A eso de las dos de la mañana de este día domingo catorce de octubre del dos mil dieciocho, sonaron sendos repiques de libertad, tímidos en algunos casos, casi incrédulos en otros, pero siempre dándole duro al badajo, porque días como este día catorce no abundan en el almanaque. Muchos decidimos celebrar en silencio, de la misma manera con la que nos aferramos a su recuerdo durante los años de plomo y oscuridad. Y sin embargo, este tiempo, esta vez, es el turno del ofendido. Este día y de una vez y para siempre, callan los Otros, Nosotros hemos callado desde siempre. Sentir por vez primera a la mentira condenada al silencio también es un repique de libertad.
domingo, 14 de octubre de 2018
viernes, 12 de octubre de 2018
El Turno del Ofendido
Me habéis golpeado, azotando
la cruel mano en el rostro
(desnudo y casto
como una flor donde amanece
la primavera)
Me habéis encarcelado aún más
con vuestros ojos iracundos
muriéndose de frío mi corazón
bajo el torrente del odio
Habéis despreciado mi amor
os reísteis de su pequeño regalo,
ruboroso sin querer entender
los laberintos de mi ternura
Ahora es la hora de mi turno
el turno del ofendido por años silencioso
a pesar de los gritos
Callad
callad
Oíd.
Roque Dalton, 1962.
la cruel mano en el rostro
(desnudo y casto
como una flor donde amanece
la primavera)
Me habéis encarcelado aún más
con vuestros ojos iracundos
muriéndose de frío mi corazón
bajo el torrente del odio
Habéis despreciado mi amor
os reísteis de su pequeño regalo,
ruboroso sin querer entender
los laberintos de mi ternura
Ahora es la hora de mi turno
el turno del ofendido por años silencioso
a pesar de los gritos
Callad
callad
Oíd.
Roque Dalton, 1962.
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