jueves, 14 de agosto de 2008

Acerca de la Política Exterior Salvadoreña

En una escena memorable del film " El Ultimo Emperador" de Bernardo Bertolucci, un asistente le informa al joven emperador, que el gobierno títere que él encabeza, ha sido reconocido por cuatro países. ¿Quienes nos han reconocido?- pregunta el emperador - El Salvador, Costa Rica, El Vaticano....- Responde el asistente. Esa ha sido más o menos la constante de la política exterior salvadoreña. Cabe recordar aquí un poco la trama del film de Bertolucci. Las fuerzas de ocupación japonesa en la Manchuria (durante la segunda guerra mundial), deciden nombrar un gobierno títere para legitimar de alguna manera el control nipón sobre esa región de China. El Salvador, que a esa alturas parecía tener más simpatías por el eje Alemania-Italia-Japón, que por los aliados, reconoció casi inmediatamente al nuevo gobierno. Esto no debería extrañarnos, ya que en ese período, la mayoría de países de America Central eran gobernados por dictadores militares, los cuales ciertamente se sentían más cómodos con las potencias del eje, que con los gobiernos aliados (que les demandaban formalidades democráticas). El Salvador [y otros países] declararon la guerra a Alemania, hasta que la caída de esta era inminente.

Más recientemente, y no por casualidad, El Salvador y Costa Rica, fueron también los dos últimos países en retirar sus embajadas de Jerusalem, a pesar del rechazo de larga data de la comunidad internacional (incluido EE.UU.) al reconocimiento de Jerusalem, como capital política del estado de Israel. Tan solo en la última administración, han aparecido apenas algunos leves indicios de realismo político en la construcción de relaciones con los estados del medio oriente. Sería inexcusable para un presidente de ascendencia palestina, ni siquiera intentar el establecimiento de relaciones con el estado palestino. Esa sería una contribución significativa al proceso de paz en esa región del mundo. Y por otra parte una medida de mucho pragmatismo, dada la cantidad de palestinos con pasaporte salvadoreño, en las zonas ocupadas.

En el caso de la República Popular China, la política exterior salvadoreña aparece como uno de los últimos resabios de la guerra fría. A diferencia de otros estados limosneros, que mantienen el reconocimiento a Taiwan, a cambio de unas cuantas monedas, pero que al mismo tiempo mantienen relaciones a diferentes niveles con China Continental (por ejemplo; Panamá y Nicaragua); el caso salvadoreño pareciera tener una fuerte carga ideológica adicional. Como muestra un botón; Costa Rica, recientemente estableció relaciones diplomáticas plenas con China (¡solo existe una República China!); a pesar de que hasta hace muy poco tiempo, Taiwan financiaba el funcionamiento del Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica. Sin embargo la real politik hizo sentir todo su peso. China es el segundo socio comercial de Costa Rica (seguramente que las exportaciones de Intel tuvieron mucho que ver en la toma de esta decisión). Por si fuera poco, a estas alturas, China es el primer socio comercial de Taiwan. China es el futuro, Taiwan es el pasado.

Durante buena parte de los años 90, el presidente Menem de Argentina, había asumido la función de acosar y hostigar, en todas las reuniones de gobernantes, al presidente cubano. Al menos, al inicio de ese período, los argentinos habían recibido el privilegio de no requerir visa para entrar a EE.UU. Por otra parte, la economía argentina estaba dolarizada, y las medidas del consenso de Washington habían sido aplicadas casi con fervor religioso. Al terminar la era Menem, el presidente salvadoreño Flores hizo malabarismos para asumir el rol de Menem, tanto en la política doméstica; como en la función de gallito de pelea en las reuniones de presidentes. En realidad en una cumbre de presidentes en Panamá, Flores fue el primero al que le dijeron ¿Y por que no te callas? A esta fecha, El Salvador es uno de los pocos países en el continente que no mantiene relaciones diplomáticas con Cuba. A pesar de todo, nuestra línea aérea de bandera, en años recientes ha hecho buenos negocios en la isla, y algunos de nuestros diputados nacionalistas, son recibidos como si fueran de la familia cada vez que la visitan.

Además de las desventuras en política exterior, El Salvador es poseedor de un historial bastante cuestionable en términos de autonomía en los organismos internacionales. En palabras de Waldo Chavez Velasco, -el papel de los embajadores salvadoreños en los organismos internacionales, era votar siempre igual que EE.UU.- Y añadía - Eso parece fácil, pero a veces aparecían embajadores gordos obstruyendo la línea de visión, y provocaban que votaramos en contra de EE.UU. La adesión ciega a la política de Washington nos ha llevado a ser el único país latinoamericano con tropas en Irak. Honduras y Nicaragua inicialmente también enviaron tropas, pero a los pocos meses las retiraron por razones presupuestarias. Resulta curioso comprobar que los nacionales de Nicaragua y Honduras, han continuado gozando de los beneficios del TPS, de manera que la excusa TPS, carece de validez. Tampoco es válida la justificación de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. En todo el mundo (incluidos los EE.UU.) se maneja abiertamente que la guerra de Irak es ilegal . No existe nada equivalente a una coalición de tropas de la ONU. Son tropas aliadas de EE.UU. Punto. El único beneficio aparente de toda esta novela de entreguismo, podrían ser los fondos del milenio (aproximadamente $460 Millones); todo esto asumiendo que las redes de corrupción local, se mantengan invisibles a los ojos de los auditores del organismo donante. Solo los cínicos reconocen abiertamente : Estamos en Irak por que nos conviene. Pero, ¿a quién le conviene? Creo que estamos en Irak por que no tenemos definidos nuestros objetivos de política exterior. A falta de argumentos serios, nuestros pequeños gobernantes se comportan como bufones del emperador. Hace más de dos décadas, los autoproclamados republicanos nacionalistas, le dijeron de todo al presidente Duarte por el acto de besar la bandera de EE.UU. en la Casa Blanca. En comparación con los hechos actuales, el presidente Duarte se quedó bastante corto. Los dos últimos presidentes salvadoreños, no fue precisamente la bandera de EE.UU. lo que besaron...