viernes, 19 de noviembre de 2021
sábado, 16 de octubre de 2021
Bajo la lluvia mansa de junio
Es junio
es mil novecientos setenta y uno
hace rato que dieron las diez
mientras la lluvia mansa
repite su eterna canción
camino paso a paso
por la calle de mi pueblo
que hace estación en casa de mi padre
a media luz de farolitos en postes oxidados
hay perros pero no hay luna
hay lluvia pero no hay cristales
hay pobres pero resisten
es tiempo de duendes en la memoria
llegas a la entrada del callejón
corres hasta la casa de tu madre
para que no te atrapen
los duendes de ayer y hoy
mientras la lluvia mansa de junio
no termina de caer en mi memoria
corre y sueña
nunca dejes de soñar
repite aquella vieja canción.
Es junio
llueve mansamente
tu madre te espera en casa
hace rato que dieron las diez
el tiempo pasa volando
cuando charlas con Jorge Luis
no hace falta pronunciar tu nombre
pero todos saben que estoy hablando de ti.
La vida es eterna
en cinco minutos
hay lluvia en tu pelo
no mires hacia atrás
es tiempo de duendes
frente al poste de la luz
apuras el paso
llegas a la entrada del callejón
corres hasta tu casa
no miras hacia atrás
la vida es eterna
en cinco minutos
como dice la canción.
viernes, 15 de octubre de 2021
Tarde de Domingo Hace Casi 50 Años
Entonces éramos jóvenes, pero no lo sabíamos
jueves, 7 de octubre de 2021
sábado, 8 de mayo de 2021
Lecciones
En la época de las repúblicas bananeras y de la guerra fría, en Europa y en otros países se decía que no resultaba tan difícil reconocer a un habitante de un país como El Salvador durante una conversación, ya que los que llegaban o llegábamos de estos países, de visita o exiliados, casi nunca decíamos lo que pensábamos. Estábamos tan acostumbrados a la censura, que al encontrarnos fuera del país, nos autocensurábamos. La mayoría de mi generación, todavía se autocensura sin necesidad de salir del país.
Durante una visita que hice a Marco Island hace casi 25 años, al final del Meeting tuve que compartir taxi desde el hotel hasta el aeropuerto con un colega gringo. En algún momento entabló conversación y preguntó acerca de la guerra y el papel de su país durante la misma. En ese momento recordé que en mi profesión los ingenieros pueden trabajar en cualquier lado, incluso en el famoso "complejo militar industrial" descrito por Eisenhower y decidí aplicar las técnicas ilustradas por Cantinflas en "Su Excelencia", es decir hablar bastante o poco, y no decir nada.
Venimos saliendo de un período excepcional, en el que los salvadoreños decían o decíamos lo que nos venia en gana. Al parecer, esta situación era demasiado buena para ser verdad. Las nuevas generaciones probablemente serán investidas como salvadoreños plenos cuando comiencen a saborear en carne propia las bondades de la autocracia. Es decir, aprenderán algo que los salvadoreños más humildes han sabido desde siempre. En los regímenes autocráticos la mejor manera de sobrevivir es ver, oír y callar.
Esta lección me la impartió un señor de San Isidro que trabajaba como caporal en el cafetal. Yo cometí la imprudencia de llevar en plena guerra a un periodista francés a visitar la hacienda. A las preguntas del periodista, el caporal se limitaba a balbucear si o no, pero más veces no que sí. En un momento que el francés se alejó, me dijo- estos se van y lo dejan jodido a uno, yo por eso cuando me preguntan algo me hago el maje. Como diría Scorsese: Life lessons.
sábado, 24 de abril de 2021
sábado, 17 de abril de 2021
TODAVÍA
Todavía bebo besos robados
bajo alguna luna que casi siempre es luna de día
todavía por las mañanas
busco el no tan breve espacio
en que Ella no está
y sin embargo
es la imagen de mi Padre
la que me revelan los espejos cada día
todo está al revés
nada está al derecho
me advierte
y en tu matemáticas
y en Albanta también
todavía cantamos Para la Libertad
y Al Alba cada día más
todavía cantamos Gracias a la Vida
y Solo le pido a Dios cada día más
y Yesterday tampoco
y cada vez puede ser la última vez
y cada trago puede ser el último trago
todavía lloramos cuando nadie nos ve
en este diecisiete de abril
del dos mil veintiuno
domingo, 7 de febrero de 2021
7 febrero
Una de las consecuencias no tan cool de la investigación histórica es que algunas veces la verdad que encontramos, no es exactamente igual a lo que ya sabíamos antes de comenzar a hurgar. A veces se trata tan solo de detalles, y para muestra aquí está un ejemplo familiar. Se trata de la fecha de nacimiento de mi padre, la cual desde que tengo memoria hemos celebrado el 6 de febrero. Sin embargo, en el acta de nacimiento se puede leer que él nació a primera hora del 7 de febrero de 1914.
Mi padre vivió casi hasta los noventa y cuatro años, sin embargo hay que decir que al menos en el universo rural de San Isidro en donde él vivió sus últimos cuarenta y cinco años [aproximadamente], la celebración del cumpleaños no era moneda de uso corriente hasta poco tiempo atrás. Yo me atrevería a afirmar que de esos cuarenta y cinco años, al menos en unas veinte y tantas ocasiones, la fecha pasó sin pena ni gloria.
En algunas novelas como el Péndulo de Foucault, los planes de los designados para ejecutar alguna teoría de conspiración fallaron estrepitosamente debido a que no todos los involucrados interpretaron correctamente la fecha. En la novela de Eco, algunos se basaron en el calendario juliano, mientras que otros se basaron en el calendario gregoriano. En nuestro ejemplo, aunque aparentemente la cosa no llega a tanto, en el fondo es la duda casi metafísica acerca de qué fecha es a las doce de la noche. Por las dudas, propongo celebrar los dos días, con aplicación inmediata.
miércoles, 3 de febrero de 2021
14° Celsius
Mi Padre me comentó en más de una ocasión, que el récord histórico de baja temperatura en San Isidro era de 14° Celsius, y habría sido registrado en algún momento durante las décadas del sesenta y del setenta del siglo pasado. En una de las paredes de la oficina de la hacienda se encontraba instalado un termómetro de mercurio de tamaño suficiente como para llamar la atención de los que visitábamos aquel local. Los registros de mi padre se basaban en las lecturas realizadas en aquel artilugio.
Los pronósticos anunciados anoche por el gurú de la televisión nacional, anunciaban un mínimo de 14° Celsius, para este día en San Salvador. Debo confesar que a la hora que me levanté, la temperatura ya pasaba de los 20° Celsius. Es inevitable pensar que una persona con la curiosidad de mi padre, habría madrugado para verificar los pronósticos, y a lo mejor este día estaría anunciando un nuevo récord de baja temperatura registrado en San Isidro.
lunes, 1 de febrero de 2021
Pentimento
Los primeros jóvenes de San Isidro que yo recuerdo que intentaron hacer el viaje hacia el norte, lo hicieron a mitad de los años setenta. Entre ellos estaba Bill. Como muchos otros, no lo logró al primer intento, pero comparativamente lo logró rápidamente, ya que pasó en el segundo viaje. Otros viajeros de la misma época, lo intentaron tantas veces, que cada vez que retornaban mitad tristes, mitad alegres; la gente se refería a ellos como "los turistas". En el caso de Bill, no faltó quien celebrara su partida con alivio, exclamando -es muy puto.
La incertidumbre de aquella apuesta era tan alta, que bastaba un indicio, una corazonada para desistir. Ese fue el caso de Víctor, quien un sábado de 1977 o 1978, se encontraba en la parada de buses de San Isidro, cuando Quiñonez y Yo aparecimos, y le contamos que íbamos camino al volcán de Santa Ana, Víctor se nos unió en aquella expedición, y tras varias horas nos comentó que cuando lo encontramos, estaba a punto de iniciar aquella aventura. Nadie sabe a ciencia cierta, la cadena de eventos que ya no tuvieron lugar en ambas historias, tras fracasar o posponer el primer intento, especialmente en el caso de Víctor.
En medio de las dos historias le tocó el turno a Paco. La expulsión masiva de jóvenes era irreversible, ya que la búsqueda de oportunidades era inútil y la guerra civil estaba a las puertas. En su último fin de año en San Isidro, lo encontramos a la hora de los abrazos. Por alguna razón, Saúl llevaba consigo una guitarra, y en medio de la euforia de año nuevo, Paco rompió la guitarra. Casi 20 años más tarde, durante una de sus regresos a San Isidro, Paco le llevó una guitarra nueva a Saúl. La guitarra había sido adquirida en su ciudad adoptiva, Los Ángeles. En 1993, nos encontramos durante una visita que hice a esa ciudad, y tuvo la generosidad de mostrarme Los Ángeles lo mejor que pudo, y pude encontrar a otros de mi generación que se habían establecido allí.
En los años ochenta y noventa, el viaje se hizo cada vez más difícil, y aparecieron nuevos peligros. Además de tener que evadir a las autoridades en el lado estadounidense de esta historia, la diferencia entre los coyotes y las redes criminales que operaban en la ruta se hizo cada vez más difusa. En esas condiciones le tocó hacer aquel recorrido a Óscar. En algún momento de la década de los noventa, él me relató los interrogatorios a los que fue sometido cuando lo agarraron al intentar cruzar la frontera, o cuando ya había cruzado. Día tras día, diferentes interrogadores le hacían las mismas preguntas probando la consistencia de su historia. Entre varios policías buenos, y varios no tan buenos, apareció uno que le dijo -Tú no eres salvadoreño.
La realidad es que Óscar, igual que muchos de los Cerna de San Isidro, no tenía mucho en común con el estereotipo de salvadoreño, pues sus ojos eran de un color bastante singular entre gris y verde, con un tono dominante que cambiaba durante el día. Cuando era más joven, aquella había sido una de sus cartas más valiosas a la hora de conocer chicas, pero en aquellas circunstancias sus rasgos físicos lo volvían sospechoso a los ojos de sus interrogadores no solo acerca de su verdadero origen, sino que sobre todo de que su propósito era muy distinto al de un simple migrante. Hay que recordar que la guerra de las drogas ya se encontraba en pleno auge en la zona fronteriza entre México y su vecino del norte.
Al transcurrir los días, Óscar se comenzó a preocupar, ya que al resto de los que habían caído en la misma redada, ya los habían deportado, o los habían enviado a otro lugar si tenían cuentas pendientes. Así las cosas, un día lo llevaron a una sala en la cual habían colocado un mapa muy detallado de El Salvador, y comenzaron a cuestionarlo con preguntas acerca de la geografía de nuestro país, que para cualquier salvadoreño con educación básica resultaban más que triviales. No recuerdo exactamente [basado en su relato], si el interrogador le pidió señalar San Isidro, lo que si recuerdo es que le preguntaron cuál era la cabecera del departamento de Chalatenango. Óscar respondió -Chalatenango- por supuesto y señaló correctamente su posición en el mapa.
Aquel relato surgió en la que debe haber sido una de nuestras últimas conversaciones. En noviembre de 1996, tras regresar de un viaje en el que visité Denver, me enteré durante una visita a San Isidro que Óscar se nos había adelantado. Unas pocas semanas antes de morir, él visitó la casa de mi padre en San Isidro y pidió que me entregaran un árbol de limón que deseaba regalarme. Una de las amarguras más amargas es no poder despedir a nuestros cómplices o camaradas de aquel tiempo irrepetible que es la adolescencia como es debido. Los años no han hecho más que confirmar que la gracia que la mayoría de mortales experimentamos apenas como pinceladas efímeras, para otros en cambio es un pentimento inacabable, capa tras capa siempre con gracia. Así recuerdo a Óscar.
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Pentimento: esta palabra no aparece en el diccionario de la Real Academia, pero en el mundo de la pintura significa una pintura oculta debajo de otra pintura. La palabra original viene del italiano y significa arrepentimiento. En inglés el Cambridge Dictionary define pentimento como "una marca dejada por una pintura anterior que muestra en donde un artista ha realzado cambios" .
viernes, 29 de enero de 2021
Dinosaurios en Macondo
Cuando los habitantes de Macondo despertaron de la enfermedad del sueño, los pasteles de cumpledías se ordenaban por facebook, las pupusas por whatsapp y los "you are fired" por tweeter......
miércoles, 27 de enero de 2021
27 de enero: día del nacimiento de Mozart
sábado, 23 de enero de 2021
jueves, 14 de enero de 2021
Lecturas
El texto pseudo-histórico de Woody Allen, dedicado al inventor del sandwich, me lo encontré por vez primera en una edición de la revista Selecciones del Readers Digest, hace más de 40 años. Una revista ultraconservadora, que a falta de otra lectura, era de lo mejor que se podía leer en San Isidro. Mi padre que era amante de la lectura, devoraba los ejemplares de esta publicación con el mismo afán con que un náufrago devora alimentos tras un prolongado ayuno involuntario. Allí descubrí "No todo lo que vuela es OVNI" de Carl Sagan, "El Paraíso del Tonto", de Isaac Bashevis Singer, Juan Salvador Gaviota de Richard Bach, "El Pastor" de Frederik Forsyth, y otros. Sospecho que "El Principito", también lo descubrí en Selecciones. Debo confesar que escribiendo este párrafo, pude reencontrar el texto de Singer, el cual busqué infructuosamente durante más de 40 años. En las fotografías que aparecen en la parte superior, se muestra el único ejemplar de Selecciones que pude salvar de la colección de mi padre. Se pueden ver anotaciones a mano realizadas por él sobre la portada de la edición de mayo de 1979, marcando el artículo de la página 33, "Encuentros con Mundos Lejanos". Nada mal como elección, el mejor artículo para el mejor lector.
Woody Allen: Breve pseudo-historia del inventor del sandwich
"Estaba hojeando una revista mientras esperaba a que Joseph K., mi asistente, terminara su acostumbrada consulta de cincuenta minutos de todos los martes con un psicoterapeuta de Park Avenue, cuando, por casualidad, di con una frase a pie de página que atrajo mi atención tanto como la notificación de un cheque sin fondos.
Sin embargo, no se trataba más que de uno de esos artículos en rúbricas pseudoculturales tipo “Conozca usted la vida de…” o “¡A que no lo sabe!”, pero su evidencia me sacudió con la fuerza de las primeras notas de la Novena de Beethoven. “El sándwich”, decía, “fue inventado por el conde de Sándwich”. Estupefacto por la noticia, volví a leerla y me estremecí con un temblor involuntario. Mis ideas se arremolinaron mientras evocaba los sueños, las esperanzas y los inmensos obstáculos que debieron acompañar el invento del primer sándwich. Se me humedecieron los ojos cuando miré por la ventana las centelleantes torres de la ciudad y experimenté una sensación de eternidad, maravillado por el lugar inextirpable del hombre en el universo. ¡El hombre, el inventor!. Los cuadernos de anotaciones de Da Vinci se cernieron sobre mí -valientes hipótesis para las más elevadas aspiraciones de la raza humana- Pensé en Aristóteles, Dante, Shakespeare. El primer folio de sus obras. Newton. El Messiah de Haendel. Monet. El impresionismo. Edison. El cubismo. Stravinsky. E= mc2…
Me concentré con firmeza en la imagen mental del primer sándwich, conservado en una vitrina del Museo Británico y dediqué los tres meses siguientes a la elaboración de una breve biografía de su gran inventor, el conde de Sándwich. Aunque mis conocimientos de historia no son muy brillantes y aunque mi capacidad para novelar los hechos supera con mucho la del común de los aficionados al ácido, espero haber captado al menos la esencia de este genio ignorado y deseo que estas notas sueltas induzcan a algún verdadero historiador a trabajar sobre él a partir de estos datos.
1718: nace el conde de Sándwich en una familia de aristócratas. El padre está encantado por haber sido nombrado jefe herrador de su majestad el rey, posición de la que disfruta durante bastantes años hasta que descubre que no es más que un herrero y renuncia, amargado. La madre es una simple huérfana de extracción germánica cuyo sencillo menú consiste esencialmente en manteca de cerdo y avenate, aunque a veces demuestra cierta imaginación culinaria al confeccionar un postre de natas, huevos, vino y azúcar.
1725-1735: asiste a la escuela, donde aprende latín y a montar a caballo. En la escuela toma contacto por primera vez con los embutidos y muestra especial interés por los cortes muy finos de roast-beef y de jamón. Para cuando se gradúa, esto se ha convertido ya en una obsesión . Su tesis “El análisis y los fenómenos concomitantes de la merienda de la tarde”, es considerada por sus compañeros de estudio como estrambótica.
1736: ingresa a la Universidad de Cambridge, a instancias de sus padres, para seguir estudios de retórica y metafísica, pero muestra poco entusiasmo por los mismos. Es acusado de robar pan y de llevar a cabo experimentos antinaturales con ese material. Las acusaciones de herejía terminan en expulsión.
1738: desheredado, se refugia en los países escandinavos donde, durante tres años, estudia intensivamente el queso. Fascinado por la gran variedad de sardinas que encuentra. A su regreso a Inglaterra, conoce a Nell Smalbore, hija de un verdulero, y contrae metrimonio. Ella le enseñará todos sus conocimientos sobre la lechuga.
1741: reside en el campo con una modesta herencia y trabaja día y noche apretándose con frecuencia el cinturón para ahorrar y comprar comida.
1745: después de cuatro años de frenética labor, está convencido de haber alcanzado la antesala del éxito. Expone ante sus colegas dos trozos de pavo con una rebanada de pan en el medio. Todos rechazan su obra salvo David Hume, quien presiente la inminencia de algo grandioso y le alienta a seguir. Gracias a la amistad del filósofo, vuelve a su trabajo con renovado vigor.
1747: en la miseria, no puede darse el lujo de trabajar con roast-beef o pavo y se dedica al jamón que es más barato.
1758: su creciente aceptación entre los manipuladores de la opinión pública hace que la reina le encargue “algo especial” con motivo de un almuerzo con el embajador de España. Trabaja día y noche experimentando con cientos de posibilidades y, por fin, a las 16 horas y 17 minutos del 27 de abril de 1758, crea la obra que consiste en varias tajadas de jamón cubiertas, encima y por debajo, por dos rebanadas de pan de centeno. En un golpe de inspiración, adorna la obra con mostaza. Es un éxito inmediato, y queda encargado para el resto del año de los almuerzos del sábado.
1760: cosecha un éxito tras otro creando “sandwiches” como se los denomina en su honor, con roast-beef, pollo, lechuga y casi cualquier fiambre concebible. Recibe la Orden de Jarretera.
1769: en su residencia de campo, recibe la visita de los hombres más ilustres del siglo: Haydn, Kant, Rousseau y Ben Franklin se detienen en su casa, algunos disfrutando de sus admirables creaciones, otros con pedidos para llevar.
1778: aunque fisicamente cansado, todavía investiga nuevas formas y escribe en su diario: “Trabajo hasta altas horas de la noche y tuesto todo lo que encuentro en un intento por mantener el calor”.
1783: para celebrar su sexagésimo quinto cumpleaños, inventa la hamburguesa y hace giras personales por las grandes capitales del mundo. En Alemania, Goethe sugiere servirlas con panecillos, una idea que deleita al conde quien, más tarde, dice del autor de Fausto: “Este Goethe es un gran tipo”.
1790: en una exposición retrospectiva de su obra, celebrada en Londres, sufre un repentino ataque de dolores en el pecho y se le vaticina una muerte inminente, pero se recupera lo suficiente como para supervisar la construcción de un monumento al sándwich. Su inauguración en Italia produce serios disturbios y allí permanece incomprendido salvo para unos pocos críticos.
1792: cae víctima de un virus que no puede tratar a tiempo y fallece mientras duerme. Es enterrado en Westminster Abbey, y miles de personas presencian sus funerales. En esa ocasión, el gran poeta alemán Höderlin resume sus logros con una manifiesta reverencia: “Liberó a la humanidad del almuerzo caliente. Todos estamos en deuda con él"
miércoles, 6 de enero de 2021
Hoolingans
hooligan
Voz ingl.
1. m. Hincha británico de comportamiento violento y agresivo.
Fuente: https://dle.rae.es/hooligan
Así define el diccionario de la Real Academia Española, la palabra Hooligan: como una voz inglesa, y referida exclusivamente al futbol. En realidad, de acuerdo a John Carlin, en su artículo "Inglaterra País Hooligan", ser o comportarse así, es the english way en relación al resto del mundo. Carlin ha filosofado acerca del comportamiento Hooligan de celebridades, como el entrenador Mourinho, del comportamiento Hooligan [y suicida], de los electores ingleses que votaron a favor del Brexit, y también acerca del Hooligan político más poderoso e innombrable del mundo. De hecho, incluso existe un quiz hilarante diseñado por Carlin, de acuerdo al cual, éste personaje luce como un cachorrito comparado con Mourinho, en términos de narcicismo; pero el entrenador es menos funesto, ya que por fortuna para el resto de la humanidad, su campo de acción se reduce al futbol.
Por ejemplo, Mourinho en el pasado reciente, antes de un partido de futbol contra un rival difícil, generalmente mataba el chucho* a tiempo, culpando anticipadamente al árbitro, a la prensa, el estado del césped, o a sus propios jugadores. Los Hooligans políticos aplican esta metáfora en las contiendas electorales, es decir aceptaré los resultados sí y solo sí "Yo" gano. Creo que estas frases las hemos escuchado recientemente, y esta semana hemos visto el trailer de las consecuencias. En Inglaterra y en Europa, nadie en su sano juicio permitiría circular libremente a una horda de Hooligans armados hasta los dientes, mucho menos acercarse a la Cámara de los Lores, al Palacio del Elíseo, o al Palacio del Quirinale.
Bueno, esta semana hemos comprobado las consecuencias extremas de investir a un Hooligan como jefe de estado, superando en estos términos incluso a "los otros" jefes de estado Hooligans como el premier británico (etcétera), que a la postre ha demostrado una pequeña dosis de realismo tras padecer en carne propia las secuelas de la pandemia y las aftermaths del Brexit. Pienso que inclusive Mourinho se sentiría superado, o al menos igualado, con aquello de matar el chucho a tiempo y culpar a sus jugadores por perder un partido: Jamás Hollywood se había atrevido a tanto. Los narcisistas suelen decir: Me felicito a mí mismo; pero en casos de extrema necesidad a lo mejor se vale decir: Me perdono a mí mismo [por enviar mis hordas a la trifulca y quedarme viendo la TV].
* Salvadoreñismo. Chucho: perro. Ver: Rivas, Pedro Geoffroy. "El Español que hablamos en El Salvador". Dirección General de Publicaciones, 1979.