miércoles, 16 de julio de 2014

Sección Especial

En 1975, el director griego Costa Gavras filmó  "Section Speciale", una película histórica - en todos los sentidos- en donde se ilustran los extremos a los que llegó el régimen colaboracionista de Vichy durante la ocupación nazí de la segunda guerra mundial.   En esta historia, los ocupantes alemanes exigen al gobierno títere francés, la ejecución de 6 franceses como represalia por al atentado contra un oficial alemán. El problema es que las leyes francesas no permiten un ajusticiamiento semejante; de manera que se crea una sección especial que tendrá la tarea de crear o interpretar leyes de tal forma que la ejecución de los 6 -comunistas  o judíos- sea legal.

Los nazís establecieron políticas de represalias en respuesta a  atentados contra militares alemanes  en todas las zonas ocupadas. En Europa del Este castigaban los atentados con una proporción de  Cien a Uno. En Italia la proporción era de  Diez a Uno:
 "El 24 de marzo de 1944, durante la II Guerra Mundial, 335 personas fueron asesinadas en las Fosas Ardeatinas, en las afueras de Roma. Erich Priebke, capitán de las SS, las eligió una a una, al azar, entre los prisioneros italianos y poco más de medio centenar de judíos.El fusilamiento de los 335 tenía como objetivo castigar un atentado que los partisanos habían llevado a cabo en Vía Rosella, también en Roma, en el que habían muerto 32 alemanes. "10 italianos por cada uno de los nuestros", dice Priebke, que fue la orden de Adolfo Hitler."
Dicen que todas las comparaciones son odiosas, pero a día de hoy han muerto -como parte de la actual ofensiva del estado de Israel en contra de la franja de Gaza- 207 palestinos, contra 4 ciudadanos de Israel. Una proporción de casi 52 a 1. Este día nada más, 4 niños palestinos fueron asesinados "legítimamente", igual que la Sección Especial. Así está el mundo.






  

sábado, 12 de julio de 2014

La [más] insoportable Argentinidad del Ser

La más insoportable argentinidad del ser es burlarse de Brasil en Brasil, muy a pesar de lo que la sabiduría popular dice acerca de mentar la soga en casa del ahorcado.

En 1990, poco tiempo después del día en que Argentina eliminó a Italia -por penaltis- fui testigo de la paliza que un exponente de la insoportable argentinidad del ser recibió de parte de un grupo de ultras boloñeses en pleno centro de ciudad, molestos más por las burlas que por el resultado. Aquel día decidí alejarme a toda prisa de la escena, no tan convencido de la cortesía de los boloñeses. Veinticuatro años después, entiendo mejor a los boloñeses.