En 1986 ocurrió el peor desastre nuclear de la historia en la central de Chernóbil - en la entonces Unión Soviética- . Una de las consecuencias de Chernóbil fue que muchos países -principalmente los europeos- reconsideraron la opción nuclear.
Como ejemplo de la ola de reacciones post-Chernóbil, Italia celebró en 1987 un referendum abrogativo que incluía tres preguntas referendarias relacionadas al uso de la energía nuclear:
1- Referendum para la abolición de los procedimientos para la ubicación de las centrales electronucleares.
2- Referendum para la abolición de contribuciones a las regiones y municipios sedes de centrales electronucleares
3-Referendum para la abolición de la participación de ENEL (Ente Nacional de Energía del estado italiano) en la realización de centrales nucleares en el extranjero.
superiores al 70%, de manera que los proyectos nucleares pasaron al olvido, al menos hasta el día de hoy. Las regiones y municipalidades en las que la población votó a favor de la abolición instalaron cartelli (señales viales) con la leyenda COMUNE DENUCLEARIZZATO.
Durante mi soggiorno italiano (1990-1993), tuve la oportunidad de encontrarme con los cartelli durante mis viajes de ida y vuelta al trabajo en tren, autobus o en automóvil en los alrededores de Bologna.
En realidad no me resultaba excesivamente extraño un municipio no nuclear, si tomamos en cuenta que en el municipio de Vinci -la ciudad en la que nació Leonardo- se había establecido mediante una ordenanza municipal un límite para la velocidad de la luz, diferente -por cierto- al que establecen las leyes naturales.
Después de la tragedía de Fukushima, la Corte Constitucional del estado italiano aceptó un recurso -presentado por organizaciones que aquí llamaríamos de la sociedad civil- que básicamente obligó al gobierno italiano a realizar un nuevo referendum acerca del uso de la energía nuclear.
Berlusconi hizo uso de todos sus recursos intentando evitar la realización del referendum, pero fue en vano, y la mayoría de los italianos reafirmaron su rechazo a las pretensiones de reconsiderar el uso de la energía nuclear. Esto fue providencial, ya que de no haber ocurrido lo de Fukushima, Berlusconi seguramente habría llevado a puerto su pretensión de reconsiderar el uso de la energía nuclear.
Imaginando que tras los eventos de 2011, muchos cartelli que se encontraban deteriorados o destruidos, serían reastaurados o reconstruidos totalmente, le pedí a mi amigo Giuseppe (Pino) Vicentini que localizara alguno en buen estado cerca de su ciudad -Ferrara- y obtuviera una imagen para compartirla con nosotros.
La fotografía que acompaña este texto muestra a Pino Vicentini posando junto a uno estos cartelli. Tengo la esperanza que las carreteras y caminos en Italia, pronto estarán adornados nuevamente con los cartelli para mostrar a los municipios y regiones que han reafirmado su vocación no nuclear.
En realidad no me resultaba excesivamente extraño un municipio no nuclear, si tomamos en cuenta que en el municipio de Vinci -la ciudad en la que nació Leonardo- se había establecido mediante una ordenanza municipal un límite para la velocidad de la luz, diferente -por cierto- al que establecen las leyes naturales.
Después de la tragedía de Fukushima, la Corte Constitucional del estado italiano aceptó un recurso -presentado por organizaciones que aquí llamaríamos de la sociedad civil- que básicamente obligó al gobierno italiano a realizar un nuevo referendum acerca del uso de la energía nuclear.
Berlusconi hizo uso de todos sus recursos intentando evitar la realización del referendum, pero fue en vano, y la mayoría de los italianos reafirmaron su rechazo a las pretensiones de reconsiderar el uso de la energía nuclear. Esto fue providencial, ya que de no haber ocurrido lo de Fukushima, Berlusconi seguramente habría llevado a puerto su pretensión de reconsiderar el uso de la energía nuclear.
Imaginando que tras los eventos de 2011, muchos cartelli que se encontraban deteriorados o destruidos, serían reastaurados o reconstruidos totalmente, le pedí a mi amigo Giuseppe (Pino) Vicentini que localizara alguno en buen estado cerca de su ciudad -Ferrara- y obtuviera una imagen para compartirla con nosotros.
La fotografía que acompaña este texto muestra a Pino Vicentini posando junto a uno estos cartelli. Tengo la esperanza que las carreteras y caminos en Italia, pronto estarán adornados nuevamente con los cartelli para mostrar a los municipios y regiones que han reafirmado su vocación no nuclear.
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