en la que vivíamos en Soyapango junto a otros amigos y conocidos de San Isidro. Recuerdo haber enseñado a jugar a varios de ellos. También, en la misma ola, llevamos el ajedrez a San Isidro. No sabría decir con seguridad si antes de 1972 ya se había jugado ajedrez en la hacienda, pero si estoy seguro de haber enseñado el juego -al menos- a un par de niños: Roberto y el Chele Luna.

La historia no tuvo un final tan feliz para Fischer, en parte debido a sus problemas mentales y sobretodo debido a la falta de gratitud de su país. Después de exhibirlo por todo lo alto como chico maravilla en 1972, tras destronar a los soviéticos como campeones mundiales, Fischer pasó primero al olvido, y luego fue considerado casi como un enemigo del estado. Al final solo Islandia le concedió refugio otorgándole ciudadanía plena como una forma de agradecimiento por haber colocado a Islandia en el mapa mundial, ya que la serie Fischer-Spassky tuvo lugar en Rejkiavik. Paradójicamente, una de las pocas personas que intercedió por él -ante un presidente de EE.UU.- fue Boris Spassky: cosas veredes amigo Sancho. 

Epílogo

Sería inexcusable hablar del ajedrez en El Salvador sin mencionar la participación de nuestro país en la contra-olimpiada de ajedrez realizada en 1976. Hasta ese momento, nuestro país era (y sigue siendo) una cenicienta en el mundo del ajedrez; sin embargo a raíz del boicot de parte del bloque socialista y de los países árabes en contra de la olimpiada oficial de la FIDE a celebrarse en Haifa (Israel), se organizó en paralelo una contra-olimpiada en Trípoli. Los miembros de la selección nacional de ajedrez que participaron y ganaron aquella olimpiada han sido históricamente la élite del ajedrez nacional.

Así es la historia, El Salvador resultó ganando por primera y última vez un torneo mundial de ajedrez. A pesar de los pesares, y a pesar de que los detractores afirman con sarcasmo que se trató de una especie de torneo de la segunda división del ajedrez mundial, a pesar de todo eso, El Salvador aparece en la historia del ajedrez mundial como el ganador de aquella contra-olimpiada. Cosas  de la historia, ya que El Salvador estaba gobernado por militares, tradicionales aliados de EE.UU. e Israel.

Creo que este capítulo es algo así como la cola del cometa Fischer-Spassky en nuestra historia. Por primera y  única vez los ajedrecistas fueron tratados como verdaderas celebridades en El Salvador. La división entre los seguidores de Fischer y Spassky, era a lo lejos algo parecido a la división actual entre los hinchas del Barcelona y los del Madrid. Digo a lo lejos porque las diferencias culturales son insalvables.




domingo, 6 de marzo de 2016

Tocayo's Bar




Hace algún tiempo, mientras leía "Camino de Hormigas" de Miguel Huezo Mixco, aparecieron dos personajes, los Luises, quienes de acuerdo  al relato, serían los encargados de transportar al protagonista principal -el autor- hasta un campamento Guerrillero para su bautizo de fuego. Yo también conocí a los Tocayos, y gracias a uno de ellos, Luis Albarrán, tuve acceso, en aquella época tan difícil, a música que de otro modo jamás habría escuchado. En su época de mayor esplendor, la celebración cumbre de su cumpleaños tuvo como himno la versión de "Caballo viejo" con Roberto Torres. Su carnal G. Arreola, le hizo llegar desde el D.F. esta versión que no admitía barreras ideológicas, después llegaría el disco de Torres dedicado al trío Matamoros, también una obra maestra.

Los habituales del Tocayos Bar, que a veces también funcionaba como hotel (o campamento de refugiados), sabían que entre las monedas de cambio preferidas para pagar un favor en aquel local se listaban los acetatos de música clásica, acetatos de jazz, vinos chilenos, ron Havana club, ron flor de caña, etc. Así llegó el acetato  "Fania All Stars Social Change" hasta nuestras manos, y a nuestras antologías. Así llegaron también a nuestras vidas los  LP´s  "Dentro" de Caíto Díaz, "Así te Quiero" de Eugenia León"Alfonsina y el Mar" de Tania Libertad, y otros tantos. Otras veces eran apariciones fugaces de cassettes por cortesía de algún huesped temporal del Tocayo´s Bar. Así escuché por primera vez a Raigmundo Fagner haciendo duos con Serrat ("La Saeta"), y con Mercedez Sosa ("Años").

En una escena del film "El código Da Vinci", el protagonista principal, Robert Langdon, se presenta a media noche en el Chateau de Sir Leigh Teabing, con la policia francesa persiguiéndolos de cerca. Langdon le pregunta un poco desesperado a Teabing -¿hay alguna posibilidad de que le abras la puerta a un viejo amigo?- Los que buscan la verdad son más que mis amigos, son mis hermanos. Pues claro que te abriré la puerta -proclamó Teabing- pero antes debo asegurarme que en tu corazón anida la verdad. Una prueba a tu honor, me responderás a tres preguntas. Té o café fue la primera pregunta -Té, Earl Gray -respondió Langdon. Debe haber sido en el 84 o en el 85, cuando casi  sentí que me interrogaba Teabing, como condición para permitirme el acceso a las nuevas adquisiciones musicales del Tocayos Bar. Una plática con el Tocayo y F. Escamilla se convirtió casi en un interrogatorio o Inquisición, y de la nada comezaron a sonar un par de discos recien traidos en valija diplomática, y uno de ellos contenía la versión de "Altas horas de la Noche" interpretada por Eugenia León -bueno es un un poema de Roque Dalton respondí. Luego sonaron algunas piezas interpretadas por Caíto Díaz, y pude reconocer  "De alguna manera" del Aute. Desde antes, ya sabíamos que a pesar de las verdades que anidan en el corazón, igual podemos fallar, al fin y al cabo Teabing es el villano de la otra historia..


A finales de 1984 el Tocayo esperaba poderse casar, y nos pidió al otro Luis y a mí, que sirviéramos de testigos. Así las cosas nos embarcamos con el otro Luis, a bordo de la Felisa (el carro del Tocayo) un 22 de diciembre, rumbo a la Ciudad de México, no sin antes preparar un cassette con una antología de la mejor música que se escuchaba en el bar del Tocayo entre uno y otro trago de Cuba Libre, preparado con Flor de Caña... La antología original tenía una duración de 60 minutos (cassette C60), y sigue siendo el núcleo de la versión actual, y si la memoria no me falla iniciaba con "Decisiones" (no vió el truck  aparecerse...), "Ligia Elena", "Te andan buscando", "Caballo Viejo", "Popurrí  del trío Matamoros", "Pasé  la noche fumando",..y otras. Inevitablemente el cassette se convirtió en disco compacto, después en mp3, y a día de hoy en una lista de YouTube. Con el tiempo, el autor se ha permitido algunas libertades en relación al contenido de la antología, tratando de mantener el espíritu levemente irreverente de la versión original. Así por ejemplo, mientras nos encontrábamos en Ciudad de México atestiguando el intento fallido de reboda del Tocayo, supe que en un viaje anterior, cuando recién habían logrado liberar al otro Luis de la prision a manos de la policia  de Hacienda, una de las canciones himno del momento había sido GDBD del álbum  "Buscando América" de BLades. Eran pláticas de las que en aquel momento era mejor no saber demasiado. Por cierto, mis años de vegetariano llegaron a su fin durante aquella plática...

http://www.youtube.com/playlist?list=PL25vE0Mmw-e6wNYiXC3zmRFhDHmpjC97o

jueves, 3 de marzo de 2016

The Mamas & The Papas + Mama Cass



Hace casi medio siglo, mi primer disco de 45 rpm fue "Monday, Monday" de los Mamas & The Papas. En honor a la verdad, yo conseguí el disco en 1968, pero este había sido lanzado en el 66. El lado B era "Got a feeling", que tuvimos que escuchar cuando el lado A era inservible.  Después de la separación -John Phillip- el compositor del grupo, escribiría "San Francisco", y Mama Cass interpretaría -en la primera mitad de los setentas- en ese estilo tan suyo, canciones bellísimas  tales como "Baby I´m yours" y "I´ll be there". Conozco a más de una cincuentona (o más) que probablemente todavía suspira profundo cada vez que Mama Casss comienza a entonar "Baby I´m yours". No es una canción para estar sin compañía una noche lluviosa de sábado.... 

miércoles, 2 de marzo de 2016

Postales de este Rincón del Mundo: Marzo














































 

 


































Agradecimiento especial a Saturnino Gamez por la información que hizo posible las imágenes de las golondrinas en el campus.