jueves, 21 de enero de 2016

Bitácora: Barcelona

Avenida Diagonal
Avenida Diagonal
Plaza Catalunya
Plaza Catalunya




Sala de Degustación de El Corte Inglés

Año Nuevo en Montjuic



Año Nuevo en Montjuic

La Rambla
La Rambla




Taller de Tapas (La Rambla)
La Rambla

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La Rambla
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Rambla


Mercat de Sant Josep de la Boqueria








Mercat de Sant Josep de la Boqueria





















Mercat de Sant Josep de la Boqueria



Cabalgata de Reyes
Cabalgata de Reyes- Plaza Catalunya 











 


Camp Nou

Camp Nou


Camp Nou

Camp Nou
Camp Nou

Camp Nou

jueves, 5 de noviembre de 2015

Azacuanes





Mi  padre solía decir que los cuches nunca se enteran de lo que sucede en los cielos porque tienen la mirada clavada en el suelo, y como ejemplo clásico citaba el paso de los azacunanes sobre nuestros cielos. Muy pocos salvadoreños se dan por enterados del paso de los azacunanes porlos cielos salvadoreños. Este hecho dice bastante acerca de nuestra idiosincrasia.

El hecho es que los azacuanes ya comenzaron su tránsito sobre nuestros cielos. Este día 5 de noviembre, yo podría declarar ante un notario que los vi pasar sobre el espacio aéreo de la UES a las 15:35 hora de El Salvador, y que a casi todo el mundo le importaba un comino. Como prueba, muestro estas pocas fotografías, que pudieron ser más, pero que yo de una manera un poco irracional deje ir por el drenaje debido a que salí corriendo para avisarle a Posada, uno de los contados amigos que tengo en este lugar.

Esta situación me hizo recordar un cuento que nunca escribí, en el que la trama giraba alrededor de las complicaciones causadas por el funcionamiento anómalo del campo magnético de la tierra. Bueno, hacía falta un súper héroe para ir a reparar el campo magnético de la tierra. Una complicación no tan pequeña de esta anomalía es que casi todos  los pájaros magnéticos -los azacuanes son pájaros magnéticos- se habían quedado varados en esta franja minúscula que es Centro América. Creyó que el norte era el sur, se equivocaba -dice el poema de Alberti.

Con mi limitada imaginación no se me ocurrió nada mejor que enviar a Shrek, con la pequeña complicación de que en lugar de partir de su asqueroso pantano, en esta ocasión, debía partir de El Salvador. Para no ser acusado injustamente de ocultar información, debo confesar, que el verdadero Shrek en realidad es un docente de la EIE. Ciertamente entiende mucho de campos magnéticos, pero  tiene algunos no tan pequeños  problemas para entender a la novia de Shrek, pero esa es otra historia.

Otra no tan pequeña complicación, es que nuestro súper héroe no tiene una visa otorgada por el imperio,  y bueno, a ningún aspirante a competir con los hermanos Grim se le ocurriría alejar el polo norte de norte América. Y ya podemos imaginarnos a Shrek viajando de manera ilegal rumbo hacia el polo norte, o wherever se encuentre el polo norte magnético. Con el agravante, de que Shrek es un ciudadano vulgar y silvestre de la municipalidad de Mejicanos. Casi el paradigma del poema de amor de Roque Dalton.

Por último, debo añadir que en una ocasión nuestro súper héroe me rescató de las huestes de una ministra de economía, quién durante una tertulia del IEEE, aparentemente se enfadó levemente por mis críticas a la no tan sensata idea, presentada  por ella, de complicar más la vida de la SIGET, sumádole la responsabilidad de la gestión de los hidrocarburos. POr suerte para todos, esa lamentable idea no fue llevada a la práctica. Nuestro súper héroe me rescató de aquel antro, colocándose previamente su relój de Shrek....



lunes, 26 de octubre de 2015

La Vida ese paréntesis



miércoles, 14 de octubre de 2015

Mañana Nunca se Sabe

Transitamos brevemente durante ese paréntesis que es la vida, que dura menos que una estrella fugaz, y hacemos planes -a veces cargados de optimismo- para un mañana del que no sabemos gran cosa. Y un día de esos llega la muerte y nos arrebata a uno de los nuestros, y como dice Milanés: y no ha pasado nada. En estas circunstancias nos sentimos pequeños, indefensos, impotentes a merced de las fuerzas del destino. Un hermano ha muerto lejos de su tierra original, tan lejos para nosotros como Marte o una estrella lejana.  Pero ahora Rusia es su tierra, allí están los suyos.


Cuando Yuri nació, la antigua Unión Soviética recien había envíado con éxito al primer cosmonauta al espacio. Mamaría, no perdió aquella oportunidad y seguramente usó toda su influencia en la familia para bautizar a su nieto con el nombre del primer hombre en ir al espacio. Nadie habría imaginado entonces que aquel niño -con nombre ruso-  nacido hace  más  de medio siglo viviría sus últimos 20 años en Rusia, y que tendría hijos rusos...


De niño, me acompañaba a veces a San Isidro, y quizás  esas pequeñas cosas -talvez sin importancia en aquel momento- ahora son de alguna manera uno de mis tesoros más preciados. Lo llevaba  a la barranca del tanquito para silbarle a los Talapos. Y de repente se nos hizo realidad aquello de "que mundo tan separado...".  Llegó la guerra, y Yuri tuvo bastante suerte de escapar con vida de nuestro país. Por un pelo, él y Herberth escaparon de un escuadrón de la muerte. Vivieron algunos años en Venezuela con Victor y Mamaría, y luego se movieron a Estados Unidos. El resto es la historia de un hijo afortunado.

Un día de repente, Yuri se convirtió en cocinero, y su vida cambió. Saint James Club se llama o se llamaba el lugar vip en el que trabajaba cuando lo visité en Los Ángeles en el 93. Se trata de  un lugar frecuentado por el jet set. Cuando dejó el Saint James, encontró una oportunidad en Rusia. Creo que desde que nació estaba predestinado para viajar a ese país. Algún día podremos escribir toda la historia. Nos queda su recuerdo, en este caso de una vida envidiable, vivida plenamente. Me queda el recuerdo de pequeñas complicidades, y la inevitabilidad de recordarlo siempre como se recuerda a un niño travieso que un buen día bebió un gran trago de kerosene o lejía y fue a parar al hospital. Un niño bueno y generoso, que para mi es lo que él será siempre...



Artículo de Revista Passport

Reseña de Restaurant "Navarros" en Restoran.ru Moscow

Radio La Voz de Rusia

miércoles, 7 de octubre de 2015

El Kitsch Burocrático

En el fondo de toda fe, religiosa o política, está el primer capítulo del Génesis, del que se desprende que el mundo fue creado correctamente, que el ser es bueno y que, por lo tanto, es correcto multiplicarse. A esta fe la denominamos acuerdo categórico  con el ser.

Si hasta hace poco la palabra mierda se reemplazaba en los libros por puntos suspensivos, no era por motivos morales. ¡No pretenderá usted afirmar que la mierda es inmoral! El desacuerdo con la mierda es metáfisico. El momento de la defecación es una demostración cotidiana de lo inaceptable de la creación. Una de dos: o la mierda es aceptable (¿y entonces no cerremos la puerta del vater!), o hemos sido creados de un modo inaceptable.

De eso se desprende que  el ideal estético del acuerdo categórico con el ser es un mundo en el que la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese. Este ideal estético se llama kitsch.

[Kitsch] Es una palabra alemana que nació a mediados del sentimental siglo XIX y se extendió después a todos los idiomas. Pero la frecuencia del uso dejó borroso su original sentido metafísico, es decir: el kitsch es la negación absoluta de la mierda; en sentido literal y figurado: el kitsch elimina de su punto de vista todo lo que en la existencia humana es esencialmente inaceptable
                                                                                                                                    Milan Kundera

Hace más de veinte años, durante mi soggiorno italiano, mis conocidos boloñeses intentaron explicarme el sentido del kitsch, pero lo hicieron de una manera tan políticamente correcta, que su original sentido metafísico quedó  lo suficientemente borroso como para no entender nada. Es la esencia del kitsch: intentar explicar el concepto sin mencionar la palabra más metafísica.


Acerca de la praxis del  kitsch burocrático aquí en el campus, por ejemplo todos sabemos que hay perros en el campus, pero es esencialmente inaceptable hablar del tema. También sabemos que la sustancia del kitsch apesta en el campus, pero con toilets limpias no se ganan muchos votos. Por otra parte, el voto duro no se pierde con toilets asquerosos. De la ubicuidad de la basura mejor no hablar.

Hace algunos años durante una asamblea de docentes de facultad, uno de mis colegas tuvo la no tan políticamente correcta idea de hablar y lamentarse acerca de la limpieza de los toilets. Los rostros de no pocos de los colegas que asistían a la asamblea no podían ser más expresivos: resulta esencialmente inaceptable poner en tela de juicio el ideal estético del acuerdo categórico con el ser.

Finalmente un aporte local a la cultura del kitsch -atribuido merecidamente a otro de mis colegas- se trata en este caso de "la varita del kitsch". En esta fábula varios niños juegan en el cafetal, y uno de ellos -el más listo- porta una varita parecida a la de Harry Potter, pero sin los poderes mágicos. El único   poder en este caso es el del kitsch, ya que el niño ha untado la varita con una poción bacteriológica y juega con los otros niños  el juego "teneme la varita".

La moraleja de la historia es simple: solo el niño poseedor de la varita sabe que ha sido untada, el resto de jugadores compite por untarse. Algo parecido le ocurre a los que asumen un cargo burocrático: el traspaso del poder en algunas instancias se simboliza mediante el traspaso de una varita. ¿Kitsch, o no kitsch? Solo los ilusos apostarían a que pueden "jugar el juego" sin untarse.

La sonrisa de Karenin

En el mismo comienzo del génesis está escrito que Dios creo al hombre para confiarle el dominio de los pájaros, los peces  y los animales. Claro que el génesis fue escrito por un hombre y no por un caballo. No hay seguridad alguna de que Dios haya confiado efectivamente al hombre el dominio de otros seres. Más bien parece que el hombre inventó a Dios para convertir en sagrado el dominio sobre la vaca y el caballo, que había  usurpado. Sí, el derecho a matar un ciervo o una vaca es lo único en lo que humanidad fraternalmente coincide fraternalmente, incluso en medio de las guerras más sangrientas.

Ese derecho nos parece evidente porque somos nosotros los que nos encontramos en la cima de la jerarquía. Pero bastaría con que entrara en juego un tercero, por ejemplo un visitante de otro planeta al que Dios le hubiese dicho: "dominarás a los habitantes de todas las demás  estrellas", y toda la evidencia del génesis se volvería de pronto problemática. Es posible que el hombre uncido a un carro por un marciano, eventualmente asado a la parrilla por un ser de la vía Láctea, recuerde entonces la chuleta de ternera que estaba acostumbrado a trocear en su plato y le pida disculpas (¡tarde!) a la vaca.

Ya en el génesis, Dios confió al hombre el domino sobre los animales, pero esto podemos entenderlo en el sentido de que solo le cedió ese dominio. El hombre no era el propietario, sino un administrador del planeta. Que, algún día, debería rendir cuentas de esa administración. Descartes dio un paso decisivo: hizo del hombre "dueño y señor" de la naturaleza. Pero existe sin duda cierta profunda coincidencia en que haya sido él quien negó definitivamente que los animales tuvieran alma: el hombre es el dueño y señor mientras que el animal, dice Descartes, es solo un autómata, una máquina viviente, machina animata. Si el animal se queja, no se trata de un quejido, es el chirrido de un mecanismo que funciona mal.

La verdadera bondad del hombre solo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quién no representa fuerza alguna.  La verdadera prueba de moralidad de la humanidad, la más honda (situada a tal profundidad que escapa a nuestra percepción), radica en su relación con aquéllos que están a su merced: los animales.  Y aquí fue donde se produjo la debacle fundamental del hombre, tan fundamental que de ella se derivan las demás.

Sigo teniendo ante mis ojos a Teresa, sentada acariciando la cabeza de Karenin y pensando en la debacle de la humanidad. En ese momento recuerdo otra imagen: Nietzche sale de un hotel en Turín. Ve frente a él un caballo y al cochero que lo castiga con el látigo. Nietzche va hacia el caballo y, ante los ojos del cochero, se abraza a su cuello y llora.

Esto sucedió en 1889, cuando Nietzche se había alejado de la gente. Dicho de otro modo: fue precisamente entonces cuando apareció su enfermedad mental. Pero precisamente por eso me parece que su gesto tiene un sentido más amplio. Nietzche fue a pedirle disculpas al caballo por Descartes. Su locura (es decir su ruptura con la humanidad) empieza en el momento en el que llora por el caballo.

Y ése es el Nietzche al que yo quiero, igual que quiero a Teresa, sobre cuyas rodillas descansa la cabeza de un perro mortalmente enfermo. Los veo a los dos juntos: ambos se apartan de la carretera por la que la humanidad "dueña y señora de la naturaleza", marcha hacia delante.


Milan Kundera, "La insoportable levedad del ser".