jueves, 6 de mayo de 2010

¿Dónde estás Roque?

“Todas las felicidades cuestan muertos”, dice Silvio Rodríguez en referencia al martirio de Víctor Jara. Eso lo sabemos bien en El Salvador. Nuestro Poeta Nacional Roque Dalton comparte el destino de miles de salvadoreños -la mayoría de ellos muy humildes- asesinados durante la guerra civil. La tumba de Roque -igual que la de miles de desaparecidos- sigue siendo un lugar indefinido en nuestro mapa. Lo único que sabemos es el nombre de los verdugos, ellos saben que sabemos ... y pretenden que no les importa.

Victor Jara -cantautor chileno asesinado el 16 de septiembre de 1973, a pocos días del golpe de estado perpetrado por Pinochet y compañía- tuvo hace un año su segundo funeral, en este caso un funeral de estado encabezado por la entonces presidenta Michelle Bachelet y la viuda de Jara, Joan Turner. La primera vez -
hace casi 37 años- Joan Turner depositó los restos de Jara de manera casi anónima en el cementerio de Santiago. A pesar de todo, sus seres queridos tuvieron durante 36 años el consuelo de conocer la ubicación de la tumba, algo que nunca han tenido los familiares de Roque Dalton.

Supongamos que el estado salvadoreño decidiera realizar funerales de estado, o edificar un mausoleo para Roque Dalton. En primer lugar sería necesario conocer la ubicación de los restos del poeta para exhumarlos y analizarlos por medio de un equipo forense. En ese hipotético escenario, los verdugos de Roque Dalton deberían revelar ya sea la ubicación de los restos, o el sitio exacto en donde el cadáver de Roque fue abandonado a su suerte con la aparente intención de que el olvido lo borrara, que la nada lo devorara.

Tras el revuelo provocado por las demandas -legítimas- de los hijos del poeta, parece poco probable que -al menos en el futuro inmediato- Roque Dalton tenga funerales de estado, o un mausoleo, o que el estado salvadoreño celebre un acto en el que se pida perdón por su asesinato. Ciertamente la obra del poeta es patrimonio de El Salvador, pero seguramente cualquier litigio sobre propiedad intelectual debería favorecer a sus herederos. Por otra parte, resulta paradójico reconocer a Dalton como nuestro Poeta Nacional, reclamar la obra como patrimonio de la sociedad salvadoreña en su conjunto, y al mismo tiempo mostrar semejante indiferencia con la búsqueda de la verdad.

"La verdad puede resultar incomoda, pero el olvido mata", escribe Juan Antonio Martín Pallín en su artículo "No se Puede enterrar el olvido" publicado el 08/10/2008 en El País. Por su parte Joan Manuel Serrat, en el artículo "El Segundo entierro de Victor Jara", escrito para rendir homenaje al cantautor chileno afirma -A quien dice: Dejad en paz a los muertos, les respondo: ¿están los muertos en paz? ¿Estamos en paz con ellos?- la respuesta debería ser más que obvia.

¿Dónde estás Federico? pregunta Natalia Junquera en un artículo publicado el 20/12/2009 en El País, en el que describe la búsqueda infructuosa de los restos del gran poeta español asesinado en medio de la barbarie de la guerra civil española. ¿Dónde estás Roque? preguntamos nosotros 35 años después. Los verdugos de Roque Dalton -sus propios ex-camaradas guerrilleros- llegaron mucho más lejos que los asesinos de Federico García Lorca y los asesinos de Victor Jara, lo cual es decir bastante. Federico fue sepultado, y algún día -más temprano que tarde- sus restos serán encontrados.

El insoportable pasado de los verdugos es un perro fiel que ni los quiere ni los deja. Es una especie de insoportable pesadez del ser -gracias Kundera-. En el año 2100 y después, los salvadoreños continuarán leyendo a Roque Dalton. Su figura no puede menos que seguir creciendo con pasos de gigante. Una mancha insignificante en pie de página -impresa con letras diminutas- en la biografía del poeta será todo lo que la historia guardará de sus verdugos...... eso si el olvido no los borra, si la nada no se los traga.......

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