miércoles, 27 de abril de 2011

El Innombrable

A principios de la semana de Pascua, CNN en Español transmitió fragmentos de una entrevista con un personaje innombrable, al cual para no meternos en problemas llamaremos Lord Voldemort. En esta entrevista relató como tras su huida de la cárcel en Venezuela fue recibido en El Salvador por un presidente demócrata [cristiano] quién le proporcionó casa con sirvienta, coche con chofer, protección presidencial completa y otras cosas de las que mejor no hablar. "Todo el mundo sabía..." dice en una parte de la entrevista.

Es fácil adivinar que el nombre del presidente demócrata [cristiano] mencionado en la entrevista es Napoleón Duarte. Lo que no queda claro es hasta cuando se mantuvo esta relación con el estado salvadoreño. Lo que si sabemos, es que cuando el innombrable fue capturado en Panamá durante la administración Flores, contaba con fe de bautismo, partida de nacimiento y varias cédulas de identidad emitidas en El Salvador (había nacido varias veces en El Salvador).

En realidad, escribir acerca de personajes innombrables es una tarea harto desagradable, asumida en este caso con el objetivo único de ilustrar el "profesionalismo" de los medios de comunicación en El Salvador. La libertad de expresión se asume como el derecho de los propietarios de los medios de informar o no informar acerca de un hecho, de acuerdo a sus intereses.

A excepción del periódico digital El Faro, ningún medio -en El Salvador- se hizo eco de las declaraciones de Lord Voldemort. La máxima pareciera ser: "Si es prohibido nombrarlo, entonces escribir acerca de él debe ser prohibido elevado a la enésima potencia". Lo más triste de esta historia no es la falta de objetividad de los medios identificados con el establishment. Al fin y al cabo ese es un cuento viejo. El lado más triste de esta historia es que ni los medios independientes (¿serán?), ni los de izquierda comentaron la entrevista. En este caso no por falta de objetividad, sino por simples carencias periodísticas.

martes, 5 de abril de 2011

Rapsodia en Marzo y los Sueños de Akira Kurosawa

En 1990, mientras vivía en Bologna, tuve la oportunidad de ver el film "Sueños" de Akira Kurosawa. Se trata de relatos cortos adaptados al cine, basados en sueños que Kurosawa tuvo a lo largo de su vida.


El sueño de los zorros, que es una bellísima fábula clásica por derecho propio, describe las peripecias de un niño (Kurosawa), tras presenciar en el bosque el desfile de personajes mitológicos (los zorros) que -so pena de muerte- jamás deben ser vistos por humanos. Al final mamá Kurosawa prepara y envía al pequeño Akira al lugar en donde nace el arcoirís, a pedir clemencia a los zorros...... Esta fábula me recuerda la leyenda del desfile del día de los muertos que teníamos en San Isidro, y que uno de mis amigos de infancia, Jorge Cerna, creía tan al pie de la letra, que el 1 y 2 de noviembre permanecía encerrado en su casa. La realidad es que Jorge, al igual que el pequeño Akira, se moría de ganas de ver el desfile de los zorros. Ojalá que algún dia haya tenido el valor de seguir esos pasos.


Otro sueño bellísimo es el de un turista japonés (Kurosawa) que visita un museo en el que se exhiben pinturas de Vincent. De alguna manera -en el sueño- Akira logra entrar al mundo de las pinturas hechas por Vincent en Provenza. Al llegar al puente cerca de Arles, pregunta a las lavanderas si conocen a Vincent, y ellas le advierten que el pintor no se encuentra muy bien de la cabeza ... "Se encuentra en el trigal...". Este sueño probablemente tiene mucho de reciprocidad, ya que además de la admiración que Van Gogh había manifestado por la técnica de los pintores japoneses, Kurosawa practicó la pintura a lo largo de su vida, bebiendo de la técnica de los impresionistas, y especialmente de Van Gogh.

El sueño del jardín de árboles de cerezos, en el que el niño Akira tiene la visión de los espiritús de los árboles de cerezos que habían sido talados, me recuerda un grupo de árboles de maquilishuat bellísimos que tuve la oportunidad de fotografiar en 2006 cerca de San Isidro, y que fueron talados de manera absurda poco tiempo después durante la construcción de una línea de distribución de electricidad. Paradójicamente, tanto el cerezo, como el maquilishuat son árboles nacionales de sus respectivos países. Pero, mientras que en Japón algunos proyectos multimillonarios, han tenido que ser modificados para no afectar árboles que son considerados patrimonio cultural; en El Salvador, como diría Aute, "hoy cualquier cerdo es capaz de quemar el edén por cobrar un seguro".


Se dice que el mayor logro del arte es cuando la vida imita al arte. Este es el caso del sueño "El Monte Fuji en Rojo" de Kurosawa, que en realidad es una pesadilla. En este sueño, Akira sueña con un desastre en una central nuclear instalada sobre el monte Fuji. Lo que en la actualidad está ocurriendo en Fukushima se queda corto en relación a esta pesadilla de Kurosawa. Debo confesar, que a diferencia del público italiano que tenía fresco el recuerdo de Chernóbil, el sueño de Kurosawa en aquel tiempo me pareció excesivamente pesimista. De hecho, a mi me causaba suma extrañeza encontrar las señales "Comune Denuclearizzato" (Municipio no Nuclear) en la entrada de ciudades pequeñas y grandes a lo largo de Italia.


Con estos signos informativos (cartelli), los municipios anunciaban con orgullo que habían votado "No" en el referendum abrogativo de 1987 acerca del uso de la energía nuclear. Esta fue una reacción típica italiana al desastre nuclear de Chernóbil. Mientras que para nosotros en Latinoamérica, Chernóbil fue solo una noticia, para Europa, Chernóbil fue una realidad bastante cercana. En el caso salvadoreño, en 1986 además de estar ocupados con una guerra, tuvimos un terremoto. Una generación después -a 25 años de Chernóbil y 24 del referendum- estás señales habían quedado en el olvido, o habían desaparecido, ya que Chernóbil se habia borrado casi por completo de la memoria mediática. De hecho, Berlusconi tenía lista a Italia para discutir de nuevo el uso de la energía nuclear... hasta que sucedió lo de Fukushima.


Hasta hace muy poco en Japón, lo relacionado al tema de la energía nuclear seguía siendo una herida abierta acerca de la cual muy pocos estaban dispuestos a hablar. Cuando un Kurosawa -muy anciano- mostró al mundo su film "Rapsodia en Agosto", las respuestas fueron muy polarizadas. Para la mayor parte de la humanidad, Kurosawa simplemente mostró el verdadero sentimiento del pueblo japonés respecto a las armas termonucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945. La respuesta de los estadounidenses no se hizo esperar: Increparon a Kurosawa por la orientación del film. Como era de esperar se repitió el discurso de la infamia acerca de Pearl-Harbor. ¿Pero si Pearl Harbor fue una infamia, entonces cual sería el adjetivo justo para Hiroshima y Nagasaki? No hace falta mucha imaginación para encontrar la respuesta. En una escena del film, un grupo de niños juega en un parque memorial dedicado a las víctimas del primer ataque. Los niños examinan los monumentos donados por una diversidad de paises, incluyendo a Cuba, México, Argentina, etc. Sin embargo, el gran ausente es EE.UU. Uno de ellos pregunta ¿por qué EE.UU. no envió ningún monumento? En este caso tampoco hace falta mucha imaginación para encontrar la respuesta.

Tras la trágedia de Marzo, el premio nobel japonés Kenzaburo Óe expresó palabras muy claras respecto al tema nuclear: "Los japoneses, que conocieron el fuego atómico, no deben plantearse la energía nuclear en función de la productividad industrial, es decir, no deben tratar de extraer de la trágica experiencia de Hiroshima una receta
para el crecimiento. Al igual que en el caso de los seísmos, los tsunamis y otras calamidades naturales, hay que grabar la experiencia de Hiroshima en la memoria de la humanidad: es una catástrofe aún más dramática que las naturales porque la provocó el hombre. Reincidir, dando muestras con las centrales nucleares de la misma incoherencia respecto a la vida humana, es la peor de las traiciones al recuerdo de las víctimas de Hiroshima. Hoy comprobamos que el riesgo de las centrales nucleares se ha hecho realidad. Sea cual sea el aspecto de la catástrofe que estemos descubriendo (y con todo el respeto que siento por los esfuerzos humanos desplegados para ponerle freno), su significado no da lugar a ninguna ambigüedad: la historia de Japón ha entrado en una nueva fase y, una vez más, estamos sometidos a la mirada de las víctimas de la energía nuclear, de esos hombres y mujeres que han dado prueba de un gran valor en su sufrimiento. La lección que podremos extraer del desastre actual dependerá de la firme resolución de no repetir los mismos errores por parte de aquellos a los que se les ha concedido el derecho de vivir."

jueves, 24 de marzo de 2011

Sucedió un Lunes 24

La noticia fatídica se conoció mientras me encontraba en un examen parcial en la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la UES. Pasaban de las seis de la tarde y aquel examen inolvidable de Sistemas Digitales I -la materia que impartía Ricardo Cortéz- todavía se encontraba inconcluso. Inmediatamente después que los alto-parlantes de la Sociedad de Estudiantes de Ingeniería y Arquitectura (SEIAS) anunciaron la muerte de Monseñor, se inició una estampida que para algunos nunca terminó.

Uno de mis conocidos en aquel grupo de estudiantes tenía automóvil, y para mi fortuna teníamos una ruta común. Cuando salimos del campus, nos encontramos con vehículos incendiados, barricadas, y el ambiente era de plomo. No se necesitaba mucha imaginación para darse cuenta que la peor de las pesadillas apenas había comenzado.

Tras el sálvese quien pueda inicial, llegó la fase de la consternación, y sobre todo de digerir la impotencia de los ofendidos. La tasa de asesinatos había alcanzado los 200 por semana en los primeros meses de 1980. El magnicidio venía a ser la culminación de la crónica de una muerte anunciada, y sobretodo el escalamiento del conflicto. Hasta un día antes de su muerte, Monseñor había sido -con sus homilías- un cronista y protagonista de excepción. Ahora venía a ser una víctima como muchos otros...

De lo que se mostró en los noticieros de la televisión nacional aquella noche -por alguna razón que a estas alturas no puedo precisar- lo que más conservo en la memoria es la imagen de Monseñor Ricardo Urioste. A partir de esa noche, la imagen austera de Monseñor Urioste conteniendo su indignación, y recurriendo a toda su disciplina para no mencionar con nombre y apellido a los asesinos, quedó registrada en mi memoria. Lo que mostraron los periódicos de mayor circulación -el día después, y el resto de la semana- todavía me causa perplejidad. De un día para otro se referían a Monseñor Romero como su ilustrísima....

Apenas un día antes, la radio católica YSAX había transmitido por primera vez en varias semanas una homilía de Monseñor, después de semanas de silencio provocado por el enésimo atentado dinamitero en contra de sus equipos de transmisión. Recuerdo haber escuchado fragmentos de aquella transmisión, saliendo de la iglesia de San Isidro. Al igual que muchos, me perdí la parte esencial de la homilía, y no tuve conciencia de que después de pronunciar aquellas inolvidables palabras "Les ruego, les ordeno, cese la represión....." Monseñor había adelantado su tiempo.

Durante esa semana, la radio YSAX, además de retransmitir las palabras de Monseñor, incluyó en la programación la versión en español de "We Shall Overcome". En aquellos tiempos, "Nosotros venceremos" formaba parte del cantoral de la iglesia católica, al menos en parroquias como la de San Isidro. Años más tarde vendría a saber que aquella canción es uno de los himnos de la lucha por los derechos civiles en EE.UU. Incluso Martin Luther King explicó durante un discurso las razones por las cuales había que seguirla cantando, incluso a costa de la muerte física. A pesar de todo, Yo la seguiré asociando con esos días tristes que siguieron a la muerte de Monseñor.

Los funerales se celebraron el Domingo de Ramos. Yo llegué desde Juayua, ya que había asistido a una boda la noche anterior. Por azar, coincidimos con varios conocidos, y para mi fortuna, cuando comenzaron los balazos y los bombazos, no me encontraba solo. Junto a mis compañeros de aventura, el río humano nos había llevado casi al centro de la plaza Gerardo Barrios, frente a catedral. Allí permanecimos en el suelo hasta que la conmoción inicial disminuyó, y el río de gente nos comenzó a empujar rumbo al oriente, a pesar de que nosotros queríamos dirigirnos al occidente, ya que en esa época ya vivíamos en la zona de Ciudad Merliot. Saúl y Rolando también vivían en la misma zona. Aquino, que también estudiaba en la UES, vivía en Santa Tecla.

No recuerdo exactamente la razón por la cual terminamos en las inmediaciones del parque de pelota de la Colonia Guatemala. Para fortuna nuestra, Aquino cargaba su agenda telefónica, y desde un teléfono público pudimos llamar a Chamba, un compañero de ingeniería eléctrica que vivía en Ciudad Delgado. En su casa almorzamos, y medio pasamos el susto. A mi me prestó un pantalón, ya que el que cargaba puesto terminó bastante maltrecho, a Rolando le prestó unos zapatos, ya que cuando logramos salir de la zona de catedral, descubrió que solo llevaba puesto un zapato, por lo que decidió emparejar las cosas y se deshizo del que le quedaba.

A eso de las cuatro de la tarde, y calculando que las cosas ya se habían calmado, Chamba se ofreció para llevarnos en su automóvil hasta la zona del Salvador del Mundo. También sería comprensible que su deseo fuera realmente deshacerse de nosotros, ya que en aquellos tiempos no era tan buena idea tener como invitados a cuatro tipos que venían huyendo del funeral de Monseñor Romero. Recuerdo que cuando finalmente llegamos a la zona de Ciudad Merliot, lo primero que nos recomendó el primer vecino con el que hablamos Rolando y Yo, fue que no le anduviéramos contando a nadie nuestra historia. Por suerte no solo sobrevivimos a ese día, sino que también a los 12 años restantes de la guerra, y por eso -y por casi ochenta mil razones más- como diría García Márquez, hay que seguir viviendo para contarlo.


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domingo, 30 de enero de 2011

Los 300 años de Borges

Mientras tanto jodernos, clamaba Borges, a propósito de los 300 años que según sus cuentas tendrían que transcurrir antes de que se hiciera realidad el tipo de estado deseado por él: "Un Estado mínimo, que no se notara. Viví en Suiza cinco años, y allí nadie sabía cómo se llama el presidente". Los 300 años de Borges coinciden con los 200 o 300 años que otros autores como Lampedusa, establecen como medida del "siempre" en términos humanos.

Quizás muy en el fondo -a juzgar por sus gestos- Borges pensaba que para mientras, lo que [todavía] necesitamos en este rincón del mundo son dictadores "buenos", es decir dictadores que son tan buenos que no merecen ser llamados dictadores; sino más bien "santos".

Estas reflexiones me vienen a la mente, en parte por la ola de protestas en el medio oriente, desatadas tras las revueltas de Tunez; y en parte por ese discurso a flor de labio tan persistente en la vox populi salvadoreña, que expresa añoranza por los años de las dictaduras militares, y que tiene en el General Maximiliano Hernandez Martínez, a su referente más concreto.

"L
a nostalgia borra el olor a mierda", la frase acuñada por García Márquez para retratar cruelmente al Doctor Juvenal Urbino al ser recibido por la pestilencia de las aguas negras a su regreso al puerto de Cartagena de Indias, después de pasar todos sus años de estudiante en París evocando y defendiendo, durante sus tertulias, a Cartagena como la ciudad más bella del mundo; también retrata con alguna justicia a los que añoran los métodos de los regímenes autoritarios.

"Algo debía cambiar para que todo siguiera igual", la moraleja de la novela "El gatopardo" de Lampedusa llevada al cine por Visconti, disparada en una reflexión de Lampedusa en boca del príncipe de Salina, bien podría haber sido la inspiración del guión del teatro post-golpista Hondureño, y probablemente el mismo guión se repetirá en Egipto, en donde todavía no conocemos el nombre del nuevo dictador "bueno". "Aquí las cosas siempre serán iguales" -remata el Príncipe de Salina- "y por siempre me refiero a 200 o 300 años, luego todo será peor".

Las analogías entre El Cairo y otros escenarios como La Habana, terminan en el hecho de que Mubarak es el "algo" que debe cambiar para que todo siga igual. En eso están de acuerdo todos los actores externos, incluido Israel. Las voces más débiles a la hora de las negociaciones serán sin duda las de los egipcios de a pie. "Negociaciones pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado". "…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está", sentencia Lampedusa desde las páginas de "El gatopardo".



sábado, 8 de enero de 2011

Bienaventurados

(Joan Manuel Serrat)

Bienaventurados los necios que se arriesgan a prestar consejos
porque serán sabios a costa de los errores ajenos.

Bienaventurados los pobres porque saben, con certeza,
que no ha de quererles nadie por sus riquezas.

Bienaventurados los adictos a emociones fuertes
porque corren buenos tiempos para la gente marchosa.

Bienaventurados los dueños del poder y la gloria
porque pueden informarnos de qué va la cosa.

Bienaventurados los que alcanzan la cima
porque será cuesta abajo el resto del camino.

Bienaventurados los que catan el fracaso
porque reconocerán a sus amigos.


Bienaventurados los castos porque tienen la gracia divina
y la ocasión de dejar de serlo a la vuelta de la esquina.

Bienaventurados los que aman porque tienen a su alcance
más de un cincuenta por ciento de un gran romance.

Bienaventurados los que están en el fondo del pozo
porque de ahí en adelante sólo cabe ir mejorando.

Bienaventurados los que presumen de sus redaños
porque tendrán ocasiones para demostrarlo.

Bienaventurados los que contrajeron deudas
porque alguna vez alguien hizo algo por ellos.

Bienaventurados los que lo tienen claro
porque de ellos es el reino de los ciegos.

jueves, 27 de mayo de 2010

Hijo de la luz y de la sombra

Caudalosa mujer: en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
verían que grabada llevo allí tu figura.

Con el amor a cuestas, dormidos y despiertos,
seguiremos besándonos en el hijo profundo.
Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo.

MIGUEL HERNANDEZ

Joan Manuel Serrat recién ha lanzado su último trabajo discográfico "Hijo de la luz y de la sombra" basado en poemas de Miguel Hernández. Esto no tendría nada de extraordinario; pero Serrat es Serrat, y decidió lanzarse en una aventura que a estas alturas del partido ha sido muy arriesgada para él, ya que el LP que grabó hace casi 40 años con los poemas de Hernández tuvo mucho que ver tanto con su carrera, como con la imagen poética que -muchos que no conocíamos a Hernández- nos hicimos de él.

El cantautor se ha tomado muy pocas libertades a la hora de adaptar los textos. En todo caso, es un derecho ganado a pulso tras más de cuatro décadas de ejercer como el gran difundidor de los poetas condenados al olvido por la dictadura franquista. En mi caso personal -de no ser por Serrat- difícilmente habría conocido los textos de poetas como Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Gabriel Celaya, León Felipe y José Agustín Goytisolo.

Para un país que aún no se recupera del todo de los traumas heredados de la dictadura franquista, la figura del poeta sigue siendo incómoda. De hecho, los cargos en base a los cuales la dictadura envió a la cárcel a Miguel Hernández aún no han sido retirados oficialmente, y uno de los poemas seleccionados para este trabajo -Canción del esposo soldado- fue usado como prueba de su afiliación política.

A pesar de los pesares, Serrat asumió este trabajo como si fuese el último. Las arrugas y las cicatrices en la voz del cantautor son meras condecoraciones a la hora de asumir la voz de un poeta que de niño pastoreaba cabras. "Rumbos perdidos a flor de tango" nos cantaba -un Serrat más tarreS que Serrat- en uno de sus trabajos anteriores, pero en "Hijo de la luz y de la sombra" la urgencia de los textos solo permite el ritmo de tango para cantarle al hambre.

Por el cinco de enero,
cada enero ponía,

mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas
,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas
.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras
:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río

y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío
.

Por el cinco de enero,
para el seis yo quería,

que fuera el mundo entero
una juguetería
.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas

mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas
.

Ningún rey coronado,
tuvo pie, tuvo gana

para ver el calzado
de mi pobre ventana
.

Toda gente de trono,
toda gente de bota
s
se rió con encono
de mis abarcas rotas.....


A cien años de su nacimiento, la voz de Miguel Hernández sigue más vigente que nunca, "aventando sus versos redondos y frescos como si hubieran sido escritos ayer y aquí" según palabras del propio Serrat. Todavía hay millones de niños que sueñan con zapatos y con comida. Todavía hay millones de "niños yunteros". Los niños de la calle se cuentan por cientos o miles de millones.

Serrat no pudo ser más certero a la hora de seleccionar los grandes temas en la obra del poeta, y conscientemente ha asumido no dejar fuera textos en los que Miguel Hernández deja bastante claro su compromiso: Escríbeme a la lucha/ siénteme en la trinchera/ aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo/ y defiendo tu vientre de pobre que me espera/ y defiendo tu hijo./ Es preciso matar para seguir viviendo/ Un día iré a la sombra de tu pelo lejano/ y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo/ cosida por tu mano.


jueves, 6 de mayo de 2010

¿Dónde estás Roque?

“Todas las felicidades cuestan muertos”, dice Silvio Rodríguez en referencia al martirio de Víctor Jara. Eso lo sabemos bien en El Salvador. Nuestro Poeta Nacional Roque Dalton comparte el destino de miles de salvadoreños -la mayoría de ellos muy humildes- asesinados durante la guerra civil. La tumba de Roque -igual que la de miles de desaparecidos- sigue siendo un lugar indefinido en nuestro mapa. Lo único que sabemos es el nombre de los verdugos, ellos saben que sabemos ... y pretenden que no les importa.

Victor Jara -cantautor chileno asesinado el 16 de septiembre de 1973, a pocos días del golpe de estado perpetrado por Pinochet y compañía- tuvo hace un año su segundo funeral, en este caso un funeral de estado encabezado por la entonces presidenta Michelle Bachelet y la viuda de Jara, Joan Turner. La primera vez -
hace casi 37 años- Joan Turner depositó los restos de Jara de manera casi anónima en el cementerio de Santiago. A pesar de todo, sus seres queridos tuvieron durante 36 años el consuelo de conocer la ubicación de la tumba, algo que nunca han tenido los familiares de Roque Dalton.

Supongamos que el estado salvadoreño decidiera realizar funerales de estado, o edificar un mausoleo para Roque Dalton. En primer lugar sería necesario conocer la ubicación de los restos del poeta para exhumarlos y analizarlos por medio de un equipo forense. En ese hipotético escenario, los verdugos de Roque Dalton deberían revelar ya sea la ubicación de los restos, o el sitio exacto en donde el cadáver de Roque fue abandonado a su suerte con la aparente intención de que el olvido lo borrara, que la nada lo devorara.

Tras el revuelo provocado por las demandas -legítimas- de los hijos del poeta, parece poco probable que -al menos en el futuro inmediato- Roque Dalton tenga funerales de estado, o un mausoleo, o que el estado salvadoreño celebre un acto en el que se pida perdón por su asesinato. Ciertamente la obra del poeta es patrimonio de El Salvador, pero seguramente cualquier litigio sobre propiedad intelectual debería favorecer a sus herederos. Por otra parte, resulta paradójico reconocer a Dalton como nuestro Poeta Nacional, reclamar la obra como patrimonio de la sociedad salvadoreña en su conjunto, y al mismo tiempo mostrar semejante indiferencia con la búsqueda de la verdad.

"La verdad puede resultar incomoda, pero el olvido mata", escribe Juan Antonio Martín Pallín en su artículo "No se Puede enterrar el olvido" publicado el 08/10/2008 en El País. Por su parte Joan Manuel Serrat, en el artículo "El Segundo entierro de Victor Jara", escrito para rendir homenaje al cantautor chileno afirma -A quien dice: Dejad en paz a los muertos, les respondo: ¿están los muertos en paz? ¿Estamos en paz con ellos?- la respuesta debería ser más que obvia.

¿Dónde estás Federico? pregunta Natalia Junquera en un artículo publicado el 20/12/2009 en El País, en el que describe la búsqueda infructuosa de los restos del gran poeta español asesinado en medio de la barbarie de la guerra civil española. ¿Dónde estás Roque? preguntamos nosotros 35 años después. Los verdugos de Roque Dalton -sus propios ex-camaradas guerrilleros- llegaron mucho más lejos que los asesinos de Federico García Lorca y los asesinos de Victor Jara, lo cual es decir bastante. Federico fue sepultado, y algún día -más temprano que tarde- sus restos serán encontrados.

El insoportable pasado de los verdugos es un perro fiel que ni los quiere ni los deja. Es una especie de insoportable pesadez del ser -gracias Kundera-. En el año 2100 y después, los salvadoreños continuarán leyendo a Roque Dalton. Su figura no puede menos que seguir creciendo con pasos de gigante. Una mancha insignificante en pie de página -impresa con letras diminutas- en la biografía del poeta será todo lo que la historia guardará de sus verdugos...... eso si el olvido no los borra, si la nada no se los traga.......