lunes, 30 de enero de 2012

Los Campos Electromagnéticos y el Síndrome de la Rana Hervida

El síndrome de la rana hervida usado por Al Gore en su documental "An Inconvenient True" puede ayudarnos a explicar en términos no técnicos el tema de los efectos biológicos de los campos eletromagnéticos.

Si intentamos introducir una rana en un recipiente con agua muy caliente, la rana da un salto y escapa (..si puede).

Si introducimos una rana en agua a temperatura ambiente y la vamos calentando poco a poco, la rana no percibe la gravedad de los cambios y acaba hervida.




Es bien sabido que el efecto principal de los campos Electromagnéticos sobre los seres vivos es el calentamiento de los tejidos. Este efecto es la base del funcionamiento de los hornos de microondas.

Al igual que en el ejemplo de Al Gore, si intentamos introducir una rana en un horno de microondas en funcionamiento, la rana intentaría escapar (si le dejamos la puerta abierta).

Sin embargo, si colocamos una rana en las inmediaciones de una antena de AM de 5 kW 660kHz (tal como la que se encuentra en funcionamiento en el  bosquecito  del campus de la Universidad de El Salvador), o de una antena repetidora de telefonía celular (tales como la que han han sido instaladas en los parques y zonas verdes administrados por la alcaldía de San  Salvador), la rana se va a ir calentando poco a poco, y no intenta escapar debido a que no entiende la gravedad de los cambios y acaba hervida (o con cancer).


En los últimos tiempos se ha reconocido a nivel global la necesidad imperiosa de aplicar el principio de prudencia en el tratamiento de la exposición a campos electromagnéticos de radio frecuencia, tales como los producidos por transmisores de radio, TV, telefonía celular, etc.

A pesar de que el debate científico sigue abierto, en 2010 la Agencia Internacional para Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la OMS clasificó  los campos electromagnéticos de Radio Frecuencia como posiblemente cancerígenos.

Las apuestas son elevadas, pero la presión ciudadana está comenzando a mover  las aguas. En una sentencia histórica los jueces del Tribunal Supremo Italiano han declarado como enfermedad laboral el tumor cerebral desarrollado por Inocente Marcolini, un ex-ejecutivo de Brescia que se pasaba entre cinco y seis horas al día usando el teléfono por motivos de su trabajo.

"Es importante salvar a la rana", comenta Al Gore en su documental. Y de paso -cabe añadir- también es importante que nos salvemos nosotros.


Para conocer más sobre el tema:




martes, 24 de enero de 2012

Houdini y el Arte de la Distracciòn

En una escena del film "Swordfish", que transmitieron este domingo en la televisiòn local, uno de los personajes -en este caso el malo, interpretado por John Travolta- le explica al bueno, que la tècnica de Houdini consiste en distraer a los espectadores, de manera que el mago puede aprovechar la confusión para realizar su acto.

Los gitanos de Roma practican el arte de la distracción con los turistas y peregrinos que todavía creen que Roma es la ciudad santa. Una gitana en harapos se escupe las manos y amaga con tocar a los turistas incautos, mientras que el verdadero artista aprovecha la distracción para llevarse las carteras. A Alberto Marani, uno de mis amigos de más tiempo en Italia, le tomó varios años más olvidar a la gitana que a su cartera después de ser la enésima víctima de este tipo de demostración de virtuosismo gitano.

La semana pasada tuvimos oportunidad de ser testigos de una demostración de virtuosismo en el arte de la distracción aquí en El Salvador. Mientras Tirios y Troyanos se enfrascaron en una espiral infinita de reproches y contrarreproches, nuestro Houdini aprovechó la distracción para realizar ayer lo que hasta hoy ha sido su mejor acto de escapismo. Cambió al conejo de Alicia por la Reina Roja. Ni Houdini lo habría hecho mejor.



domingo, 22 de enero de 2012

Crimen y Castigo

En su artículo "Desacuerdos y Paz", Manlio Argueta trae a la memoria algunas de las masacres cometidas contra la población civil antes, durante y después de la II Guerra Mundial: Guernica, Lidice, My Lai. Manlio tiene razón al escribir que "El Mozote es ícono mundial como crimen de lesa humanidad". Esta afirmación es muy significativa ya que los crímenes de lesa humanidad no prescriben. El caso de la masacre de Marzabotto es bastante ilustrativo, ya que a medida que nos adentramos en esta historia es inevitable establecer paralelos con el caso El Mozote.

En 2007, un tribunal militar italiano en el puerto de La Spezia, condenó en ausencia a 10 antiguos integrantes de las SS por su participación en la masacre de centenares de civiles en la aldea de Marzabotto cerca de Bologna en 1944. Tal como en El Mozote, la mayoría de las víctimas eran niños, mujeres y ancianos. Marzabotto fue la peor masacre de civiles cometida en Italia durante la II Guerra Mundial. Entre el 29 de septiembre y el 5 de octubre de 1944, las tropas alemanas en retirada, tomaron represalias contra los habitantes de Marzabotto por el apoyo que estos dieron a los partisanos durante la ocupación nazi. El número de civiles masacrados en Marzabotto se estima en más de 700. "Este veredicto ha sido alcanzado en el nombre del pueblo italiano y de acuerdo con la ley después de un proceso muy difícil" declaró Vincezo Santoro, jefe de la corte militar. Esperamos algún día poder decir lo mismo con el caso El Mozote.


sábado, 21 de enero de 2012

Dickens contra la piratería

MATTHEW PEARL

Los problemas entre el novelista y EE.UU. tenían sus orígenes en las leyes de EE UU. La ley sobre derechos de autor protegía solo a los escritores estadounidenses; los editores tenían libertad para publicar libros de autores británicos sin pagar derechos. Dickens perdió un dinero incalculable, pero su fama se extendió por todo el país como un reguero de pólvora porque el precio barato de los libros hacía que los pudiera comprar todo tipo de lectores. Aun así, Dickens, como es lógico, se lanzó a la ofensiva y, durante su primera visita, pronunció varios discursos sobre la necesidad de cambiar la ley. Ni esas charlas ni la posterior publicación de Notas americanas sentaron bien en la prensa, que acusó a Dickens de codicia. Cuando el novelista regresó a su país, vio una manera inteligente de vengarse de sus adversarios. Consciente de que los periódicos estadounidenses iban a piratear automáticamente las entregas de su novela Martin Chuzzlewit, empezó a escribir nuevos capítulos en los que su protagonista iba a Estados Unidos y sufría allí una serie de cómicas desventuras en las que los mismos periódicos que estaban publicando la novela quedaban como ladrones...

(Ver artículo completo "Dickens contra la piratería" de Matthew Pearl en El País)



lunes, 16 de enero de 2012

La Universidad y los Acuerdos de Paz

En vísperas del aniversario de los acuerdos de paz, una de las coincidencias más llamativas- para los que tenemos por habitat el campus de la Universidad de El Salvador- fue constatar que casi todos los excomandantes guerrilleros que fueron invitados a los programas de entrevistas de la televisión salvadoreña declararon de manera más o menos contundente la influencia que tuvo la intervención militar de la Universidad en 1972 sobre su decisión de abandonar la lucha política pacífica, e irse a la clandestinidad a formar parte de los grupos guerrilleros clandestinos.

Esto es significativo, ya que al mismo tiempo la Universidad quedó estigmatizada como carne de cañón de la insurgencia político-militar, con intensidad creciente hasta llegar a la siguiente intervención militar de 1980. Para esa fecha, la fuga de cerebros -que había iniciado con la intervención de 1972- había alcanzado un punto de no retorno y la función de conciencia crítica de la sociedad se había desplazado fuera del campus. Paradójicamente, la Universidad no fue incluida en ninguna parte de los acuerdos de paz. Antes y después fue usada por unos, atacada por otros y finalmente abandonada a su suerte.


jueves, 12 de enero de 2012

Artículos de Umberto Eco

Una generación de extraños
Umberto Eco
25-04-2011

¡Qué idea: matar a los jóvenes!
Umberto Eco
17-01-2011

Hackers vengadores y espías en diligencia
Umberto Eco
06-12-2010

Piratas y mercado financiero
Umberto Eco
22-11-2010

Ouverture: el libro no morirá
Umberto Eco y Jean Claude Carriere
08-08-2010

¿Y si el asombro llegara a su fin?
El arte en la era digital
Umberto Eco
22-12-2009

Cabezas de huevo
Umberto Eco
03-11-2009

Al diablo la clase obrera
Umberto Eco
16-07-2009

Berlusconi pretende amordazar a la prensa prohibiendo la publicación de documentos judiciales
El enemigo de la prensa
Umberto Eco
14-07-2009

¡Ya basta! 14 de febrero, Piazza Navona de Roma
Contra la dictadura oscurantista
Lorenza Carlassare, Andrea Camilleri, Furio Colombo, Umberto Eco, Paolo Flores DArcais, Margherita H
09-02-2009

Italia: caso Eluana Englaro
Estamos con el Presidente de la República
Furio Colombo, Umberto Eco, Pietro Ingrao, et. al.
08-02-2009

La imaginación virtual
Umberto Eco
14-05-2006

Elecciones en Italia 9 de abril
Salvemos la democracia
Umberto Eco
08-03-2006

Danos hoy nuestro delito de cada día
Umberto Eco
02-10-2005

El relativismo y el fundamentalismo
Umberto Eco
20-08-2005

Guerras, vandalismo e Irak
Cuando decir es hacer
Umberto Eco
25-12-2004

¡Qué buen spot compañero Marx!
Umberto Eco
11-11-2004

Trágicamente inactuales
Umberto Eco
04-07-2004

http://www.nytimes.com/2007/11/25/magazine/25wwln-Q4-t.html


martes, 10 de enero de 2012

Un cronista en las cruzadas


Umberto Eco

Catorce de julio, por la mañana. Atención, estudio, ¿me oís? Yo os oigo estupendamente. Muy bien. Aquí Jerusalén, en directo desde el monte Sión, justo en el exterior de los muros. Con las primeras luces del alba se ha iniciado el asalto a la ciudad. Desde el lugar en el que estoy, domino el cuadrado aproximado que forma la muralla; hacia el este veo la antigua explanada del Templo, donde ahora se encuentra la Cúpula de la Roca; al noroeste, la Puerta de Herodes; al noreste, fuera del muro, el monte de los Olivos, y al suroeste, la torre de David. Los muros no sólo son temibles, sino que, por el lado oriental, caen a pico sobre el valle de Cedrón y, por el lado occidental, sobre otro valle. Por consiguiente, las tropas de la alianza cristiana sólo pueden atacar por el suroeste y por el norte.

Ahora que ya ha salido el sol, puedo ver con claridad las grandes torres de madera, las balistas y las catapultas que intentan superar el foso que les separa de la muralla.

Todos recordaréis hasta qué punto ha sido crucial el problema de las máquinas de asedio. La ciudad está rodeada desde el 7 de junio, y el 12 se hizo caso a las palabras de un eremita que profetizaba la victoria inminente, y se intentó un primer asalto. Fue un desastre, y nos dimos cuenta de que el ejército cristiano no poseía los medios suficientes para escalar los muros. Los comandantes lo sabían bien, pero en esta guerra entran en juego diversas presiones. Nobles y caballeros saben que una guerra se libra también mediante las treguas y los compromisos con el enemigo, y, sobre todo, con calma. Pero detrás del ejército va una inmensa muchedumbre de peregrinos, desheredados movidos por impulsos místicos y hambre de pillaje. Son de la misma raza que quienes, hace algunos años, al recorrer el Rin y el Danubio, pasaron a hierro y fuego los guetos judíos. Son gente peligrosa, difícil de controlar.

A mi juicio, ésa ha sido la principal razón del fracaso del 12 de junio. Y por eso ha transcurrido un mes de inmovilidad. De verdadero aburrimiento, porque Istikhar ad-Dawla, gobernador de Jerusalén, había hecho que envenenaran los pozos exteriores (la ciudad, en cambio, dispone de un excelente sistema de cisternas), y los cristianos -sobre todo los que se encuentran oprimidos por pesadas armaduras- no soportaban el calor infernal de la estación y sólo conseguían, a duras penas, hallar un agua fétida. La única agua buena se encontraba hacia el sur, y demasiado cerca de los muros enemigos. Y durante todo ese tiempo era preciso encontrar madera y las herramientas adecuadas para construir las máquinas de asedio. Pero en estos alrededores, las colinas están desnudas, y para hallar madera hacía falta ir lejos. En cuanto a las herramientas, hasta mitad de junio no llegaron al puerto de Jaffa dos galeras genovesas y cuatro navíos ingleses con sogas, clavos, pernos y todo lo necesario para la carpintería de guerra. De forma que sólo ahora estamos en situación de poder atacar con un armamento de gran nivel técnico.

En este momento veo que mueven hacia la muralla tres torres enormes, de tres pisos. Están llenas de soldados, y cada una de ellas es capaz de hacer caer sobre los muros un puente levadizo. El problema consistirá en llegar hasta esos muros, es decir, sortear el foso, a la descubierta y bajo los disparos de los enemigos, una tarea desagradable que costará muchas pérdidas. Así es la guerra.

¿Cuántos son los nuestros? Os parecerá imposible, pero no he conseguido averiguarlo. La alianza cristiana está formada por diversos ejércitos, con distintos jefes que frecuentemente luchan por obtener una posición de prestigio y, por consiguiente, pueden falsear los datos. Además, hay que tener en cuenta a la multitud de peregrinos, y alguien ha hablado incluso de 50.000 personas en total. No obstante, me parece que es una valoración excesiva. El cálculo más generoso habla de 12.000 soldados y 1.300 caballeros; el más mezquino, de 1.000 caballeros y 5.000 hombres armados. Las tropas escogidas de los moros no son más que unos miles de árabes y sudaneses, pero están también los habitantes de la ciudad, todos dispuestos a combatir. Asimismo, Ishtikar ha tenido una idea genial, la de expulsar de la ciudad a todos los cristianos, a los que ahora deben alimentar los nuestros; con ello no sólo se ha librado de bocas hambrientas, sino también de posibles saboteadores. Ha dejado que se queden los judíos, tal vez a cambio de un fuerte rescate, porque, si los arrojaba fuera, nuestros peregrinos les habrían hecho pedazos.

Muchos de nuestros oyentes habrán asumido la idea de que el objetivo de esta expedición es restituir los Santos Lugares para el culto; se asombrarán, por tanto, de que los cristianos pudieran vivir con tranquilidad en Jerusalén, con sus iglesias. Por otro lado, recordaréis que la alianza cristiana ocupó recientemente Belén a petición de la comunidad cristiana de allí, lo cual quiere decir que existía dicha comunidad. En efecto, estamos descubriendo, paso a paso, que en tierra de sarracenos se toleraba más o menos a los cristianos y su culto, así como a los judíos. De manera que estamos asediando una ciudad de infieles para permitir que los cristianos la visiten, y el primer resultado obtenido ha sido la expulsión de los cristianos que habitaban en ella.

No es el único aspecto paradójico de esta guerra, que para algunos se basa en un principio (los Santos Lugares cristianos), para otros es una ocasión de conquista, y para otros, quién sabe qué, una especie de gran fiesta cruel...

Mis informadores me dicen que el ataque está siendo más interesante en el norte, en la Puerta de Herodes. Me monto en un mulo e intento alcanzar el extremo opuesto de la muralla. Cambio y cierro.

Catorce de julio, por la tarde. Atención, estudio, ¿me oís? Bueno, empiezo. He tardado varias horas en llegar a las proximidades de la Puerta de Herodes, no tenía más remedio que mantenerme a bastante distancia de la muralla porque llueven piedras sin cesar. He pasado entre humos de incendios. Llamas en medio de la noche. Algo fascinante y tremendo. Los moros conocen la técnica bizantina del fuego griego, y arrojan constantemente bolas ardiendo sobre las torres. Un momento, ahora tengo que alejarme, los moros han hecho una salida para intentar incendiar nuestras máquinas... Una torre ha empezado a arder, los nuestros intentan salvarse saltando a tierra, pero se ven fustigados por las flechas enemigas. La parte superior de la torre se ha desplomado y ha esparcido nubes de centellas, pero por fortuna ha alcanzado a los moros que entraban de nuevo en la muralla y ha prendido fuego a los batientes de la puerta. Pero ¿por qué los nuestros no mueven todos sus arietes en esa dirección? Alguien me dice que el fuego griego ha alcanzado también a las demás máquinas, que, por hoy, la batalla está perdida y que va a ser preciso pasar la noche reparando las torretas. Cambio y cierro.

15 de julio, por la mañana. No os oigo bien... No, ya está, os oigo, de acuerdo. Parece que hemos logrado reparar la mayor parte de nuestras máquinas, se ha reanudado el ataque, se lanza una lluvia de piedras sobre los muros, nuestros arietes ya han franqueado el foso. El viejo sistema del avance con carretas cubiertas es bueno, pero no infalible; muchos de nuestros valientes caen bajo los golpes que llueven desde lo alto, pero enseguida son sustituidos, mientras nuestras máquinas estremecen Jerusalén desde sus cimientos.

Desde mi nueva situación veo muy bien a Godofredo de Bouillon, que dirige el asalto definitivo desde encima de una torre. Los primeros cristianos saltan ya sobre la muralla, aquí me dicen que se trata de Litoldo y Gilberto de Tournai; Godofredo y los demás les siguen, los moros caen abatidos por sus golpes, algunos saltan desde el muro y se estrellan contra el suelo. Han derribado la Puerta de Herodes -no, quizá la han abierto desde dentro los hombres subidos sobre la escarpa-, y ahora ¡los hombres de la alianza cristiana irrumpen en la ciudad a pie y a caballo!

Me cuentan que alrededor de la Puerta de Sión la batalla arrecia todavía. Un momento, aquí llegan las últimas noticias: al parecer, los provenzales de Raimundo de Saint-Gilles también han conseguido derribar la Puerta de Sión. Raimundo ha tomado al asalto la torre de David y ha capturado a Istikhar con toda su guarnición; le ha perdonado la vida a cambio de un rescate y ha hecho que le acompañe inmediatamente a Ascalón, que aún se encuentra en manos sarracenas. El enemigo está derrotado, ¡victoria! Es un momento histórico; son, milagrosamente, las tres de la tarde, la hora de la pasión de Nuestro Señor. ¡Mágica coincidencia! Ahora intento penetrar tras la masa de los nuestros, que se precipitan hacia el interior de la ciudad, y os aseguro que no es fácil, corro peligro de que me aplasten los caballos. ¿Me oís? Yo no os oigo, pero continúo...

Ya estoy yo también dentro de la muralla de Jerusalén. Me encuentro con montañas de cadáveres de piel oscura que tengo que sortear; y, sin embargo, no debería haberse producido ninguna resistencia después del hundimiento. Entrevisto a un sargento que parece regresar hacia el campo cristiano, cubierto de sangre y con las manos repletas de ricos tejidos. "¿Resistencia? En absoluto, nada más vernos entrar, los malditos pusieron pies en polvorosa y se atrincheraron en la Mezquita de la Roca. Pero el gran Tancredo de Altavilla les sorprendió antes de que pudieran organizar la defensa, y han terminado por rendirse. Tancredo ha izado su estandarte sobre la mezquita para colocarlos bajo su protección". Le pregunto qué significan, entonces, todos esos cadáveres: "Señor mío, ¿de dónde sale? Aquí estamos conquistando una ciudad, y llena de infieles, por añadidura. De modo que se les mata a todos, jóvenes y viejos, hombres, mujeres y niños. Son las reglas, ¿no?" ¿Y los protegidos de Tancredo?, le pregunto. Hace un gesto, y no sé qué quiere decir: "Sabe usted, los señores tienen sus caprichos".

Sigo sin poder avanzar; ahora me arrolla una muchedumbre de moros de todas las edades que huyen en mil direcciones, perseguidos por los nuestros. Perdonadme, me tiembla la voz al referir lo que estoy viendo, pero es que los hombres de la alianza cristiana están degollando a todos sin piedad, ¡oh Dios mío!, algunos arrojan a los niños contra los muros para romperles la cabeza. Y no son sólo los hombres armados, que podrían estar desahogando la tensión del combate, también veo a grupos de peregrinos que se ensañan con los heridos. Un momento... Me llegan noticias de la sinagoga, donde se habían refugiado los judíos que permanecían en la ciudad. Le han prendido fuego y toda la comunidad judía de Jerusalén ha perecido en el incendio. Veo a un viejo fraile que llora: "Es cierto que eran unos infames judíos, pero ¿por qué hacerles morir entre llamas, si de todas formas les aguardaban las llamas del infierno? Nuestros cristianos se han convertido en bestias enloquecidas, ya no obedecen ni siquiera a sus capitanes".

¿Hola? ¿No me oís? Todos los edificios crepitan entre las llamas y se vienen abajo, y se oyen los gritos de las personas a las que pasan a cuchillo. Santo Cristo, ya no aguanto más, nos hablamos mañana, cambio y cierro.

16 de julio. ¿Atención, estudio? Me queda poco que decir. En ocasiones, da vergüenza ser cronista. Tancredo había perdonado la vida a los moros del templo, pero otro grupo de locos (se dice que son flamencos, pero no lo sé) ha desobedecido hoy sus órdenes y también allí se ha producido una matanza. Entre los caballeros, alguno acusa de traición a Raimundo de Saint-Gilles porque ha perdonado la vida a Istikhar. Todos parecen haber perdido el juicio, la sangre se sube a la cabeza. Estoy hablando con Raimundo de Aguilers: "Alrededor del Templo, la sangre llega a las rodillas. Tancredo está furioso, se siente deshonrado por haber faltado a su palabra, pero no es culpa suya. No creo que quede un moro ni un judío vivo en Jerusalén". Le pido un cálculo, ¿cuántas víctimas en total? Apunta la cifra de 70.000 muertos, pero creo que exagera; está trastornado. Por lo que he podido saber, después de la expulsión de los cristianos habían permanecido en la ciudad unos cuantos miles de hombres de la guarnición, además de 50.000 habitantes. Corre la voz de que alguno ha conseguido huir a través de las brechas en la muralla. En conjunto, se puede decir que en estas dos jornadas han muerto 40.000 personas. Puede que un día se diga que eran menos, que en dos días no se puede hacer una carnicería de esas dimensiones. Pero a mi alrededor hay un mar de cadáveres, y el hedor, bajo el sol, es ya espantoso.

Un monje con el que he hablado esta mañana me ha destacado que esta matanza equivale a una derrota. Si se pretende constituir en estas tierras un reino cristiano, debería ser posible contar con la aceptación de los habitantes musulmanes y la tolerancia de los reinos vecinos. Y con este exterminio se ha abierto una zanja de odio entre moros y cristianos que durará años, tal vez siglos. La conquista de Jerusalén no es el final, sino el principio de una larguísima guerra.

Alto. Acabo de enterarme de que ayer, en plena matanza, Tancredo de Altavilla, Roberto de Flandes, Gastón de Bearn, Raimundo de Tolosa, Roberto de Normandía y todos los demás capitanes se dirigieron en un enorme cortejo, con gran devoción, a rendir las armas ante el Santo Sepulcro y a adorarlo, en cumplimiento de su voto (por usar las palabras atribuidas a Godofredo de Bouillon). Al parecer, fue una ceremonia muy conmovedora tras la que todos se sintieron más buenos.

Siento haberme perdido la exclusiva, pero en medio de la carnicería no conseguí encontrar el camino. Aquí, Jerusalén liberada; os paso la palabra, estudio.


© Umberto Eco / La Repubblica

El País Digital (España), 19 de julio de 1999

Haití puede ser rico nuevamente


Haití no fue siempre la "nación más pobre del hemisferio occidental", aunque hoy en día es casi imposible leer sobre el país sin encontrar esa frase. En los dos años transcurridos desde el terremoto que devastó el país, Haití ha experimentado un conflicto político y la epidemia de cólera por primera vez, cientos de miles de desplazados siguen viviendo en tiendas de campaña improvisadas como banderas llenas de polvo por los lados de las carreteras. Es fácil olvidar que, durante la mayor parte del siglo 19, Haití era un lugar de innovación agrícola, productividad y éxito económico.


La revolución de los esclavos que terminó con la creación de Haití en 1804 condujo a lo que el sociólogo Jean Casimir ha llamado un sistema en "contra-de-las-plantaciones". Como esclavos, los isleños habían cosechado y procesado de caña de azúcar, pero se alimentaban mediante el cultivo de sus propios pequeños huertos, para los que se habían desarrollado sofisticadas técnicas de cultivo intercalado - un tipo de agricultura sostenible, que incluyó la plantación de una variedad de cultivos juntos. Una vez libres, los haitianos se basaron en aquel conocimiento para la cría de ganado y cultivo de frutas, hortalizas y hasta el café para la exportación al mercado mundial. En el establecimiento de sus propias fincas, ellos anticiparon la imposibilidad de un retorno a las grandes plantaciones que habían definido los días de la esclavitud.

Este sistema de autosuficiencia agrícola brindó una mejor calidad de vida que la de los descendientes de africanos en el resto del continente americano. El país atrajo a muchos inmigrantes, incluyendo a miles de afro-americanos. Y aunque el gobierno de Estados Unidos no reconoció oficialmente Haití hasta 1862, los empresarios estadounidenses comerciaban con entusiasmo con la isla.

La economía de Haití fue descentralizada, organizada en torno a 11 regiones de gran autonomía, cada uno con su propio puerto. Había muchos conflictos en el país, en gran parte por el control del gobierno central, y los altos impuestos a las exportaciones, así como el poder de los comerciantes extranjeros, minaron las ganancias de los agricultores. Sin embargo, la economía de la región prosperó, y un sistema político y militar descentralizado le aseguró un gran control sobre su destino a la mayoría de haitianos.

En el siglo 20, sin embargo, este sistema fue objeto de una presión creciente. Los foráneos, junto con muchos de la elite haitiana, vieron las pequeñas explotaciones como una barrera para el progreso. Cuando los Estados Unidos ocuparon Haití, de 1915 a 1934, se empeñaron en centralizar la economía, en Port-au-Prince. [Los Estados Unidos] Presionaron -por medio de una reforma de la Constitución de Haití- para que los extranjeros pudieran ser propietarios de tierras, algo que los fundadores del país habían prohibido por temor al retorno de la esclavitud, y para reemplazar las granjas pequeñas con grandes plantaciones, propiedad de corporaciones extranjeras. Muchos agricultores vieron sus tierras expropiadas.

En los años 10, cuando estalló una revuelta el campo contra la ocupación y el uso de trabajos forzados para construir carreteras, los Estados Unidos establecieron una nueva central de gendarmería para reprimir la insurrección. La violencia y disminución de la actividad económica en el campo obligó a muchos haitianos a huir a las ciudades o a plantaciones en la vecinas Cuba y República Dominicana. En los años posteriores, el campo ha seguido experimentando la degradación ambiental y económica, así como el éxodo, mientras que las grandes ciudades, especialmente Port-au-Prince, se han sobrepoblado. Hoy en día, aproximadamente la mitad de los alimentos en Haití es importado.

El flujo de ideas y dinero a Haití tras el terremoto ofrece una oportunidad para restaurar el sistema de las pequeñas explotaciones que era un pilar de la sociedad haitiana después de la independencia. Michel Martelly, nuevo presidente de Haití, ha hablado de la necesidad de descentralizar la economía, y las organizaciones no gubernamentales han iniciado proyectos para ayudar a los agricultores. Pero mucho más se puede hacer.

Ver artículo completo en el NYT
Laurent Dubois, the author of “Haiti: The Aftershocks of History,” and Deborah Jenson, the author of “Beyond the Slave Narrative,” are co-directors of the Haiti Humanities Laboratory at Duke.

domingo, 8 de enero de 2012

Return to a Darker Age

IN the wake of widespread violence during the New York City blackout of 1977, a newspaper columnist quipped that just one flick of a light switch separated civilization from primordial chaos.

Leaving the hyperbole aside, artificial illumination has arguably been the greatest symbol of modern progress. By making nighttime infinitely more inviting, street lighting — gas lamps beginning in the early 1800s followed by electric lights toward the end of the century — drastically expanded the boundaries of everyday life to include hours once shrouded in darkness. Today, any number of metropolitan areas in the United States and abroad, bathed in the glare of neon and mercury vapor, bill themselves as 24-hour cities, open both for business and pleasure.

So it is all the more remarkable that, in what appears to be a spreading trend, dozens of cities and towns across America — from California and Oregon to Maine — are contemplating significantly reducing the number of street lamps to lower their hefty electric bills. In some communities, utility companies have already torn posts from the ground. Faced with several million dollars in unpaid bills, Highland Park, Mich., has lost two-thirds of its lamps, whereas officials in Rockford, Ill., have extinguished as many as 2,300, or 16 percent of all the city’s streetlights.

(ver artículo completo "Return to a Darker Age" por Roger Ekirch publicado en el NYT)



jueves, 5 de enero de 2012

El acceso a Internet no es un derecho humano

Por Vinton G. CerfEnlace

Reston, Virginia

Desde las calles de Túnez a la plaza Tahrir y más allá, las protestas en todo el mundo el año pasado se construyeron en la Internet y los muchos dispositivos que interactúan con él. A pesar de que las manifestaciones prosperaron debido a que miles de personas salieron a participar, nunca podría haber ocurrido como lo hicieron sin la capacidad que ofrece Internet para comunicarse, organizarse y dar a conocer en todas partes, de manera instantánea.

No es de extrañar, entonces, que las protestas han planteado dudas sobre si el acceso a Internet es o debería ser un derecho civil o humano. El tema es particularmente grave en países cuyos gobiernos cortaron el acceso a Internet en un intento de sofocar a los manifestantes. En junio, citando a los levantamientos en el Medio Oriente y África del Norte, un informe elaborado por el relator especial de Naciones Unidas fue tan lejos como para declarar que la Internet "se había convertido en una herramienta indispensable para la realización de una serie de derechos humanos." En los últimos pocos años, los tribunales y los parlamentos de países como Francia y Estonia han pronunciado que el acceso a Internet es un derecho humano.

Pero ese argumento, a pesar de su buena intención, pierde de vista algo más grande: la tecnología es un facilitador de los derechos, no un derecho en sí mismo. Hay un gran obstáculo para que algo sea considerado un derecho humano. Dicho libremente, debe ser una de las cosas que los humanos necesitan para llevar una vida sana y significativa, como la libertad contra la tortura y la libertad de conciencia. Es un error poner alguna tecnología en particular en esta categoría elevada, ya que con el tiempo vamos a terminar sobrevalorando las cosas equivocadas. Por ejemplo, en otros tiempos era difícil ganarse la vida si usted no tenía un caballo que. Sin embargo, el importante derecho en este caso era el derecho a ganarse la vida, no el derecho a un caballo. Hoy en día, si se me concediera el derecho de tener un caballo, no estoy seguro de que yo lo pondría.

La mejor manera de caracterizar a los derechos humanos es el de identificar los resultados que estamos tratando de garantizar. Estas incluyen las libertades fundamentales como la libertad de expresión y libertad de acceso a la información - y los que no están necesariamente ligados a ninguna tecnología en particular en un momento determinado.De hecho, incluso el informe de Naciones Unidas, que fue aclamado por declarar el acceso a Internet como un derecho humano, reconoció que el Internet es valioso como un medio para un fin, no como un fin en sí mismo.

¿Qué hay de la afirmación de que el acceso a Internet es o debería ser un derecho civil, ¿no? El mismo razonamiento anterior se puede aplicar aquí - acceso a Internet es siempre sólo una herramienta para la obtención de otra cosa más importante - aunque el argumento de que es un derecho civil, estoy de acuerdo, es un argumento más fuerte que el que es un derecho humano. Los derechos civiles, después de todo, son diferentes de los derechos humanos, ya que se nos confieren por ley, no intrínseco a nosotros como seres humanos.

Mientras que Estados Unidos no ha decretado que todo el mundo tiene "derecho" a un teléfono, nos hemos acercado a esto con la noción de "servicio universal" - la idea de que el servicio telefónico (y la electricidad, y la banda ancha ya Internet) deben estar disponibles incluso en las regiones más remotas del país. Cuando aceptamos esta idea, estamos rozando la idea de acceso a Internet como un derecho civil, ya que garantizar el acceso es una política hecha por el gobierno.

Sin embargo, todos estos argumentos filosóficos pasan por alto una cuestión más fundamental: la responsabilidad de los mismos creadores de tecnología para apoyar los derechos humanos y civiles. La Internet ha introducido una plataforma enormemente accesible e igualitaria para crear, compartir y obtener información a escala global. Como resultado, tenemos nuevas formas de permitir a las personas ejercer sus derechos humanos y civiles.

En este contexto, los ingenieros no sólo tienen una tremenda obligación de permitir a los usuarios, sino también la obligación de garantizar la seguridad de los usuarios en línea.Eso significa, por ejemplo, proteger a los usuarios de los daños específicos, como los virus y gusanos que invaden en silencio sus equipos. Los técnicos deben trabajar hacia ese fin.

Se trata de ingenieros - y nuestras asociaciones profesionales y organismos de normalización como el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos - que crean y mantienen estas nuevas capacidades. A medida que buscamos avanzar el estado del arte en tecnología y su uso en la sociedad, debemos ser conscientes de nuestras responsabilidades civiles, además de nuestra experiencia en ingeniería.

La mejora de la Internet es sólo un medio, aunque importante, por lo que para mejorar la condición humana. Hay que hacerlo con una apreciación de los derechos civiles y humanos que merecen protección - sin pretender que el acceso es en sí misma como un derecho.

Vinton G. Cerf , fellow en el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos, es vicepresidente y chief Internet Evangelist de Google.


5 de Enero

Esta es la imagen que yo desearía que perdurara de mi padre, así lo recuerdo en sus faenas de domingo, limpiando el jardín de su casa, quizás un tanto desencantado de no tener más a menudo con quien conversar acerca del estado del mundo. Regresando a la imagen, mi padre a menudo repetía un dicho de Arcadia, su madre: comé hijo, así si te morís, te morís lleno.

Creo que de poder conversar ahora, seguramente se quejaría del incremento a la electricidad. Ni hablar del primer gobierno de izquierda que ha tenido El Salvador. Tampoco es difícil adivinar su reacción a la noticia aparecida este día de que en los textos de historia en Chile se cambia la expresión dictadura por régimen militar.
Su visión del mundo forjada durante los años de la guerra fría, nunca cambió. Eso no debería ser tan difícil de entender, si hacemos el intento de verlo a su manera, es decir hablamos de alguien que nace, crece y casi muere bajo una dictadura, perdón ..... bajo regímenes militares, y medianamente demuestra que no está tan conforme, y que tarde o temprano termina siendo etiquetado como rojo:

Ese hombre es un comunista- le dijo Luis López a Tomas Regalado en los años cincuenta, en la finca Chilata.

- ¿Ajá y de donde has sacado eso?- replicó Regalado

- Él es el único que lee el periódico todos los días- sentenció Luis López quien era empleado de confianza de Regalado.

Por cierto, El Diario de Hoy era el único periódico que se podía conseguir en Chilata, una finca de la familia Regalado dedicada al cultivo de café. Cualquiera que conozca El Salvador sabe que desde siempre El Diario de Hoy ha sido el periódico anticomunista por excelencia. Eso lo sabía muy bien Tomás Regalado, quien seguramente se lo contó como un chiste a Napoleón Viera Altamirano.

A pesar de todo, mi padre siguió leyendo el periódico hasta el final de sus días, en este caso La Prensa Gráfica, que en honor a la verdad solo se diferencia de El Diario de Hoy por los editoriales anticomunistas con los que de vez en cuando todavía nos divierte el hijo de Altamirano.

No podía ser de otra manera. Él practicamente aprendió a leer en los pedazos de papel de periódico con que envolvían las porciones de cemita que vendían en la única tienda de una finca del volcán de Santa Ana, en donde él trabajó siendo muy jóven. Otro empleado -algo progesista- que según mi padre era un negro como los de Jamaica, le ayudaba a entender aquellos caracteres que pasaron de ser meros jeroglíficos, a un relato de como estaba en el mundo.

martes, 3 de enero de 2012

Formar profesionales es fácil, lo difícil es formar ciudadanos

Fernando Savater **

No quisiera contribuir a que aumentase en frondosidad el bosque de siglas en el que transcurre nuestra vida —parece que de forma ya irrevocable— desde hace décadas, pero como todo se contagia (menos la hermosura, señala la sabiduría popular) el otro día me encontré dando vueltas a una nueva trinidad de iniciales: I.S.P. Venía yo de discutir con un amigo sobre los alarmantes resultados de una encuesta internacional sobre los conocimientos de estudiantes de muchos países, entre los cuales quedaban en posición especialmente poco lucida los alumnos españoles. Mi interlocutor se escandalizaba de que nuestra juventud estuviese cada vez "peor preparada". Su inquietud se refería a la falta de conocimientos en materias como ciencias, historia, geografía o literatura. ¿Qué profesionales podemos esperar si las nuevas generaciones padecen tales deficiencias en su formación? Y yo, compartiendo su preocupación también, le repuse que no era ese falta de preparación académica, con todo, lo que más me preocupaba de los jóvenes actuales, fuesen españoles o de cualquier otro lugar. Por el contrario, a mí lo que me asusta es que haya cada vez más gente con suficiente competencia profesional y con perfecta incompetencia social. Lo que podríamos llamar "Idiotas Suficientemente preparados". O para abreviar, también de modo un poco idiota: I.S.P.

Tomo el término "idiota" en la acepción más próxima a su etimología griega: persona carente de interés cívico y de capacidad para desarrollar las atribuciones que corresponden a un ciudadano. En uno de sus últimos libros, el venerable John Kenneth Galbraith asegura con conocimiento de causa que "todas las democracias actuales viven bajo el temor permanente a la influencia de los ignorantes". Estoy convencido de que por "ignorantes" no entiende aquellas personas que desconocen la ubicación geográfica de Tegucigalpa o quien fue el abuelo paterno de Chindasvinto, porque en este sentido casi todos somos bastante ignorantes (siempre nos faltan informaciones precisas sobre muchos aspectos concretos de la realidad, pero para eso están las enciclopedias informatizadas y los bancos de datos). Los ignorantes de Galbraith, aquellos a los que yo llamo "idiotas", no están sólo mal informados académicamente sino sobre todo mal formados cívicamente: no saben expresar argumentadamente sus demandas sociales, no comprenden las demandas inteligiblemente razonadas de los demás, no son capaces de discernir en un texto sencillo o en un discurso político lo que hay sustancia cerebral y lo que es mera hojarasca demagógica, desconocen minuciosamente los valores que deben ser compartidos y aquellos contra los que es lícito —incluso urgente— rebelarse. Viven entre los demás, se benefician de estructuras democráticas, medran gracias a la capacidad social de producir bienes y servicios... pero se mantienen intelectualmente como parásitos o, aún peor, como depredadores.

Me impresionó un panel publicitario que vi en Brasil, cuya fotografía reprodujo luego algún periódico español. Era el reclamo de una escuela y mostraba una gran foto de Bin Laden, con la leyenda: "Osama Bin Laden, ingeniero". Abajo decía: "Formar profesionales es fácil, lo difícil es formar ciudadanos". En efecto, probablemente la preparación técnica en nuestros días no es peor, todo lo contrario, que en el pasado: lo realmente malo es que la educación no va más allá, que no consigue acuñar miembros responsables y tolerantes, por críticos que sean, para vivir en sociedades pluralistas.

Patentamos insolidarios que sólo se preocupan de sus derechos sociales pero nunca de sus deberes o fanáticos tenebrosos, carne de intransigencia y demagogia. Falta la preparación de ciudadanos. Esos hackers jovencitos, dedicados a la divertida ocupación de producir virus que destrozarán el trabajo de personas desconocidas, no carecen de preparación técnica: al contrario, la tienen en demasía. Pero son social y moralmente idiotas, ignorantes de lo que significa convivir en una comunidad cada vez más amplia de libertades y garantías. Las personas que hoy, en Estados Unidos o donde sea, aplauden la demolición de dichas libertades y garantías en nombre de una discutible seguridad pertenecen también a esa ralea de ignorantes a los que se refería Galbraith. No menos que los que corean consignas antiyanquis que no expresan justificadas críticas políticas sino el inconfesable agrado resentido por los crímenes que se cometieron en Nueva York o Washington. El problema no es lo que no saben hacer sino lo que no saben ser: humanos entre los humanos, libres pero responsables, críticos pero no obsesos ni caprichosos seguidores de los archimandritas de la superstición apocalíptica. Son, ay, idiotas, aunque eso sí, suficientemente preparados.

Eduquemos mejor...o empecemos a temblar.

** El autor ha escrito Ética para Amador, entre otros libros.

Diario El Universal (México).
Lunes 14 de enero del 2002
© 2001 Copyrigth El Universal-El Universal Online

EL ARTE DE IGNORAR A LOS POBRES

Por John Kenneth Galbraith

(Traducción libre del francés por Jorge Humberto Granados Rocha, Economista U-N. , MSc. U. de Ginebra, del artículo aparecido en Le Monde Diplomatique ( octubre 2005 P. 6), basado en un texto publicado por primera vez en noviembre de 1985 en Harper’s Magazine.

Cada catástrofe "natural" revela, es necesario, la extrema fragilidad de las clases populares, para las que la vida , como la supervivencia, se encuentran devaluadas. Peor, la compasión por los pobres, golpe a golpe, mal enmascara el hecho que siempre los pensadores han procurado justificar la miseria - culpabilizando si es preciso a sus víctimas - y a rechazar toda política seria para erradicarla.


Quisiera entregar aquí algunas reflexiones sobre uno de los ejercicios humanos más antiguos: el proceso por el cual, en el curso de los años, y hasta en el curso de los siglos, nos propusimos ahorrarnos toda mala conciencia respecto de los pobres.

Pobres y ricos siempre han vivido codo a codo, siempre incómodamente, a veces de manera peligrosa. Plutarco afirmaba : " el desequilibrio entre los ricos y los pobres es la más antigua y la más fatal de las enfermedades de las repúblicas ". Los problemas que resultan de esta coexistencia, y particularmente la justificación de la buena fortuna de algunos frente a la mala fortuna de otros, son una preocupación intelectual de cada tiempo. Continúan siéndolo hoy .

Hay que comenzar con la solución propuesta por la Biblia: los pobres sufren en este mundo terrenal, pero serán recompensados magníficamente en el otro. Esta solución admirable permite a los ricos gozar de su riqueza envidiando a los pobres por su felicidad en el más allá.

Mucho más tarde, tras los veinte o treinta años que siguieron la publicación, en 1776, de la Investigaciones sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones - a principios de la revolución industrial, en Inglaterra - el problema y su solución comenzaron a tomar su forma moderna. Un cuasi-contemporáneo de Adam Smith, Jeremy Bentham (1748-1832), inventó una fórmula que tuvo una influencia extraordinaria sobre el pensamiento británico y también, en cierta medida, sobre el pensamiento norteamericano durante cincuenta años: el utilitarismo.

" Por principio de utilidad, escribió Bentham en 1789, hay que entender aquel según el cual se aprueba o desaprueba alguna acción con arreglo a su tendencia de aumentar o disminuir la felicidad de la parte cuyo interés está en juego. La virtud, y así debe ser, es autocentrada. El problema social de la coexistencia de un pequeño número de ricos y un gran número de pobres fue reglamentado en tanto se alcanzara " el más grande bien para la mayoría ". La sociedad hacía lo mejor posible para el máximo de personas, y había que aceptar que el resultado fuese desgraciadamente muy enfadoso respecto de aquellos, muy numerosos, para los cuales la felicidad no estaba en su agenda.

En 1830, una nueva fórmula, siempre de actualidad, fue propuesta para evacuar la pobreza de la conciencia pública. Esta formula se asocia a los nombres del financiero David Ricardo (1772-1823) y del pastor anglicano Thomás Robert Malthus (1766-1834): si los pobres son pobres, es por su culpa - esto se explica por su fecundidad excesiva-. Su intemperancia sexual los condujo a proliferar hasta los límites de los recursos disponibles. Para el maltusianismo, la pobreza tiene su causa en la cama, los ricos no son responsables de su creación o de su disminución.

A mediados del siglo XIX, otra forma de negación conoció un gran éxito, particularmente en los Estados Unidos: el " darvinismo social ", asociado al nombre de Herbert Spencer (1820-1903). Para este último, tanto en la vida económica, como en el desarrollo biológico, la regla suprema era la supervivencia de las más aptas, expresión prestada sin razón a Charles Darwin (1809-1882). La eliminación de los pobres es el medio utilizado por la naturaleza para mejorar la raza. La calidad de la familia humana sale reforzada con la desaparición de los débiles y los desheredados.

Uno de los más notables portavoces norteamericanos del darvinismo social fue Juan D. Rockefeller, el primero de la dinastía, que declaró en un discurso célebre: " la variedad de rosa " American Beauty " no puede ser producida, con el esplendor y el perfume que entusiasman al que la contempla, mas que sacrificando los primeros botones que crecen alrededor de ella. Lo mismo ocurre en la vida económica. No es más que la aplicación de una ley de la naturaleza y de una ley de Dios. "

En el curso del siglo XX, el darvinismo social llegó a ser considerado un tanto demasiado cruel: su popularidad decayó y, cuando se hacía referencia a él, generalmente era para condenarlo. Al darvinismo le sucedió una negación más amorfa de la pobreza, asociada con los presidentes Calvin Coolidge (1923-1929) y Herbert Hoover (1929-1933). Para ellos, toda ayuda pública a los pobres suponía un obstáculo al funcionamiento eficaz de la economía. Era hasta incompatible con un proyecto económico que había servido tan bien a la inmensa mayoría de la gente. Esta idea de que es económicamente perjudicial ayudar a los pobres se mantiene. Y, en el curso de estos últimos años, la búsqueda de la mejor manera de evacuar toda mala conciencia respecto a los pobres se hizo una preocupación filosófica, literaria y una retórica de primera línea. Es también una empresa no desprovista de interés económico.

De los cuatro o posiblemente cinco métodos corrientes para guardar buena conciencia en la materia, el primero es el producto de un hecho indiscutible: la inmensa mayoría de las iniciativas para favorecer a los pobres dependen, de una manera o de otra, del Estado.

Entonces hace carrera la idea que el Estado es incompetente por naturaleza, salvo cuando se trata de administrar el Pentágono (o la seguridad democrática. N. del T) y de involucrar los mercados públicos con empresas de armamentos. Dado que es a la vez incompetente e ineficaz, no se sabría como pedirle acudir en socorro a los pobres: Esto no haría más que aumentar el desorden y además agravaría su suerte.

Un mecanismo de negación psicológica

Vivimos una época donde los argumentos acerca de la incompetencia pública son evidentes, condenándose generalmente a los funcionarios, a excepción, y jamás lo diremos suficientemente, de los que trabajan para la Defensa Nacional. La única forma de discriminación siempre autorizada - para ser más preciso, todavía incitada - en los Estados Unidos, es la discriminación con respecto a los empleados del gobierno federal, en particular en las actividades de las que dependen la protección social. Tenemos grandes burocracias en las empresas privadas, rebosando de burócratas empresariales, pero esa es la gente buena. La burocracia pública y los funcionarios son malos.

De hecho, los Estados Unidos disponen de una administración pública de calidad, servida por agentes competentes, devotos y honrados en su casi totalidad, y poco propensos a dejarse sobrefacturar por los proveedores de llaves inglesas, bombillas eléctricas, máquinas de café y asientos de baño. Curiosamente, cuando tales infamias se produjeron, esto fue en el Pentágono...

Casi eliminamos la pobreza entre las personas de edad, democratizamos grandemente el acceso a la salud y a la atención social , garantizado a las minorías el ejercicio de sus derechos civiles, y bastante se ha hecho para garantizar la igualdad de oportunidades en materia de educación. He aquí un balance notable para gente reputada como incompetente e ineficaz. Fuerza es comprobar que la condena actual de toda acción y administración gubernamentales es en realidad uno de los elementos de una intención más vasta: declinar toda responsabilidad con respecto a los pobres.

El segundo método que se inscribe en esta gran tradición secular consiste en explicar que toda forma de ayuda pública a los indigentes sería un muy mal servicio que se les hace. Destruye su espíritu. Los desvía de un empleo bien remunerado. Quebranta las parejas, ya que las esposas, en cuanto se encuentran sin marido pueden solicitar asistencia social para ellas y sus hijos. No existe ninguna prueba que estos daños sean superiores a aquellos a los que arrastraría la supresión de los apoyos públicos. Sin embargo, el argumento según el cual perjudican gravemente a los desheredados es constantemente vuelto a cernirse, y, más grave, es creído. Esta es sin duda la más influyente de nuestras fantasmagorías.

El tercer método, vinculado al precedente, para lavarse las manos de la suerte de los pobres: afirmar que la asistencia pública tiene un efecto negativo sobre la incitación a trabajar. Según esto, se opera una transferencia de las rentas de los activos a los ociosos e inútiles, y, este hecho, desanima los esfuerzos de estos activos y animan la ociosidad de las personas perezosas.

La economía llamada de la oferta, es la manifestación moderna de esta tesis. Sostiene que, en los Estados Unidos, los ricos no trabajan porque los impuestos toman una porción demasiado grande de sus rentas. Así, arrancando el dinero de los pobres y entregándoselo a los ricos, estimulamos su esfuerzo y por lo tanto la economía. ¿ Pero quién puede creer que la gran masa de pobres prefiere el auxilio social a un buen empleo? .

¿ O qué los ejecutivos de las grandes empresas - personajes emblemáticos de nuestra época - pasan su tiempo de brazos cruzados aduciendo el motivo de que no son bastante bien pagados? He aquí una acusación escandalosa contra el ejecutivo empresarial norteamericano, quien es universalmente conocido por trabajar duro.

La cuarta técnica que permite aliviar la conciencia es poner en evidencia los efectos negativos que una confiscación de sus responsabilidades tendría sobre la libertad de los pobres. La libertad, es el derecho de gastar a su antojo , y de ver al Estado recaudar y gastar el mínimo de nuestras rentas. Aquí todavía, el presupuesto de la Defensa Nacional es cosa aparte. Para repetir las declaraciones definitivas del profesor Milton Friedman (1), " la gente debe ser libre de escoger ".

Esta es sin duda la más reveladora de todas las argucias, porque cuando se trata de pobres, no se establece ninguna relación entre sus rentas y su libertad. (El profesor Friedman postula una vez más una excepción adicional, pues, mediante el rodeo del " impuesto negativo ", que recomienda, garantizaría una renta universal mínima.) cada uno convendrá sin embargo que no existen forma de opresión más aguda, ninguna obsesión más continua, que las del individuo que no tiene más de cinco céntimos en el bolsillo.

Se oye mucho hablar de atentados a la libertad de los más afortunados cuando sus rentas son disminuidas por los impuestos, pero jamás se oye hablar del aumento extraordinario de la libertad de los pobres cuando tienen un poco de dinero que gastar. Las limitaciones que impone el sistema de contribuciones a la libertad de los ricos son sin embargo bien poca cosa comparado con el aumento de libertad que se aporta a los pobres cuando se les proporciona una renta.

En fin, cuando todos los raciocinios precedentes no bastan, sobrevive una negación psicológica. Se trata de una tendencia psíquica que, por variadas digresiones , nos conduce por ejemplo a evitar pensar en la muerte.

Hace que mucha gente evite pensar en la carrera armamentista, y con ello en la extinción probable de la humanidad. El mismo mecanismo se pone manos a la obra para ahorrarse pensar en los pobres, estén en Etiopía, al sur de Bronx o en Los Angeles. Concéntrese sobre algo más agradable, nos aconsejan entonces.

Tales son los métodos a los cuales recurrimos para evitar preocuparnos por la suerte de los pobres. Todas ellas, salvo posiblemente la última, testimonian una gran inventiva en la línea de Bentham, Malthus y Spencer.

La compasión, acompañada por un esfuerzo del poder público, es la menos cómoda de las reglas de comportamiento y de acción en nuestra época. Pero resta como la única compatible con una vida verdaderamente civilizada. Es también, en resumidas cuentas, la regla más auténticamente conservadora. No hay ninguna paradoja en esto. El descontento social y las consecuencias que puede conllevar no vendrán de gente satisfecha. En la medida en que podremos tornar la satisfacción tan universal como sea posible, preservaremos y reforzaremos la tranquilidad social y política. ¿ No es esto a lo que los conservadores deberían aspirar ante todo?

John Kenneth Galbraith.