martes, 27 de enero de 2015

Mozart



Este día se ha celebrado el aniversario del nacimiento de Mozart, uno de los grandes genios musicales de todos los tiempos -para muchos el más grande-. Pienso que si la humanidad tuviera un poco más de gratitud, esta fecha sería una de celebración universal, ya que millones y millones nos regocijamos a expensas de sus creaciones perfectas.






viernes, 9 de enero de 2015

Los innombrables no ríen

El ataque contra el semanario satírico Charlie Hebdo nos es el primero ni tampoco será el último de la historia sin fin de la Guerra de la intolerancia en contra de la irreverencia, especialmente la irreverencia del tipo que practicaban los caricaturistas del semanario, la cual no se diferencia mucho de la irreverencia que practicaba  Balzac, y que le valió el incómodo galardón de que sus escritos figurarán en la lista negra de libros prohibidos por la iglesia. "Si yo no me meto con la iglesia, ¿por qué se mete la iglesia conmigo?" - se lamentaba Balzac....... Y la lista es larga.

Tampoco se diferencia mucho de la historia de la muerte de los sacerdotes jesuitas en 1989, especialmente de Ignacio Ellacuria. Probablemente porque sus agresores o sus amos, temían más a las ideas de Ellacuria que a las armas de los insurgentes, y tenían razón: la pluma es más poderosa que la espada.  Y no hay pluma mas irreverente que la que desafía  abiertamente al poder (Para muestra su editorial  "A sus ordenes mi capital").

El mismo razonamiento llevó al ERP a ajusticiar a Roque Dalton, el más irreverente en la breve historia de la poesía nacional. Sin embargo, sus ex-camaradas no eran los únicos que no toleraban al poeta. En el texto "La segura mano de Dios", escrito a propósito  de la muerte del general Martínez, Roque cometió el pecado -para muchos- de hablar irreverentemente acerca de uno de los iconos de la historia salvadoreña del siglo XX. En fin, para ciertas mentes decir o escribir o dibujar ciertos temas es un tabú. A los que no respetan los tabúes, pues bueno es necesario "educarlos", y de paso educar al resto.  A nosotros nos educaron bien: todavía les tememos.

En la novela "El nombre de la Rosa" de Umberto Eco, llevada al cine por Jaques Annaud (de cuyo guón citamos un fragmento), en la que el personaje principal William de Baskerville descubre que la causa de una serie de asesinatos ocurridos dentro de una Abadía en pleno medioevo, es el descubrimiento del libro "Poética" de Aristóteles, el cual se suponía que nadie debería leer. A lo largo de la trama se narran un par de duelos verbales entre William y el Jorge el monje bibliotecario.  El eco de esos duelos sigue latente hasta nuestros días:

-Venerado hermano -dice Guillermo- hay muchos libros que hablan de comedia, por qué le preocupa este.
- Porque es de Aristóteles.
- ¿Por qué es tan inquietante la risa? -pregunta de Baskerville.
- La risa mata el temor. Y sin temor no puede haber fe. Porque sin temor al demonio, ya no hay necesidad de Dios -replica Jorge.
- Pero no eliminará la risa si elimina el libro.
-  No, eso es seguro. La risa seguirá recreando al hombre. Pero, ¿qué pasará si, por este libro ....  los hombres sabios dicen que es permitido reírse de todo? ¿Podemos reírnos de Dios? El mundo recaería en el caos. Por tanto me cercioro  que no se diga lo que no se debe decir.... Y me convierto en su tumba.

Hay cosas que no han cambiado mucho desde los tiempos que recrea Eco en su texto. En pleno siglo XXI todavía hay personajes innombrables, como el Voldemort de la saga Harry Potter, con la no tan pequeña diferencia de que nuestros innombrables no son ficción. ¿Podemos reírnos de Dios? Se pregunta el monje bibliotecario. Resulta evidente que los perpetradores de la masacre en Charlie Hebdo ya respondieron esa  pregunta.






martes, 6 de enero de 2015

Rosca de Reyes

Laura Esquivel, "Como Agua para Chocolate"

        Ingredientes

30    Gramos de levadura fresca
        Un kilo y 1/4 de harina
8      Huevos
        Una cucharada de sal
2      Cucharadas de agua de azahar
        Una y 1/2 tazas de leche
300  Gramos de azúcar
300  Gramos de mantequilla
250  Gramos de frutas cubiertas
         Un muñeco de porcelana

 Manera de hacerse:


"Con las manos, o utilizando un tenedor se desbarata la levadura en un cuarto de kilo de harina, agregándole poco a poco media taza de leche tibia. Cuando estén bien incorporados los ingredientes se amasan un poco y se dejan reposar en forma de bola, hasta que la masa crezca el doble de su tamaño....."


¿De dónde venían (y adónde fueron a parar) los Reyes Magos?

Umberto Eco, "Historia de las Tierras y los Lugares Legendarios".

"No hay leyenda que nos resulte más familiar que la de los Reyes Magos.. Ha inspirado innumerables obras maestras y al mismo tiempo infinitos sueños infantiles, de modo que nadie se pregunta ya si los Magos  realmente existieron, esta cuestión se deja para los historiadores, para los biblistas o para los mitógrafos.  En cualquier caso, su fugaz aparición en  la historia se sitúa entre dos lugares legendarios, el de su origen y el de su sepultura.

En cuanto a documentos históricos, el Evangelio según San Mateo es la única fuente cristiana que describe el episodio de los Magos.  Y Mateo no solo no nos dice que los Magos fuesen tres, sino que tampoco nos dice que fueran reyes, y tan solo alude a un viaje desde Oriente siguiendo una estrella, a la ofrenda de oro, incienso y mirra, y al hecho que los Magos se negaron a decirle a Herodes dónde estaba el Niño. De Mateo a lo sumo puede deducirse que los Magos eran tres porque ofrecieron al Niño tres dones.

Será la tradición posterior la que vea  a los Magos como reyes y trate de fijar su origen  en algún país oriental concreto; también los evangelios apócrifos hablan de Magos. Aparece una referencia a los tres reyes en fuentes arabes (por ejemplo el enciclopedista al-Tabari, en el siglo IX, hablaba de los dones ofrecidos por los Magos, citando al escritor del siglo VII Wabh ibn Munbbih).

Por otra parte, quienquiera que fuera el autor del Evangelio de Mateo, el texto fue escrito  hacia finales del siglo I, y por tanto en tiempos del nacimiento de Jesús, Mateo o quien sea no había nacido aún y por tanto no podía hablar por experiencia directa. De modo que antes del texto evangélico, las noticias sobre  los Magos circulaban en cierto modo también en el  mundo precristiano, Juan de Hildesheim (un tardío biógrafo de los Reyes del siglo XIV)  establecía como origen de su viaje las investigaciones astronómicas hechas en el monte Vaus, llamado también el monte de la Victoria, que se puede identificar con el Sabalán, la cima más alta de Azerbaiyán, en el antiguo imperio Armenio. según la tradición, subieron a la montaña sagrada sacerdotes y astrólogos  zoroástricos que esperaban la aparición de una estrella que las profecias vinculaban a la venida de una divinidad sobre la Tierra. En efecto, "magos" procede de la palabra griega magos-magoi, que se refería probablemente a sacerdotes del zoroastrismo  persa, como aparece por ejemplo en Herodoto, y como nos permite pensar la alusión evangélica a la observación de las estrellas; pero también podía significar "hombres sabios", aunque en otros textos del Nuevo Testamento, como los Hechos de los Apóstoles, el término indica asimismo un brujo (vease Simón el Mago). Los Magos quizá procedían de Persia, aunque también podían venir de Caldea; Juan de Hildesheim situa su origen en las Indias, si bien entre las Indias incluye Nubia, de modo que el área de su origen se amplía de forma desconcertante, porque además Juan relaciona la historia de su viaje con el reino del Preste Juan, lo que nos lleva a alguna zona de extremo Oriente, como pretendía la tradición en los tiempos en que escribía el hagiógrafo. Lo que ha permanecido constante en la tradición es que eran un blanco, un árabe y un negro, para sugerir la universalidad de la redención.

En cuanto al número, la tradición ha dado rienda suelta a la imaginación; a veces se ha hablado de dos, otras de doce, esto es , Hormidz, Jazdegard, Peroz, Hor, Basander, Karundas, Melco, Caspare, Fadizzarda, Bithisarea, Melichior y Gataspha. En la tradición occidental finlamente se impuso la tradición de que eran tres: Gaspar, Melchor y Baltazar; pero para la Iglesia católica etíope eran Hor, Basanater y Kardusan; en Siria para los cristianos eran Larvand, Hormisdas y Gushnasaph; en la Concordia evangelistarum de Zacarias Crisopoltano (1150) se habían convertido en Appelius, Amerus y Damacus o en forma hebrea Magalath, Serakin y Galgalath.

La realeza de los magos se afirmó en la tradición litúrgica cuando se vinculó la fiesta de la epifanía a la profecía del Salmo   72: "los monarcas de Tarsis y las islas le pagarán tributo, y los reyes de Saba y de Seba le traerán presentes. Ante él se postrarán todos los reyes, serviranle las naciones".

Más interesante es tal vez la historia de su sepultura. Marco Polo  dice en sus escritos que ha visitado las tumbas de los Magos en la ciudad de Saba. Pero tenemos testimonios históricos un siglo antes de Marco Polo. Cuando en 1162 Federico Barbarroja conquistó y mando destruir Milán, en la basílica de San Eustorgio encontró un sarcófago (todavía existe, aunque vacío) que habría contenido los restos mortales de los tres reyes. Según la tradición, en el siglo IV, el obispo Eustorgio, que deseaba ser enterrado en su día junto a los Magos, mandó trasladar sus restos dede la basílica de Santa Sofía en Constantinopla (adonde habían sido llevados por santa Helena, que los había encontrado durante su peregrinación a  Tierra Santa). Y antes incluso se decía que habían sido sepultados en Persia, donde precisamente afirmaba Marco Polo que los había encontrado.

Una vez hallados los Magos en Milán, el ministro de Federico Rinaldo de Dassel, conocedor del valor económico de una reliquia que convertía una ciudad en meta de incesante peregrinaje, mandó trasladar los restos a la catedral de Colonia, donde todavía hoy se puede ver el arca de los Magos. Los milaneses se lamentaron  largamente de aquel robo y trataron de recuperar, sin éxito, los preciosos restos; por fin, en 1904, el arzobispo de Milán mandó depositar de nuevo con solemnidad en San Eustorgio algunos fragmentos óseos de aquellos venerados despojos, ofrecidos por el arzobispo de Colonia. Son muchos los lugares que se jactan de haber obtenido fragmentos de las reliquias durante el traslado de Italia a Alemania, de modo que las tumbas de los Magos (un hueso o un cartílago cada una)  se multiplicaron. Peregrinos en vida, los tres reyes se convirtieron en vagabundos post mortem, generando sus múltiples cenotafios".