lunes, 31 de agosto de 2009

Basura, Moscas y Perros en el Campus (I)

Hace más de 40 años, durante mi infancia en San Isidro, una hacienda ubicada frente a la cordillera de los volcanes Izalco, Cerro Verde, San Marcelino e Ilamatepec, me vi forzado a comer en comedores públicos rurales, en donde una parte significativa de la actividad de sentarse a la mesa era alejar moscas y perros. A pesar de que recuerdo con gratitud a Doña Isabel Zarceño, la señora encargada del comedor, a uno o dos amigos de mayor edad que logré hacer en esos años, especialmente Francisco Cortéz, a quien llamábamos "mapachín", y la música de las 12 en punto con la orquesta venezolana Billo´s Caracas Boy´s en la radio 630, y luego por la tarde, las canciones de Javier Solís. A pesar de todo, el recuerdo negro siguen siendo las moscas y los perros. A finales de octubre el problema de las moscas empeoraba, debido a que comezaba la temporada de recolección de café. La pulpa de café era vertida en tres lagunas pequeñas construidas para ese propósito a unos trescientos metros del comedor, y con el paso de los días y las semanas, la pulpa se acumulaba, y fermentaba, y la flota de moscas se volvía insoportable. Los perros en cambio, eran un problema permanente, hasta se podría decir que eran parte del paisaje. De alguno, inclusive recuerdo su nombre, ya que en una trifulca memorable no solo derrotó, sino que le arrancó un pedazo de oreja, al perro Bull-Dog de Miguel Cara de Angel, una especie de virrey local, quien durante la campaña electoral de 1967, expulsó a punta de pistola, al entonces candidato presidencial Fabio Castillo, de manera que el humilde perro se volvió en una especie de héroe local, ya que había propinado a la mascota, lo que mayoría de hombres hubieran deseado hacer con el propietario. Algo es algo....


A esta altura del partido, en que tengo más que confirmada mi membresía al club de los cincuenta, creía que ya no volvería a vivir experiencias semejantes a la hora de sentarme a la mesa (moscas y perros), mucho menos en el Campus de una universidad, pero cosas veredes, amigo Sancho: los universitarios que hacemos uso de las instalaciones de los cafetines, debemos soportar una plaga de perros, la mayoría traídos por empleados administrativos. Creo que este hecho supera con mucho cualquier calificación tercermundista recibida por nuestra pobre universidad. Permitir que los estudiantes, trabajadores y profesores de una universidad se vean obligados a comer al lado de perros - que en ocasiones se suben a las mesas y comen de los platos- es una verdadera infamia. Más aún, este es el botón de muestra, la peor carta de presentación del estado de cosas en la UES. Es más que evidente que las autoridades de la universidad nunca comen en los cafetines. Con esta y otras situaciones, la UES se desautoriza para criticar a otros en asuntos ambientales, de salud pública, y de respeto a la dignidad humana.



miércoles, 19 de agosto de 2009

Tererai

En 1992, Jo Luck, presidenta y activista de Heifer International, una organización de caridad basada en Arkansas que distribuye vacas, cabras y pollos a agricultores en países pobres, viajó a África. Un día se encontró sentada en el suelo con un grupo de mujeres jóvenes en una villa de Zimbawe. Una de ellas era Tererai Trent.

Al igual que muchas mujeres alrededor del mundo, ella no sabe cuando nació, y no tiene documentación de su nacimiento. Como niña, Tererai no obtuvo mayor educación formal, en parte debido a que era una niña, y se esperaba que ella hiciera tareas domésticas. Ella cuidaba ganado y atendía a sus hermanos menores. Su padre diría, enviemos nuestros hijos [varones] a la escuela, ya que ellos son los que traerán comida a la casa. El hermano de Tererai, Tinashe, fue obligado a ir a la escuela, en donde era un estudiante indiferente. Tererai rogó para que le permitieran ir a la escuela, pero no se le permitió. Tinashe traía sus libros a casa cada tarde, y Tererai se lanzaba sobre ellos, y aprendió a leer y escribir por su propia cuenta. Muy pronto estaba haciendo las tareas escolares de su hermano cada noche.

El maestro estaba intrigado, ya que Tinashe era un estudiante muy malo en clase, pero sus tareas escolares eran sobresalientes. Finalmente, el profesor se dio cuenta de que la escritura era diferente en las tareas hechas en casa y en las hechas en clase, y fustigó a Tinashe hasta que le hizo confesar la verdad. A continuación el profesor visitó al padre, le dijo que Tererai era una niño prodigio y le rogó para que le permitiera asistir a la escuela. Después de mucha discusión, el padre le permitió a Tererai asistir a la escuela durante un par de períodos escolares, pero luego la casó a la edad de casi 11 años.

El esposo de Tererai le prohibió asistir a la escuela, resintiendo su alfabetización y la golpeaba cada vez que ella intentaba practicar su lectura mirando un pedazo de algún periódico viejo. Ella odiaba su matrimonio pero no tenía escapatoria. "¿Si eres una mujer y no tienes educación, que más puedes hacer?" pregunta.

Sin embargo, cuando Jo Luck vino y habló a Tererai y otras jovenes en su villa, Luck insisitió en que las cosas no tenían que ser de esta manera. Repitió que ellas podían alcanzar sus metas, usando reiterativamente la palabra "achievable". Las mujeres captaron la repetición y le pidieron al interprete que les explicara en detalle el significado de "achievable"."¿Cuales son sus esperanzas?" preguntó ella a las mujeres, por medio del interprete. Tererai y las otras estaban perplejas por la pregunta, porque ellas en realidad no tenían ninguna esperanza. Pero Luck las presionó para que pensaran en sus sueños, y algo a la fuerza, ellas comenzaron a pensar acerca de lo que ellas querían.

Tererai tímidamente balbuceó su esperanza de obtener una educación. Luck le saltó encima y le dijo que podía lograrlo, que ella debería escribir sus metas y perseguirlas metódicamente. Después de que Luck y su grupo partieron, Tererai comenzó a estudiar por su cuenta, a escondidas de su esposo, al tiempo que cuidaba cinco hijos. A duras penas, con la ayuda de amigos, escribió sus metas en una hoja de papel: "Un día voy a ir a los Estados Unidos de América," comenzó, como primera meta. Ella añadió que obtendría un grado universitario, un grado de master y un Ph.D. - todos, sueños exquisitamente absurdos para una mujer joven, casada, que se dedicaba a cuidar cabras en Zimbawe. Pero Tererai tomó la hoja de papel y la dobló dentro de tres capas de plástico para protegerla, y la colocó en una lata vieja. Enterró la lata bajo una roca en donde ella pastaba el ganado......

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La historia de Tererai es parte del ensayo "The Women´s Crusade" publicado esta semana en el New York Times. Este ensayo ha sido adaptado del libro “Half the Sky: Turning Oppression Into Opportunity for Women Worldwide,” escrito por Nicholas D. Kristof y Sheryl WuDunn. Tal como se explica en el ensayo, el título está basado en el proverbio chino que dice: "las mujeres sostienen la mitad del cielo". Los interesados en conocer el final de la historia pueden leer el ensayo completo en el New York Times. En la actualidad Tererai está trabajando en su doctorado en la Western Michigan University.


martes, 18 de agosto de 2009

Semana 32

La semana 32 del 2009 Anno Domini, me trajo un par de esas noticias que son rarezas en estos tiempos en que el común de los mortales no conocen ni a su padre cuando pierden el control (Serrat dixit). La primera de ellas es realmente memorable. El escritor español Juan Goytisolo, a quien solo conozco por referencias, y por haber leído un par de artículos suyos en El País, rechazó el Premio Internacional de Literatura. Según sus propias palabras, debido a que "....La dotación económica del premio -los 150.000 euros- procede de la Yamahiriya Libia Popular Democrática, creada en 1969 por el golpe militar de Gaddafi. Tras un breve debate interior entre aceptar el galardón o rehusarlo, por razones a la vez políticas y éticas, me decidí por la segunda opción". Este acto insólito de Juan Goytisolo en un mundo en que la ética y la virtud no solo están pasadas de moda, sino que además son consideradas cualidades sospechosas, casi a nivel de disidencia, es un espejo en el que se deberían ver no solo los intelectuales de izquierda; sino que sobretodo los políticos y aspirantes a estadistas. Hace algún tiempo Mario Vargas Llosa escribió que con notables excepciones (siendo Benedetti la excepción que confirma la regla), la mayoría de escritores e intelectuales de izquierda, olvidan instántaneamente su anti-imperialismo en cuanto les ofrecen una de esas becas bien pagadas con las que el diablo suele comprar almas debiles o intelectuales muertos de hambre.

La otra noticia que todavía no termina, es el drama que vive el cantante colombiano Juanes por haberse metido en el lío de organizar un concierto en Cuba junto a Silvio Rodríguez. Juanes ya había organizado en el pasado un concierto por la paz, en la frontera entre Colombia y Venezuela para contribuir a aliviar la tensión entre los dos países. Pero ir a cantar a Cuba es otra cosa, ya que es una actividad vedada por la diáspora cubana para cualquiera que se mueva en el círculo de la música latina de Miami. Eso ya lo probó Miguel Bosé por mucho menos, hace unos 10 años cuando grabó un disco dedicado a los grandes cantautores, que incluía canciones de Silvio Rodríguez y Carlos Varela. En una entrevista [muy hostil] de Univisión, que pudimos ver retransmitida en un canal local este fin de semana, la presentadora le preguntó: ¿por qué un cantante con tanto éxito como Juanes desea cantar en Cuba junto a alguien como Silvio Rodríguez? Juanes respondió que se trata simplemente de un concierto, de llevarle un poco de alegría a los cubanos, que él no es político y que desde muy joven cantaba las canciones de Silvio.... Pobre Juanes, esta última confesión lo condenó, de cara al lenguaje que hablan los cubanos de la vieja guardia radicados en Miami. De todas manera, cuando un artista consagrado en el medio comercial arriesga su comodidad y seguramente su seguridad ya que vive en Miami, por un proyecto que no conlleva ningún beneficio material, uno no tiene más remedio que quitarse el sombrero (ese era más o menos el título del "polémico" CD de Bosé), e intentar comprender sus canciones, independientemente de que las presiones a que está siendo sometido o alguna metida de pata de los funcionarios de la isla, lo obliguen a abandonar el proyecto.




miércoles, 12 de agosto de 2009

Jugamos como Nunca, pero Perdimos como Siempre

Jugamos como nunca, pero perdimos como siempre, es el lugar común que los mexicanos repitieron durante muchos años para explicar sus fracasos futbolísticos. La verdad es que nuestra nacional, jugó y perdió como siempre. Desde que tengo memoria es la misma historia. En 1968, durante los juegos olímpicos, celebrados en la Ciudad de México, quizás por una mezcla explosiva de las fantasías de nuestros comentaristas deportivos, y la propaganda oficial, llegamos a creer que avanzar a los cuartos de final en el grupo C que compartíamos con Hungría (4-0), Israel (3-1) y Ghana (1-1), era pan comido. En realidad solo logramos un empate ante Ghana, y eso en El Salvador de aquella época lo lamentamos como una verdadera derrota. 40 años después, debemos reconocer que ese fue el mejor resultado internacional obtenido por una seleccción de futbol de El Salvador. Estamos hablando probablemente de la mejor generación de futbolistas salvadoreños, los mismos que lograron clasificar al mundial de 1970. En esa ocasión, de acuerdo a relatos de los propios jugadores, se vieron obligados a comprar los zapatos deportivos con su propio dinero, zapatos que resultaron inadecuados para el cesped del estadio Azteca, en donde jugaron sus tres partidos. A raíz de esa experiencia, en donde los federativos no solamente se embolsaron lo de los zapatos, sino que los jugadores nunca recibieron premio alguno por su participación, los sobrevivientes se organizaron y exigieron negociar de antemano los premios que les correspondían en caso de clasificar al siguiente mundial. La mayor parte de este grupo fue excluida de participar en selecciones nacionales, en represalia por semejante insubordinación. En El Salvador de hoy, asi como en el de hace 40 años, la historia sigue siendo la misma: la selección es un estorbo para los dueños de los equipos, y es un negocio para la mafia que maneja la federación. Por si las desgracias estrictamente deportivas fueran poca cosa, los salvadoreños hemos sido caricaturizados desde esa epoca con referencias futbolísticas. La guerra del 69 con Honduras, fue conocida mundialmente como la guerra del futbol, y los salvadoreños que ya viajaban por el mundo durante los años 70, fueron motivo de todo tipo de sarcasmos por la explicación espuria de dicha guerra. Solamente Kapuscinsky, hizo una acercamiento serio de esta y otras guerras entre pobres en su libro "Las guerras del futbol y otros relatos". La goleada histórica de 10-1, que nos propinó Hungría en el mundial del 82, es la penúltima caricatura del espejo en que se refleja nuestro futbol. Los sarcasmos no se hicieron esperar: desde entonces ostentamos el record de la goleada más grande encajada durante un mundial. Durante mi soggiorno italiano, me recuerdo que durante una cena con unos amigos en una hostería cerca de Bologna, un conocido de mis amigos, al enterarse que yo era salvadoreño, inmediatamente me señaló con el dedo y me dijo: Hungría 10- El Salvador 1. En esa ocasión, a pesar de que en general he tratado de no dejarme arrastrar, ni por nacionalismos, ni menos por las great expectations de nuestros aficionados por la nacional, a pesar de todo, debo confesar que hubiera deseado enviar a ese tipo hasta algún universo paralelo durante un cuatrillón de años, más o menos. Creo que para evitarnos todos estos daños síquicos, y colaterales, El Salvador debería retirarse unos 10 años de las competencias, tal como hizo Costa Rica en el pasado reciente....Y también pienso que los políticos deberían de intentar resisitir la tentación de salir en la fotografía con la selección cuando por accidente, o por lo que sea, por una vez en la vida no perdemos como siempre. La última caricatura de los salvadoreños a causa de su pasión por el futbol, es el dipolo Real Madrid-Barcelona. Hace unos 9 años, una pareja de amigos míos de Madrid (Carlos García y su esposa) nos visitaron, y a ellos les agradó de sobremanera que los salvadoreños nos tomáramos tan a pecho la rivalidad Real-Barcelona. En realidad este sudor de calenturas ajenas, solo ilustra de manera cruel nuestra pobreza, no solo en lo deportivo, sino que también de nuestra identidad como nación. En tiempos de la selección olímpica del 68, los salvadoreños nos dividiamos por nuestras simpatías por Aguila, FAS, o Alianza. 40 ños después, las simpatias deben repartirse entre Real y Barcelona. Muy a mi pesar debo reconocer que esta alienación llegó al extremo de provocar muertes en El Salvador, durante un clásico Real-Barcelona. A esto se reduce nuestra tragedia.......

jueves, 6 de agosto de 2009

Juan José

En un lugar de la zona del volcán de Santa Ana, de cuyo nombre quisiera acordarme, pero no puedo, nació mi bisabuelo Juan José López en la segunda mitad del siglo XIX. En El Salvador rural de aquel tiempo, se organizaban caravanas de carretas o Romerías para ir a la feria de agosto. Es fácil imaginar que aquel viaje podía tomar varios días. Mi bisabuelo, siendo todavía un niño, de alguna manera se unió a una de esas caravanas para conocer la capital, y ver la feria de agosto. Los detalles de lo sucedido se han perdido para siempre en el tiempo, pero el hecho es que cuando la Romería regresó a Santa Ana, Juan José se había quedado para siempre en este lado del paìs. Unos comerciantes de San Martín lo encontraron llorando en el centro de San Salvador, y decidieron llevar al pequeño con ellos a su regreso a la zona de San Martín, en donde Juan José creció, se casó y tuvo hijos. Unos años más tarde [posiblemente en la década de 1880] nació mi abuelo Victor Manuel López, quien tuvo cuatro hijos con Arcadia Martínez: Juan Diego, Santos, Doroteo e Inés. Mi tia Santos López, a quien conocimos durante toda nuestra vida como María (Mamaría), nació en 1908; y mi padre Doroteo López, a quién en los últimos años de su vida se le conoció como José Doroteo, nació en 1914. El hermano mayor, Juan Diego de seguro que nació con el siglo. Al final de su vida tenía también un nombre diferente, Victor. El hermano menor Inés, era un recién nacido cuando ocurrió la erupción de 1917, Mamaría, me contó en innumerables ocasiones, que el hermanito falleció porque a la abuela se le secó la leche por el susto de aquel cataclismo. Victor López, mi abuelo, tuvo dos hijos más con una mujer de nombre Rosita: Joaquín y Carmela.

Yo nací en 1955, y mi linaje, y el de todos los López, a los que pertenezco, se remonta hasta Juan José, el niño que se extravió en San Salvador probablemente en la década de 1860. Ojalá supiera más para completar esta historia, pero los salvadoreños somos tan pobres que no tenemos ni historia. Mi padre fue revolucionario, mi abuelo fue informante del gobierno en su juventud, y en su vejéz terminó peleando por Arbenz. Yo soy profesor universitario, y mi sobrino, que bien podría representar a la siguiente generación, ojalá que llegue a Chef, si la discriminación lo permite. No se cuales eran los sueños de Juan José; pero el sueño del abuelo era conocer y vivir en México. Mi padre cumplió a su manera lo sueños del abuelo, y ojalá que yo pudiera estar a la altura de los sueños de mi padre, pero aún no sabemos el final de esta historia del primer gobierno de izquierda en El Salvador.