jueves, 16 de febrero de 2012

miércoles, 15 de febrero de 2012

Repiques de Libertad




CUIDAME

martes, 7 de febrero de 2012

Dickens sigue diciendo la verdad

Su contemporáneo Carlos Marx dijo de él que “en sus libros se proclamaban más verdades que en todos los discursos de los políticos y los moralistas de su época juntos”. Y sin ninguna duda, el autor de Grandes esperanzas es la mejor prueba de que Balzac estaba en lo cierto cuando dijo que las buenas novelas son la historia privada de los países. Hoy se cumplen 200 años de su nacimiento y nuestro mundo, por desgracia, se parece en demasiadas cosas al suyo. Para comprenderlo, no hay más que leer el principio deHistoria de dos ciudades: “Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación”.

En Tiempos difíciles, Dickens critica ácidamente las lamentables condiciones de vida de los obreros ingleses y la desproporcionada distancia que había entre su existencia y la de los ricos del país. Hoy, en plena crisis, con la Bolsa en números rojos, los impuestos por las nubes y los sueldos por los suelos; con los gobiernos de Europa intentando llenar con dinero público el pozo sin fondo del sistema financiero y las cifras del paro creciendo en nuestro país hasta el borde del abismo, es muy posible que el lector se asombre al ver cómo esa novela publicada en 1854 describe la actualidad. ¿O acaso el desequilibrio entre las miserables casas de los proletarios que dibuja Dickens, frías, oscuras y casi sin muebles, y las lujosas mansiones de los capitalistas, que consideran a sus empleados simples bestias de carga, no es comparable al que hay entre los salarios de los mileuristas y los sueldos astronómicos que se ponen a sí mismos los directivos de los bancos, hoy en día? La única diferencia entre aquellos privilegiados y éstos es que entonces se llamaban utilitaristas y hoy se llaman neoliberales, y que unos citaban a Stuart Mill y otros a Milton Friedman, pero nada más


Ver artículo completo "Dickens sigue diciendo la verdad" por Benjamin Prado.



lunes, 6 de febrero de 2012

Hace 98 años


Doroteo y Santos, Hijos de Víctor López y Arcadia Martínez nacieron en Las Delicias cerca de San Martín, ella en 1908, y él en 1914 en un día como hoy. Víctor fue hijo de Juan José López, quien siendo niño quedó perdido en la feria de agosto y fue adoptado al vuelo por unos comerciantes de San Martín.

El abuelo fue alcalde interino de San Martín en algún momento de la década de 1910 o 1920. De haber sabido leer y escribir, habría conservado la silla edilicia, de la que habían sacado a patadas al legítimo ganador -un tal Chico Panameño-, pero en aquel tiempo el abuelo en lugar de firma solo estampaba una gran "X".

El abuelo también fue un poco bandolero y algo brujo, por decirlo de algún modo. Una vez apareció con una imagen del Cristo Negro que nadie supo de donde había salido -o de donde la había saqueado-. Con la imagen se las arregló para organizar rezos, y por supuesto para sacarles algunos pesos a los creyentes..

Llegó a sus oídos la historia de que en la puerta del templo de Esquipulas aparecían huesos y calaveras. No lo pensó dos veces y se fue a saquear tumbas para complementar su escenografía. Cuando ocurrió la erupción de 1917, el abuelo consiguió el mayor rating de su historia. Pero luego aparecieron los misioneros católicos quienes lo denunciaron como charlatán -aunque en realidad se trataba de competencia desleal-. De aquella aventura solo le quedó el apodo de Víctor Calavera.

Doroteo, mi padre, hasta el último de sus días, mantuvo la añoranza del hogar, sobretodo mantuvo vivo el recuerdo de Arcadia, de su Pinol, de los conejos aliñados para ir a comerlos a Las Delicias. Rosa, la mujer que lo acompañó durante sus últimos años cocinaba muy bien la receta de Pinol:

- A Rosa le ha quedado muy buena -me comentaba mientras comíamos en su casa de San Isidro y el ángel de la nostalgia revoloteaba a nuestro alrededor- pero a Arcadia le quedaba mejor.

Hoy se cumplen 98 años desde que Arcadia lo trajo al mundo. A Él lo recuerdo con la sensación de que sus zapatos siempre me quedarán grandes, y a Ella con la gratitud del que sabe que nunca podrá pagar...


El Mural de Catedral y los Albañiles



- Mira Hijo- Oigo que me dice el abuelo- , después de que la locura de la revolución desbaratara todas las naciones de Europa, se alzó una voz que reveló como la revolución no era sino el último capítulo, o el más reciente, de una confabulación universal llevada a cabo por los templarios contra el trono y el altar, o sea contra los reyes, y señeramente los Reyes de Francia y nuestra Santísima Madre Iglesia.... Ésta fue la voz del abate Burruel, que hacia finales del siglo pasado escribió Mémoires pour servir à l`histoire du jacobisme...
-Pero señor abuelo ¿que pintaban los templarios? preguntaba a la sazón, yo, que ya me sabía esta historia de memoria, pero quería dar motivo al abuelo de repetir su argumento preferido.
-Criatura, los templarios fueron una orden poderosísima de Europa que el Rey de Francia destruyó para apoderarse de sus bienes, mandando a la mayoría de ellos a la hoguera. Pero los que lograron sobrevivir construyeron una orden secreta para vengarse de los Reyes de Francia. Y en efecto, cuando la guillotina hizo rodar la cabeza del rey Luis, un desconocido se subió al patíbulo y levantó aquella cabeza gritando: "¡Jacobo de Mollay, estás vengado!" Y Mollay era el gran maestre de los templarios que el rey hizo quemar en la punta extrema de la Île-de-la-Cité de París.
- ¿Y cuando quemaron a ese Mollay?
- En 1314
-Déjeme sacar cuentas señor abuelo. ¡Pues hablamos de casi quinientos años antes de la revolución! ¿Y que hicieron los templarios todos esos quinientos años para permanecer escondidos?
- Se infiltraron en las corporaciones de los antiguos albañiles de las catedrales, y de esas corporaciones nació la masonería inglesa, que se llama así porque sus socios se consideraban free masons, o sea libres albañiles.
- ¿Y por qué deberían los albañiles hacer la revolución?
- Barruel entendió que los templarios de los orígenes y los libres albañiles habían sido corrompidos ... ¡por los Iluminados de Baviera! Y esta era una secta terrible, ideada por un tal Weishaupt, en la que cada miembro conocía solo a su inmediato superior y lo ignoraba todo de los jefes que estaban más arriba y de sus propósitos; su finalidad no era solo destruir el trono y el altar, sino también crear una sociedad sin leyes y sin moral, donde se ponían en común los bienes, y hasta las mujeres, que Dios me perdone si le digo estas cosas a un muchacho, pero es que es preciso saber reconocer las tramas de Satán. Y vinculados de sobremanera con los Iluminados de Baviera, estaban aquellos negadores de toda fe que dieron vida a la infame Encyclopedie, digo Voltaire, y D´Alambert, y Diderot, y toda esa raza que no paraba de hablar en Francia, a imitación de los Iluminados, de siglo de las luces y, en Alemania de Clarificación o Explicación, y que, por último, reuniéndose en secreto para urdir la caída de los reyes, dieron vida a ese club denominado de los Jacobinos, del nombre precisamente de Jacobo de Mollay. ¡Ahí tienes tú quién ha confabulado para que estallara la revolución en Francia!

UMBERTO ECO, El Cementerio de Praga, 2011.